Todo estaba listo para iniciar con mi búsqueda. El día era soleado, el cielo estaba despejado y la ventisca era suave y fresca. Subimos al auto y pensaba por donde podría empezar. La ciudad era muy grande y podían estar en cualquier parte. No había tenido ni una sola llamada desde que desaparecieron y las veces que intentaba comunicarme no me contestaban. Tomé un suspiro y encendí el auto. Mi casa que me vio crecer me decía adiós.
No sabía si algún día iba a volver a mi casa y volver a verla, pero tenía un objetivo claro sobre todas las cosas y era encontrar a mis padres. Aceleré y nos alejamos de aquel lugar. Traje conmigo unas fotos, no quería ser pesimista pero tenía un muy mal presentimiento. El primer lugar que se me ocurrió ir fue donde trabajaban. De seguro allí podría encontrar una pista. Después de 15 minutos llegamos al edificio "Intercom"; el cual era una empresa de telecomunicaciones que ofrecía Internet, televisión por cable y telefonía. Mis padres eran los encargados de dirigir el personal hacia los diferentes hogares que quisieran el servicio.
El edificio estaba destrozado, ventanas rotas, grietas en las paredes y muchas manchas negras. el interior estaba completamente destrozado; tuberías dañadas, papeles en el suelo, computadores maltratados etc. Había mucho silencio, solo se escuchaba caer gotas de agua en pequeños charcos. Mariana empuñaba una pistola 9 mm y yo mi fusil. Avanzábamos lentamente atentos a cada sonido, respirábamos por la boca para no hacer mucho ruido, la adrenalina pasaba por nuestros cuerpos, cada paso que dábamos era con supremo cuidado. El edificio constaba de 7 pisos pero lo único que buscaba era la oficina de mis padres que quedaba en el quinto piso.
El elevador no funcionaba así que nos tocó subir por las escaleras. Íbamos por el cuarto piso y un sonido nos detuvo. Ya me había familiarizado con el sonido que hacían los zombies y lo reconocía en cualquier parte. Lo primero que pensé fue en exterminarlo así que empecé a buscarlo y librarnos de él.
En aquel piso había como una especie de campamento, había leña quemada y colchones de cartón, el sonido se hacía más fuerte y agresivo. El sonido provenía de un cuarto que era de archivos, teníamos que entrar y acabarlo porque si nos detectaba podría hacer mucho ruido y alertar a los que estaban cerca.
Agarré el pomo de la puerta y empecé a abrirla lentamente, sin esperarlo la puerta emitió un chirrido fuerte y muy agudo, del susto moví la puerta con brusquedad y el zombie se dio cuenta de que alguien rondaba por allí. Mariana y yo empezamos a temblar y el caminante iba directo a la puerta, lo notaba por la sombra que había en el suelo. El corazón me palpitaba muy rápido y fuerte como si hubiese corrido mucho tiempo, la adrenalina que sentíamos ahora se nos había aumentado y queríamos salir corriendo pero era muy arriesgado. Lo único era armarse de valor y acabar con ello.
El caminante salió del cuarto y lo primero que vio fue a dos jóvenes armados lo cual significaba comida para él. Gritó fuertemente y empezó una carrera hacía nosotros. Se acercaba a gran velocidad, parecía como un toro enfadado arrasando todo a su paso, de la boca salía sangre y de su estómago colgaban sus intestinos, la cara estaba llena de hongos y hacía mucho ruido. Mariana disparó 3 y el zombie cayó al suelo con orificios en su frente. El ruido fue tan fuerte que retumbó en casi todo el piso y más gruñidos se escucharon.
—Mierda, tenemos que escondernos y rápido —Dije muy nervioso.
Fuimos al cuarto del conserje que afortunadamente no estaba lejos. Cerré la puerta y puse el seguro. Había que hacer mucho silencio para que no notaran nuestra presencia. Se sentían los pasos de los muertos y sus gemidos. Mariana estaba muy asustada y cada vez respiraba con mucha más fuerza le decía que se calmara pero no hacía caso. Temblaba como nunca y lo que hice fue abrazarla.
Un caminante accidentalmente golpeó la puerta y Mariana soltó un fuerte grito lo que enloqueció a los zombies. La puerta estaba siendo golpeada cada vez más con fuerza y Mariana se puso loca. Yo estaba temblando y desesperado. El fin para nosotros estaba tras esa puerta y con gran desespero dirigía mi mirada a todas partes de la habitación. La puerta estaba a punto de colapsar los gritos eran muchos eran muchos, Mariana lloraba, y yo buscaba una salida.
De la puerta salió una mano y Mariana estaba a punto de desmayarse. Disparé sin parar un cartucho entero del fusil pero los golpes no paraban. Todo estaba perdido. Me recosté hacia la pared y me senté en el suelo, miré hacia arriba y vi una escapatoria; una rejilla de ventilación.
—Mariana ayúdame a quitar esta rejilla —Le dije pero no me ponía cuidado. Estaba en shock.
Con mucha fuerza logré quitar la rejilla, le dije a Mariana que subiera rápido y lo hizo con mucha prisa, yo subí y al momento de empezar a entrar la puerta colapsó. Muchos zombies entraron violentamente y uno de ellos alcanzó a cogerme el pie derecho y me jalaba. La fuerza de aquellos seres era impresionante. Para estar en estado de putrefacción tenían demasiada fuerza. Estaba muy asustado y daba patadas como un niño pequeño para librarme pero no funcionaba. Veía venir un mordisco sin duda lo cual me hacía tirar con más fuerza.