Phoebe se estaba preparando para su examen físico. En dos días trabajaría con Nick si aprobaba ese examen y lo iba a aprobar, Nick se lo había asegurado.
Estaba muy emocionada con eso, ya habían pasado tres años desde que los Burkhardt la habían acogido en su casa y estaba a punto de cumplir los veinte. Aún le faltaban seis meses.
- Bueno creo que es suficiente – dice Nick jadeando -. Mañana te examinas y al siguiente comenzarás. Wu te ayudará con todo lo que necesites y nosotros también.
- Lo sé – responde Phoebe -. Voy a descansar.
La chica se marcha a su habitación a mirar apartamentos. En cuanto comenzase a trabajar en la policía quería mudarse, no porque no estuviera cómoda con Nick y Adalind, pero sentía que ya era el momento de seguir con su vida. Eso sí, no muy lejos de ellos.
La habían ayudado mucho estos tres años y para ella eran su familia, por lo menos una que recordaba. Eso también la traía de cabeza. No recordaba nada de su pasado, tan solo su nombre, su fecha de cumpleaños y la edad que tenía, nada más. Eso era frustrante.
Lo más extraño de todo era ese sentimiento de que le faltaba algo y eso era muy importante para ella. Sus sueños estaban repletos de personas, pero nunca podía ver sus caras o por lo menos cuando ella despertaba no los recordaba. Pero con el que sí que soñaba mucho era con un hombre, uno de cabellos rojos. Solo podía recordar eso de él, pero cada vez que soñaba con él su corazón se aceleraba y se sentía muy cómoda con él.
Había hablado con Adalind de él, y ella le había dicho que lo más posible sería que fuera un novio o un ser muy querido para ella. Eso la tenía en ascuas y deseaba mucho dar con él, pero no llegaba nunca.
Ella no recordaba nada de su pasado, pero alguien debía saber de ella, más nadie había intentado encontrarla. Nick se había encargado de poner carteles de ella en la red policial, para que si alguien la buscaba pudieran dar con ella, pero aún no había ocurrido nada y las esperanzas de Phoebe iban menguando con cada día que pasaba y nadie se ponía en contacto con ellos. Pero eso no le impidió tener una vida feliz, y con los Burkhardt la había tenido.
Raffe estaba muy contento. En pocos días se casaría con Isabelle y estaba todo planeado al milímetro pero sentía que faltaba algo y eso es lo que había sentido estos tres años. Pero intentaba no pensar demasiado en eso, no ahora que su boda estaba muy cerca.
Ahora se encontraba en el aeropuerto, esperando a Asmodeo. El caído había decidido volver a la ciudad en avión, ya que estaban evitando llamar la atención y si empezaban a surcar los cielos muchos empezarían a sospechar.
- Ven aquí, enano – dice As apareciendo con una maleta que deja en el suelo para abrazar a Raffe -. Has crecido mucho, Raffe.
- ¿Qué esperabas? Has estado fuera tres años.
- Había olvidado el encanto que Japón tiene – se queda un segundo en silencio, ya que le había parecido que faltaba alguien ahí con ellos. Llevaba así tres años. Cada vez que se despertaba su brazo buscaba a tientas a alguien más a su lado y lo más raro de todo es que soñaba con una chica, pero cuando despertaba no recordaba su cara. Lo más raro era que sí recordaba su olor y cuando había abrazado a Raffe le había parecido oler la misma esencia -. ¿Preparado para el matrimonio?
- Llevo preparado desde que la conocí – responde el chico.
Asmodeo se olvida de todo lo relacionado con la chica misteriosa con la que soñaba y se centra en Raffe y la boda.
Mañana sería el ensayo y al día siguiente la boda y As debía poner al día a todos y los lobos al caído.
Raffe llevó a As a la casa de sus padres. Él ya no vivía allí, hacía un año que se había mudado. Había empezado a trabajar el año pasado en el bufete de su padre, aún se estaba sacando la carrera de abogacía, pero era bueno en lo suyo y por eso decidió mudarse a un apartamento y así poder tener más intimidad con Isabelle.
- As – Mia va corriendo a abrazarlo -. Oh, te he echado de menos.
Lo mismo que le había pasado con Raffe en el aeropuerto le pasa ahora con Mia, solo que esta vez el olor era casi el mismo, solo le sobraba los toques de menta.
Tras el abrazo de Mia llega el de Joseph pero algo hace que As empiece a deambular por la casa. El olor de la chica estaba ahí. Era muy tenue, pero podía captarlo.
Los alfas lo miraron con el ceño fruncido y lo siguieron hasta la parte de arriba. As se detiene frente una puerta de una de las habitaciones. Sin pensarlo dos veces entra y se encuentra con una habitación completamente decorada de fotos. En ellas aparecían los alfas, los padres y hermanos de Mia, Raffe, Katy... estaban todos los conocidos, pero lo que más le llamó la atención a As fue una foto. En ella aparecía Raffe con cuatro años, sabía que esa foto se hizo en el claro de Warren ya que fue As quien la hizo, pero lo más raro es que Raffe no estaba solo. Una niña lo acompañaba. Aparentaba tener la misma edad que Raffe y tenían bastantes similitudes pero no se parecían.
Pasa la vista por las demás fotos y ve una en la que él sale. Estaban frente a Rousseau's y en ella aparecían Raffe, Robert, Katy, Travis y As, pero había alguien más. Una chica desconocida que estaba en medio de Raffe y Katy. Se acerca más para ver mejor esa foto y se percata de que él en esa fotografía no estaba mirando al frente, sino a la chica desconocida.
Empieza a mirar todas las fotos como un loco y en cada una de ellas aparecía la misma chica.
- ¿Qué pasa, As? – pregunta Mia.
- ¿Quién es esta chica? – pregunta señalando una de las fotos.
Mia se acerca para mirar y frunce el ceño.
- As, ahí no hay nadie.
El caído se lleva las manos a la cabeza pues creía que se estaba volviendo loco.
Vuelve a mirar por la habitación. Se le estaba haciendo cada vez más familiar y podía captar su olor en esa estancia. No se explicaba como su olfato se había desarrollado tanto. Con un gruñido se acerca a la cama, no sabía muy bien el porqué estaba haciendo eso, pero se inclina y abre el ultimo cajón de la mesita de noche, rebusca en él y encuentra un diario.