El día de las Hadas.

Primera Parte.

Saltó.

Y el aire comenzó a golpearle la cara con tanta fuerza que apenas podía respirar. Tenía que funcionar, tenía que hacerlo. Ellas se lo habían prometido.

Seguía cayendo.

Se maldijo a si mismo ¿Cómo podía ser tan estúpido? No, él lo sería una y mil veces. La vida de Caelí —su esposa— valía mil estupideces.

Seguía cayendo.

Las calles eran perfectamente simétricas entre sí. Los enrevesados patrones que formaban las calles de la ciudad solo podían ser apreciados desde la altura. Una vista habitual desde el Palacio Flotante.

Dejó de distinguir el patrón para acercarse cada vez más al empedrado de unas calles que a toda prisa tomaban grosor. Cerró los ojos.

Seguía cayendo.

Malditas hadas que lo habían engañado.

Contra todo pronóstico todo lo difícil había salido bien. Había logrado colarse en el Palacio flotante haciéndose pasar por un sirviente. Había burlado la seguridad, guardias y magos. Todo había sido logrado. Y, en el momento en que menos dudas tenía, había fallado.

Seguía cayendo.

—¿Por qué ayudar a quien nos odia así? —dijo suave voz en su oído. Era dulce y armoniosa.

Tricks abrió los ojos, anonadado. Era Sylphina, ahí estaba la pequeña hada… había aparecido. De pronto la caída se detuvo. Tricks flotaba en el aire junto a Sylphina, el hombre jadeaba con el corazón aun latiendo a mil por hora mientras la pequeña hada peli celeste lo miraba con diversión.

—La jefa no nos dijo que nos odiabas tanto —dijo Sylphina encogiéndose de hombros—. ¿Por qué pides ayuda a quienes odias tanto?

Las hadas podían ver dentro su mente, él lo sabía. Era la razón por la que la gran Reina Magmaria había accedido a su petición.

La hada estalló en carcajadas.

Por supuesto Sylphina conocía el arrepentimiento de Tricks, sabía que su odio no venía más que de la frustración y el miedo. Pero a ella le gustaba ver a los humanos aterrados y confundidos.

—Eres bastante tontito —dijo Sylphina con voz condescendiente—. Sí detenía tu caída más arriba posiblemente hubieses sido alcanzado por las bolas de fuego o por las jabalinas y flechas de los centinelas que te perseguían.

—Debo llegar con Caelí —dijo aun agitado—. Debo llevarle esto.

Extendió su mano, y reveló una pequeña gema que brillaba tenuemente de un color dorado. Una de las tantas gemas de la vida.

Sylphina puso los brazos en jarra y bufó. Ella ya sabía lo que era, había visto a Trick llegar a la corte de las Hadas del Ocaso. Lo vio llegar lleno de heridas y al borde de la muerte. Y, sin embargo, lo primero que hizo fue rechazar la ayuda y el descanso para poder ver a la reina. Necesitaba salvar a su esposa.

Su deseo era puro. Y tal como anunciaba el contrato supremo. Cualquiera que se presentará el día de las Hadas, mejor conocido como el Día del Deseo, ante la mismísima Reina tendría derecho a hacer su petición.

Tricks la había hecho. Desperado y al borde de la muerte, pero la había hecho. Una petición que iba más allá del dominio de las hadas, recuperar una vida.

Pero el fervor de Tricks, combinado con su determinación y la férrea devoción que siempre había sentido por las Hadas habían sido vistas en su alma por la Reina, quien accedió a ayudarle. No podría devolver la vida, pero si arrebataba una gema de la vida del palacio de los cielos… entonces su esposa podría ser lavada.

Y ahí la tenía. En las manos.

—Debemos salir —dijo Tricks mirando en todas direcciones.

Salir del reino de los muertos era cosa difícil, entrar ya había sido un problema. Pues solo la Reina podía abrir el camino. Ahora, con la ayuda de un hada menor que se deleitaba con su sufrimiento. Quizá no sería tan fácil concluir la tarea.

Una gran bola de fuego iluminó la oscura noche por encima de sus cabezas. Tricks trató de cubrirse el rostro, salvaguardando primero el tesoro que acababa de robar.

—Me equivoqué —dijo Sylphina chasqueando los dedos.

Pasaron varios segundos y Tricks aun no sentía el fuego consumirlo junto con las esperanzas de que su esposa retornase con él.

—Ya paso —dijo Sylphina con un tono sarcástico—. Parece que te detuve muy cerca, muy bien bajemos.



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En el texto hay: amor, magia, hadas

Editado: 21.12.2019

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