El Día Que Llovió Agua

I

En un vasto mundo donde el tiempo pasa de muy variadas formas, existe la Ciudad sin Nombre, la cual, en apariencia no es diferente a cualquier otro lugar, ya que tiene edificios altos y grises, grandes plazas comerciales donde la gente se divierte pasando de tienda en tienda y sus calles son rectas, sus habitantes son tan comunes como cualquiera, los adultos trabajan en sus fábricas u oficinas, mientras los niños juegan y van a la escuela. Lo extraordinario en este lugar son sus lluvias.

Así es, allí puede llover cualquier cosa, menos agua, aunque he de decir que este vital líquido nunca les ha faltado gracias a que llega por medio de enormes tubos subterráneos que atraviesan toda la ciudad surtiendo cada rincón del lugar. 

  Entre las lluvias más singulares que se recuerdan son aquella de chocolate donde los niños salieron a las calles para comer todo el dulce que pudieron y al final los doctores tuvieron mucho trabajo y la terrible tormenta de coches que destrozó edificios y casas, después de ese terrible fenómeno el mismo Señor de las Lluvias tuvo que bajar a pedir disculpas y jurar que jamás haría algo parecido. Otras lluvias muy recordadas son la de caramelos, pétalos de flor, incluso una donde llovió música y otra donde las ilusiones de la gente cayeron del cielo.  

Este año Sellu, así llaman de cariño al Señor de las Lluvias, ha decidido complacer a alguien con su lluvia favorita por lo que desde lo alto de su castillo de nubes pide a la gente le envíen cartas diciendo la razón de su petición y él elegirá la que más le convenza.

Al escuchar las palabras de Sellu, el mismísimo gobernador decide poner en la plaza principal un bello buzón donde la gente rápido coloca todas sus cartas.

El día en que Sellu baja de su palacio de nube a recoger las cartas se presenta una densa neblina que cubre la ciudad y cuando esta desaparece el buzón ha desaparecido.

En este momento la labor de Sellu comienza y con su magia, primero descarta aquellas que tienen deseos egoístas o ambiciosos, con esto muchas cartas son enviadas al olvido quedando un poco más de la mitad, un segundo hechizo provoca que desaparezcan aquellas que podrían provocar una terrible desgracia reduciendo la cantidad de cartas a menos de un ciento, y al final con un pequeño pase mágico descarta aquellas que no fueron escritas por corazones buenos y puros. 

Al terminar solo quedan cuatro, "Es una lástima que sea poca la gente que tiene deseos puros en este mundo" piensa, mirando las cartas que quedan en la mesa y se dispone a leerlas para elegir la mejor de todas.

La primer carta es de un médico que  pide una lluvia de medicinas para que todos los enfermos curen sus dolencias —Ese es un gran deseo y además no lo pide para sí mismo — reflexiona Sellu — pero no puedo hacer una lluvia de medicina que cure a todos, ya que cada enfermedad necesita medicamentos diferentes, tengo una mejor idea— se dirige a uno de sus estantes y toma un pequeño frasco, lo mete en una caja de nube y escribe en una hoja: 

“No puedo cumplir tu deseo para que todo mundo se cure, ya que la medicina no le caerá bien a todos, te envió este brebaje mágico que cura muchas enfermedades, es antigua por lo que incluso yo desconozco su preparación, sé que la usarás con quien en verdad la necesita”. 

Enseguida lo coloca junto al frasco y con un suspiro lo manda a las manos del bondadoso médico.

La segunda carta es de una niña que pide una lluvia de sueños, Sellu que nunca ha hecho una de ese tipo la nota interesante , pero él no sabe hacer sueños, ese es trabajo del Señor de los Sueños, así que decidido a cumplir esa petición llama a su amigo Sesu para explicarle la situación, emocionado Sesu le dice que sí es posible, pero para eso tendría que trabajar un año entero dobles turnos y que si quiere, el próximo año podrán hacer la lluvia de sueños. 

Sellu un poco triste, escribe una carta a la niña diciéndole que su deseo se cumplirá dentro de un año.

La tercera carta es de una pareja de ancianos que le piden repita la famosa lluvia de música que provocó hace 60 años con la cual se enamoraron y decidieron casarse, además servirá para que la gente joven tenga un bello recuerdo en la actualidad. 

Sellu emocionado grita:

 —¡Esta, esta, esta! Esta es la que complaceré, además la acompañaré con bellas flores para que sea más hermosa que en aquella ocasión— rápido se levanta y se dirige a donde están sus instrumentos para hacer lluvia, cuando de pronto recuerda la carta que falta —la leeré, solo por curiosidad, dudo que sea mejor que está carta .

Regresa a la mesa, abre el sobre y comienza a leer:

Querido Señor de las lluvias:

Mi carta es corta ya que debo trabajar y dispongo de poco tiempo, solo deseo que llueva agua, la única razón es mi hijo, espero comprenda.

Atentamente

Alicia

—¡Una lluvia de agua! — exclama muy extrañado — Nunca se ha hecho una igual, no por lo menos desde que yo estoy a cargo de las lluvias, además este es un deseo egoísta ya que solo lo pide por su hijo y ni que se diga lo mal escrita que está, ya que no explica sus razones, sin embargo, paso las pruebas mágicas, tal vez fue un simple descuido. En fin, lindo deseo, pero es mejor el de los ancianos, así que manos a la obra— de esta forma comienza los preparativos para la lluvia de música con flores.



#16873 en Fantasía
#3591 en Magia
#23185 en Otros
#6897 en Relatos cortos

En el texto hay: cuento, magia, infiantil

Editado: 27.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.