El Diario De Ana Frank

DIARIO DE ANA FRANK (parte 4)

Jueves 9 de julio de 1942

Querida Kitty:

Nos pusimos  en camino bajo una lluvia tupida, papá y mamá llevando cada cual una bolsa de provisiones llena de toda clase de cosas colocadas de cualquier modo, y yo con mi bolsón repleto a reventar.

Las personas que se dirigían a su trabajo nos miraban compasivamente, sus rostros expresaban el pesar de no poder ofrecernos un medio de transporte cualquiera; nuestra estrella amarilla era lo bastante elocuento.

Durante el trayecto, papá y mamá me revelaron en detalle la historia de nuestro escondite. Desde hacía varios meses, habían hecho transportar, pieza por pieza, una parte de nuestros muebles, lo mismo que ropa de casa y parte de nuestra indumentaria; la fecha prevista de nuestra desaparición voluntaria había sido fijada para el 16 de julio. a raíz de la citación, hubo que adelantar diez días nuestra partida, de manera que íbamos a contentarnos con una instalación más bien ridumentaria. El escondite estaba en el inmueble de las oficinas de papá. Es un poco difícil comprender cuando no se conocen las circunstancias; por eso, tengo que dar explicaciones. El personal de papá no era numeroso los señores Kraler y Koophuis, luego Miep, y, por último, Elli Vossen, padre de Elli, y los dos muchachos que le secundaban en el depósito no habían sido puestos al corriente de nuestro secreto.

el edificio está constituido de la siguiente manera: en la planta baja hay un gran amalcén que sirve de depósito. al lado de la puerta del almacén está la puerta de entrada a la casa, detrás de la cual una segunda puerta da acceso a una escalerita. subiendo esta escalera, se llega ante una puerta, en parte de vidrio esmerilado, en el que se lee Contabilidad en letras negras. es el escritorio que da al canal; una amplia sala, muy clara, con archivos en las paredes, y ocupada por un personal actualmente reducido a tres. ahí es donde trabajan, durante el día, Elli, Miep y el señor Koophuis. Atravesando una especie de vestuario, donde hay un cofre y un gran armario que contiene las reservas de papeles, sobres, etc., se llega a una pequeña habitación bastante oscura que da al patio; antes era la oficina del señor Kraler y del señor Van Daan, y ahora es el reino del primero. Además, puede llegarse a la oficina del señor Kraler por una puerta vidriada al final del vestuario, que se abre desde el interior de la oficina, y no desde afuera.

Por la otra salida de la oficina del señor Kreler hay un corredor estrecho, y se pasa enseguida por delante de la carbonera y, subiendo cuatro escalones, se llega al fin al aposento que es el orgullo del inmueble, en cuya puerta se lee: Privado. Allí se ven muebles oscuros e imponentes, el linóleo cubierto de hermosas alfombras, una lámpara magnífica, un aparato de radio, todo de primer orden. Al lado de esta habitación, una gran cocina epaciosa, con un fogón de gas con dos hornillas y una pequeña caldera para baño. Al lado de la cocina, el WC. Ese es el segundo piso.

En el corredor de la planta baja hay una escalera de madera blanca, al cabo de la cual se encuentra un rellano que forma también corredor. Allí se ven puertas a derecha e izquierda; la de la izquierda lleva al frente de la casa, donde hay randes habitaciones que sirven de depósito y almacén, y de allí puede subirse al desván. Puede llegarse también a las habitaciones delanteras por la segunda puerta de entrada, trepando por una escalera empinada, bien holandesa, como para quebrarse todos los huesos.

La puerta de la derecha lleva a nuestro anexo secreto. Nadie en el mundo sospecharía que esta simple puerta pintada de gris disimula tantas habitaciones. Se llega a la puerta de entrada subiendo algunos peldaños; al abrirla, se entra en el anexo.

Frente a esta puerta de entrada, una escalerea empinada; a la izquierda un corredorcito lleva a una habitación que se ha transformado en el hogar de la familia así como en la alcoba del señor y la señora Frank; al lado, un cuarto más chico es el estudio y la alcoba de las señoritas Frank. A la derecha de la escalera hay una habitación sin ventana con mesa de tocador para las abluciones; hay también un pequeño reducto donde se ha instalado el WC., lo mismo que una puerta con acceso al dormitorio que yo comparto con Margot.

Al abrir la puerta del relleno del tercer piso, sorprende encontrar tanto espacio y tanta luz en el anexo de una casa tan vieja; las casas que bordean los canales de Amsterdam son las más antiguas de la ciudad. Esta gfran habitación, equipada con una cocina de gas y un freagadero, que antes sirvió de laboratorio, está destinada a ser el dormitorio de los esposos Van Daan, así como cocina, sala, comedor, estudio o taller.

un cuartito pegado al corredor servirá de alcoba para Peter Van Daan. Hay un desván tan grande como las habitaciones que sirven de depósito en el piso de abajo. Y ya te he mostrado en su totalidad nuestro hermoso "anexo secreto".

Tuya,

ANA

Viernes 10 de julio de 1942

Querida Kitty:

Seguramente te he aburrido con esa larga y fastidiosa descripción de nuestra nueva vivienda, pero aun así me parece importante que tú sepas dónde hemos venido a parar.

Ahora, la continuación de mi relato, porque, claro, no había terminado. Tan pronto como llegamos a la casa sobre el Prinsengracht, Miep nos hizo subir al anexo. Cerró la puerta detrás de nosotros y quedamos solos. como había llegado en bicicleta antes, Margot nos guardaba ya. Nuestra gran habitación, así como las otras, se encontraban en un desorden inimaginable. Todas las cajas, trasladadas al escritorio en el transcurso de los meses procedentes, yacían en el suelo, sobre las camas, por todas partes. En el cuartito, ropa de cama, frazadas, etc., se apilaban hata el techo. Había que ponerse a trabajar inmediatamente, si queríamos dormir esa noche en lechos docentes. Ni mamá ni Margot se hallaban en condicionesde cooperar; se dejaron caer sobre los colchones, agotadas y desdichadas. Mientras que papá y yo, los "ordenadores" de la familia, queríamos comenzar al momento.




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