El Diario de Angela Scott

Querido Abuelo

Capítulo 7

 

Desde que contaba con 6 años mama yenis me llevaba con ella a una finca que había sido heredada de su madre, quien entrego a cada uno de sus hijos una parte de sus terrenos para que todos estuviesen a gusto sin pelearse por darle a unos si y a otros no.

Sin embargo, Vanessa le vendió su parte a mama yenis, ya que ella no se veía metida en un monte dañándose las uñas, por lo que mama yenis aprovecho ese terreno y construyo unos pozos para peces por petición de Kevin, quien decidió entregarse al campo; y en la parte heredada construyó un rancho para poder empezar desde algo antes de iniciar con la construcción de la que ahora sería su hogar.

Cada sábado, luego del medio día, ya nos encontrábamos listo para viajar a la finca, la cual quedaba a dos horas de viaje en carro; Kevin solía llevarnos los sábados luego de salir del trabajo, aunque había veces en la que nos llevaba los viernes al medio día y esto cuando se encontraba bastante desocupado.

 Además de que así aprovechaba para ver a mi papá quien rara vez sabía de mí, mientras que yo me mantenía al tanto de cada problema en el que se encontraba, como la vez que se compró una moto y por conducir con los efectos del alcohol se accidentó perdiendo 5 de sus dientes o lo que la familia denomino a la moto"la odontóloga", o la vez que se quedó dormido mientras bebía con sus supuestos amigos y le robaron todo lo que había trabajado hasta el pequeño cacharrito de Nokia con el que solía llamar.

Así estuvimos hasta que me encontraba en el grado de 9 en secundaria, donde empezaban a dejarme al cuidado de mi abuela y mi abuelo sin saber lo que ocurría al quedar solo nosotros tres. Mi abuelo era el encargado del desayuno, mi abuela del almuerzo y yo de la cena; sin embargo, mis abuelos no se llevaban nada bien, mi abuela solía maltratar a mi abuelo tanto psicológicamente como físicamente, por lo que yo era la por decirlo así mimaba y defendía.

Pero luego me di cuenta de que esto no había sido más que un error de mi parte, ya que lo único que hice fue alimentar su deseo sexual por mí.

Un viernes por la noche, luego de haber realizado todas las tareas asignadas por mama yenis antes de irse a la finca, me encontraba en la habitación de ella, porque mis abuelos se estaban quedando en la que antes era mi habitación, por lo que yo pase a estar en la misma que mama yenis; preparaba la cama para desvelarme nuevamente como todos los fines de semana viendo la serie de aliados y despertarme tarde al día siguiente tipo 11 de la mañana.

Llevaba de pijama una bata corta, esta que me quedaba unos cuantos dedos debajo de mis nalgas, dejando notar mis muslos; pero solo la usaba dentro de mi habitación cuando ya era hora de ir a cama y evitaba ser vista de esta manera por petición de mama yenis a lo que yo estaba totalmente de acuerdo.

Me acosté en la cama adentrándome en las sabanas de esta misma, las cuales se sentían frías y frescas al hacer contacto directo con mi piel, así que simplemente la amontonaba toda en medio de mis mulos y sentir todo ese fresco en ellos.

Dormía con la puerta cerrada para evitar que me molestaran cuando estaba en medio de un capítulo de la serie, pero esto al parecer solo fue una excusa para alguien quien se encontraba debajo de mi mismo techo.

A pocos minutos de dar por terminado el capítulo 35 me sentí bastante cansada, así que desistí de continuar la maratón, además sería abuso si continuaba porque eran las 4 de la mañana. Coloque debajo de la almohada la tablet que había sido a mamá yenis como regalo de docencia, pero que esta no utilizaba por no tratar mucho con la tecnología aprovechándome yo de esa situación.

Calculando mal o bien habrían pasado 10 minutos cuando siento unas manos, recorrer mis piernas desde los pies hasta mis muslos, teniendo como lugar de llegada mis glúteos; rápidamente abro mis ojos y levemente levantándome note la silueta de mi abuelo quien se encontraba encima de mí con sus manos posicionadas en mis caderas.

 

Ángela: ¿Ortiz? ¿Qué crees que haces? Dije mientras tomaba sus manos e intentaba separarlas de mi cuerpo

Ortiz: ¿por qué tienes que provocarme con esos vestidos que tienes?

 

Sus manos empezaron a subir hacia mis pequeños pechos que apenas estaban en crecimiento

 

Ángela: voy a llamar a la abuela y le diré lo que estás haciendo si no me sueltas en estos momentos

Ortiz: No seas tonta... no pierdas saliva y tiempo en eso, ella no te va a creer ni una sola palabra y eso lo sabes muy bien

Y era cierto lo que había dicho, mi abuela solía ser amable conmigo constante, pero luego de un tiempo a tener preferencia entre sus nietos que ya trabajan y la verdad no le veo nada de malo a amar el dinero, pero en este caso si porque al tener ese cambio su codicia había crecido al igual que su odio por todo y todos y mucho más al encontrarse en una casa que no era suya, todo esto se reducía a desquitarse conmigo por lo que le sucedía y está era una de las razones de porque permanecía más en el cuarto.

Sus manos empezaron a recorrer y lo único que podía sentir en ese momento era repugnancia, un viejo que era familia mía tocaba mi cuerpo como si le perteneciese y lo único que podía hacer era callarme todo.

 

Ortiz: me alegra que seas obediente porque si sigues con tu arrogancia no tendré más que encargarme a mi manera.

 

Fuese la manera que fuese, no quería saberlo en lo más mínimo, el mero echo de que ya estuviese tocando mi cuerpo era asqueroso.

Se subió un poco más a la cama y con ambas manos subió la bata dejando al descubierto mis bragas y mis pechos que por motivos de comodidad no constaban de tops en las noches. Con uno de sus dedos bajo mis bragas hasta deshacerse de ellas por completo, tomando con una de sus manos mis dos brazos, evitando que actuara con ellos en su contra en algún momento.




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