No sé si lo dije antes, y si lo hice lo repito. Mi “esposa” es hermosa.
El invierno transcurrió tranquilo, dándole paso a una primavera esperanzadora. Los árboles se cubrieron de hojas, las plantas despidieron su magnífico perfume y los animales regresaron a corretear por el bosque.
La primavera nos llenó de una gran alegría e ilusión. Nos demostró que, a pesar de todo, el mundo continuaba girando. Sin importar la sangre derramada, sin importar las muertes y las atrocidades, el mundo seguía. Volvía a renacer, más hermoso que antes. Nos daba esperanzas de que todo iba a ir mejor. De que quizás podríamos empezar de nuevo allí, formar una comunidad si encontrábamos más gente y vivir tranquilos en la medida de lo posible.
Cumplí doce años, aprendí a utilizar armas y a colocar trampas. Lima y Alejo oficializaron su noviazgo, y el corazón de Adrián se rompió un poquito. Damián logró conquistar el duro corazón de Eduardo. La abuela Josefina demostró tener una gran sabiduría y bondad, y Thalía ser más divertida de lo que parecía. Con el tiempo nos íbamos queriendo y protegiendo como una familia.
Así pasó el tiempo. Un año y un poco más vivimos en paz. No quiero aburrirte relatándote las pequeñas aventuras en el bosque con los chicos, o las noches que pasábamos todos despiertos hasta tarde jugando viejos juegos de mesa. O como Adrián y Lima insinuaban que mamá y Carlos tenían algo, y les cantaban cada vez que los veían juntos. O como me enamoré profundamente de la chica que tenía novio, esa hermosa y genial muchacha de cabellos rubios que iluminaba el mundo cada vez que sonreía. O como Damián y Eduardo comenzaron una relación, a pesar de que Eduardo no quería confesarlo al principio porque tenía miedo de perder lo que había encontrado en este mundo destruido. O esa vez en la que Adrián, Alejo y yo nos disfrazamos y asustamos a las chicas una noche de tormenta.
Y como, aunque ninguna persona llegó a nosotros y todo a nuestro alrededor fuera caos, fuimos felices. A nuestro modo en nuestro pequeño mundo aparte.
No hay tiempo para esas cosas.