Esa noche tuve un sueño sobre lo que fui, esta vez estaba en una cabaña con un sujeto que parecía ser mi amigo, tenía el pelo café, ojos cafés claros, era un poco más alto que yo, tenía unos 30 años y sentía que yo también tenía la misma edad; su nombre venía a mi mente de manera muy borrosa, como si algo en mí bloqueara ese recuerdo. Estábamos sentados en una mesa bebiendo cerveza y discutiendo.
-James, sé lo que los humanos le hicieron a tu familia pero sabes que ese dolor puede ser sanado.
-No menciones a mi familia, ellas ya están en un mejor lugar, y no hay manera de que este dolor sea sanado.
-Claro que hay una manera James...la piedra filosofal...
Desperté muy intranquilo pensando sobre lo que pasó en mi sueño, la piedra filosofal... Y además no podía creer que tuviera una familia, pero no recordaba sus nombres, estaba enfadado de no poder recordar quién era mi familia. Aún era temprano decidí ir a entrenar al bosque. Había muchos árboles fuertes y eran perfectos para mí entrenamiento, sentía una rabia muy grande, ¿Mi familia en verdad fue asesinada por humanos? Por esos humanos como Maximillium, Allice o Annie...no podía creerlo y dejándome llevar por la furia sin darme cuenta en mis manos brotaba la misma energía física que vi en Alexander, la que usé contra el Cold Hunter, no podía creerlo, mi furia empezaba a despertar mis poderes antiguos, pero entonces si me descontrolaba podía causar la destrucción que vi en mis sueños.
Estuve entrenando un par de horas antes de regresar a casa, decidí pedirle a Annie que me dejara pensar un poco por el día de hoy. Llegué a la mansión Cleever y vi a Annie que saldría con Maximillium y me dejó libre por ese día, era perfecto para que pudiera pensar bien a solas. Decidí ir a la ciudad a comer algo, caminando por el bar de Howard vi que estaba abierto y decidí entrar, era extraño que estuviese abierto en el día.
-James buenos días
-Hola Howard, ¿Por qué tienes abierto a esta hora?
-Ahora también servimos comida en el día yo estoy aquí solo un rato en el día y luego voy a descansar para la noche.
-Ya veo, por un momento pensé que ya no servirías esa cerveza celestial.
-Claro que sí y más a ti a quien nos ha salvado de esas bestias, he visto cómo te has enfrentado a ellas y debo decir que es admirable James.
-Gracias Howard y bueno puedes ofrecerme algo para comer por favor
-Claro James ¿Qué te sirvo?
-Un filete de carne por favor.
-Ya sale James toma asiento.- Me senté en una mesa cerca de la ventana, ese era mi lugar favorito, de pronto alguien se sentó en mi mesa.
-Hola James- Era una voz femenina que apenas ha recordé. Volteé a ver quién era y para mi sorpresa...
-Hola Rosaly cuanto tiempo sin verte
-Demasiado James, me preocupaba no verte de nuevo, después de esa noche no sabes cómo te he extrañado.
-Me siento alagado Rosaly pero he estado muy ocupado lo siento
-Claro James, te entiendo espero pronto podamos estar juntos de nuevo- me guiñó el ojo y se fue, en ese momento Howard trajo mi filete.
-Aquí tiene James, espero le guste y aquí le dejo un tarro de cerveza en el día no la sirvo pero por ti James hago una excepción.
-Muchas gracias Howard eres el mejor.
-Gracias y bueno tengo que irme, nos vemos después.
-Seguro Howard cuídate.- El filete estaba delicioso, nunca había probado una comida tan deliciosa, era un filete acompañado con papas y una ensalada deliciosa. Terminé de comer y le di un trago grande a mi cerveza cuando escuché un nombre repugnante.
-Señor Kokone, bienvenido- En ese momento casi escupí toda la cerveza que había tomado.
Maldición- pensé- ¿Qué hacía ese maldito aquí?
El bar de Howard era como mi santuario personal donde podía estar tranquilo y en paz, lo peor de todo fue que Alexander venía con Allice, en ese momento quise matarlo por maldito. Giró su mirada hacía mí, ambos nos vimos con cara de odio y miradas asesinas, pero esa bella escena no podía durar mucho automáticamente alguien interrumpió nuestras miradas de odio.
-James que gusto verlo aquí- dijo Allice- No sabía que frecuentabas este lugar.
-Sí señorita Allice, yo tampoco sabía que cierto niño mimado venía aquí- miré a Alexander burlándome con mi mirada.