El Diario de James Mildway

CAPITULO XXXVII: HERMANOS

-James- dijo Annie feliz y me abrazó- me siento feliz de verte James. - Abracé a Annie sin pensarlo.

-Annie me alegra de que estés bien. -Vi a Kokone.- Kokone tú…

-No digas nada Mildway, escuché todo lo que este maldito te dijo. Ahora solo me importa que Allice esté bien.

-Allice se encuentra bien. - dije feliz al ver a Allice.

-Sí James muchas gracias por estar con nosotras.

-Annie necesito que te lleves a Allice-dije preocupado.

-No Mildway tú defiéndelas, yo mataré a ese maldito de Rivens, además estás demasiado herido.

-No espera- Sin escuchar Alexander empezó a atacar a Peter. -Annie necesito que se queden lo más alejadas de él.

-Me quedo contigo James. -dijo Annie.- yo protegeré a Allice también.

-De acuerdo Annie solo…-me acerqué a ella y la besé. - solo cuídate por favor.- Corrí contra Peter y ayudé a Kokone a pelear.

-Mildway necesitamos acabar con él rápido. - dijo Alexander jadeando.

-Lo sé Kokone pero no seas estúpido y dime por qué cambiaste de opinión después de casi matarme.

-Mildway no es momento para eso, simplemente escuché lo que éste maldito dijo, y ahora sé la verdad y ese maldito no es mi hermano.

-Vaya que sentimentales son ustedes dos, me dan asco. - dijo Peter empuñando su espada negra.- Ésta espada es una imitación de la piedra sabes, por eso su brillo es rojo, ahora ustedes morirán por ésta espada.

Empezamos a luchar contra Peter chocando espadas tanto Alexander como yo, Peter se defendía y peleaba de manera increíble, chocábamos nuestras espadas con esa extraña espada negra, Alexander tenía un gran manejo de la espada Cleever y de su espada propia, yo tenía que seguirle el paso aunque me doliera todo el cuerpo ya que no podía dejar solo a mi amigo, seguimos peleando cada vez más intensamente hasta el punto de poder cortar el aire con nuestros movimientos, a cada golpe era un peligro de morir, Peter peleaba demasiado bien a pesar de que estaba en desventaja numérica, el hecho de tener el cuerpo de Peter Kokone le daba una ventaja increíble, a cada segundo cortábamos más y más el aire provocando heridas en los tres, yo estaba cansado pero la determinación de Kokone me hizo ignorar mi sufrimiento físico y seguir luchando, a pesar de que era una situación de vida o muerte, me sentía feliz porque estaba luchando al lado de Alexander, era ya parte de mi familia era parte de las personas que me importan y una persona a quien debo defender.

-Eres mi hermano Alexander.- dije en voz alta y seguí peleando con más fuerza gracias a eso, dentro de mí sentía un cambio que iba aumentando mi energía, era la fuerza de las personas a quien yo amo y a quienes quería proteger, la fuerza de Elizabeth, la fuerza de Martha, la fuerza de Alllice, la fuerza de Alexander, la fuerza de Maximillium Cleever y la fuerza de Annie… Seguimos luchando a la par contra Peter Rivens, él nos apartó con su enorme fuerza y Alexander y yo estábamos cansados después de todo.

-Kokone…gracias por estar a mi lado, aunque me odies para mí tú eres muy importante.

-No es hora de andar con sentimentalismos Mildway, aún debemos acabar con ese maldito.

-Siguen con sus tonterías sentimentalistas, me repugnan ambos. - Peter se lanzó contra nosotros y pateó a Alexander apartándolo de mí. -Es hora de que mueras James. - En ese momento Peter alzó su espada para acabar conmigo.

- ¡James! - Alexander se puso en medio y la espada de Rivens atravesó su estómago…lo vi caer en frente de mí…

- ¡ALEXANDER! - escuché el grito de Allice y Annie al unísono, yo no podía creer lo que estaba viendo…

-Vaya que estúpido el sacrificarse.

-Ko…Kokone…- solo lo vi en suelo…-Alex…- en mí se manifestó todo, en mí estaba el poder definitivo.

Grité lleno de rabia y odio en mí nació esa fuerza que había despertado en las arenas, mi energía llenó todo el lugar.

- ¡ERES UN MALDITO ASESINO RIVENS! ¡MATASTE A AMIGO! - grité lleno de odio hacía al que una vez llamé amigo. De mí brotaba un poder muy grande que hacía que el aire a mi alrededor empujara a todo lo que había cerca. - ¡YO NUNCA TE PERDONARÉ MALDITO! ¡JAMÁS TE PERDONARÉ LO QUE HAS HECHO CON MI HERMANO!

Mis manos empezaron a crear algo muy poderoso, una espada única como ninguna, la espada forjada de la mismísima piedra filosofal…



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En el texto hay: ciencia ficcion, romance, fantasa

Editado: 05.04.2020

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