El Diario de James Mildway

CAPITULO XXXVIII: LA ÚLTIMA BATALLA

Mi amigo Alexander Kokone estaba en el suelo sangrando, yo estaba de pie sin expresión, podía sentir el llanto de Annie y Allice por Kokone, el lugar estaba lleno de la energía de la piedra filosofal, en mis manos una espada color rojo con una hoja muy gruesa y afilada, sentía el poder emanando de ella.

- ¡Vaya James, al fin me la muestras, la piedra filosofal y la hiciste un arma! -En mis ojos solo había ira y odio.

-Mataste a mi familia, a Eli y a Martha, has matado a mis amigos y a mi hermano Alexander, jamás te perdonaré maldito. - Hice un movimiento con la espada y corté su mejilla solo con viento.

-Vaya eso me dolió, por fin serás amable y me darás la piedra.

-Te mataré con ella maldito.

Empezamos a pelear su imitación de la espada filosofal era poderosa, era hora de probar el poder de la verdadera piedra. Empezamos a chocar espadas y solo energía brotaba del choque de nuestras espadas, mientras nuestras espadas chocaban los recuerdos de mi mente se liberaban como si el choque de las espadas cortara los candados de mis memorias. Veía lo que había pasado cuando mi familia murió.

Los recuerdos venían a mi mente y supe la verdad de todo. Estaba en el suelo con lágrimas en los ojos después de ver lo que había pasado con mi hogar y con mi familia y alguien se acercó a mí.

-James Mildway, mi nombre es Peter Rivens, has perdido a tu familia, pero hay una manera para recuperarla.

-Recuperar a mi familia…dímela…

-La piedra filosofal, debes matar a los humanos que le hicieron esto a tu familia.

-Si es por mi familia…lo haré.

Seguimos luchando, seguimos chocando nuestras espadas y podía ver que en los ojos de Peter también venían los recuerdos que yo veía, todos aquellos momentos que compartimos la mesa, ellos se convirtieron en mi familia, me hicieron reír después de lo que había pasado, buscábamos la piedra mientras vivíamos juntos. En mi mente llegó el recuerdo de cuando estábamos a punto de atacar la antigua Deryville.

-James éste es nuestro último objetivo y podremos traer a tu familia de vuelta, necesitamos la piedra filosofal, pero hay un guerrero increíble en este pueblo, un Cleever necesitamos ir con cuidado.

Recordé el ataque a la aldea y también nuestra derrota ante la familia Cleever y vi al tatarabuelo de Maximillium Cleever, eran muy parecidos, recordé también las palabras que me dijo antes de encerrarme en mi propio poder.

-Joven alquimista alcanzaste el poder de la piedra filosofal pero por tanta sangre en tus manos ella te niega su poder, nunca podrás usar su poder hasta que controles lo malo en ti por ello no me queda de otra más que encerrarte hasta que tu alma sea digna y la piedra va a purificar tu espíritu, ahora duerme cuando despiertes podrás ayudar a este mundo y por tu bien he de bloquear tus memorias, algún día merecerás el poder de esa piedra hasta entonces debes ser sabio y mucho.

Entendí el por qué Peter nunca pudo usar la piedra, a pesar de que él tenía las manos manchadas de la misma sangre que yo, él no era digno de usar la piedra, por ello obligó a la piedra y por eso no pudo controlar su poder máximo. Seguimos chocando espadas hasta que el impacto fue tal que ambos salimos disparados contra las paredes.

-Dime James cómo se siente el poder absoluto, el poder de la piedra filosofal.

-Te seré honesto, si no te mato no creo valga mucho la pena.

-Bien entonces no sabes usar bien el poder de la piedra.

-Al contrario, te mostraré el poder que tiene. - Hice que la espada cambiara de forma y se alargara más, toqué el suelo con la espada e hice que Annie, Allice y Alexander estuvieran a salvo alejados de nuestra pelea, con la piedra tenía completo control de la materia.

-Bien James ahora muéstrame el poder que deseo.

Ahora que todos estaban a salvo podía pelear con toda seguridad y sin contenerme, empecé a chocar mi espada con la suya, aún no estaba acostumbrado a tanto poder, mi mano estaba muy pesada por la espada, no estaba aún acostumbrado a este poder, chocamos nuestras espadas a tal punto de que podíamos desgarrar la el viento y todo alrededor gracias al poder inmenso de las piedras que poseíamos, con cada choque venía más daño a mi cuerpo, no sé cómo Rivens podía soportar el poder incompleto, seguimos chocando nuestras espadas una y otra vez, mientras me desgastaba con cada golpe pude sentir que Elizabeth y Martha estaban conmigo apoyándome de nuevo, sentía una fuerza más grande en mí y en la espada lo cual me ayudaba a controlar poco a poco el poder de le piedra, pensé en Annie y en Allice, y seguí soportando el poder, sentí que Alexander estaba conmigo, solté una lágrima y seguí peleando a cada segundo con más y más fuerza. De la espada filosofal hice una bola de fuego y la lancé, Peter la bloqueó con su espada, pero yo no me rendiría, seguí disparando una y otra vez diferentes ataques elementales, podía ver que Rivens estaba cansado, pero también yo.

-Bien James, ahora debemos acabar no crees ya duró bastante nuestra pelea.

- No hay de otra manera, acabaré contigo de una vez maldito desgraciado.



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En el texto hay: ciencia ficcion, romance, fantasa

Editado: 05.04.2020

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