Visitar aquella casa.

Lina aún tenía vagos recuerdos de la casa de Katy, había ido a visitarlas unas cuántas veces, especialmente en su habitación.

Estaba animada, por fin iría a la casa de su ex mejor amiga después de tanto tiempo.

"¿Subiremos a un transporte público?" cuestionó intentando no hacer una mueca.

La alta asintió, hacía demasiado sol para solo caminar, un bus las llevaría rápidamente y no habría necesidad de sudar por caminar. Un pequeño detalle se le había olvidado, la rubia no había tomado un carro público, no había forma que una niña rica siquiera hubiera caminado hasta el paradero. Pero tomar un taxi hasta su hogar le iba a resultar un poco caro, bien que ese dinero podía gastarlo en otra cosa.

"Quiero decir, solo no estoy acostumbrada, pero si he usado este medio de movilización un par de veces" habló la rubia, apretando suavemente su celular.

Y esas palabras causaron que los ojos de Katy se abrieran de sorpresa, la niña clasista que alguna vez conoció parecía esfumarse lentamente, el hecho de que Lina confesara todo eso mientras estaba nerviosa y no enojado cambió la imagen que ella tenía sobre la rubia, tal vez si había cambiado en esos años.

Tan pronto como el carro llegó, Lina jaló del brazo de Katy y le extendió un billete de diez soles al conductor, este lo atinó a decirle que había cobrador y que siguieran normal.

Esta vez fue el turno de Katy de llevarla hasta el asiento de al fondo, exactamente en la esquina que estaba cerca de la puerta trasera del vehículo. Una vez que la rubia tomó asiento, la de los ojos verdes se acercó a ella.

"¿Cómo es que tú ya subiste a un transporte público antes?" preguntó con curiosidad.

Lina rodó los ojos, aquel suceso estaba relacionado con lo que había pasado en sus primeros años en secundaria, por lo que era estúpido hablar de ello, era revivir esas tonterías en su mente.

La contraria se dio cuenta de la reacción de su acompañante y prefirió cambiar de tema, la rubia podía llegar a ser un tanto despiadada si algo le era irritable.

"Sigues convenciendo a la gente con dinero, supongo" comentó cruzando los brazos.

Katy era consciente de que una niña rica iba a seguir siendo niña rica y eso era predecible, debería estar rodeada de las que eran verdaderamente sus amigas en vez de alguien que le hizo casi todo el jardín imposible.

El cobrador apareció en ese justo instante, impidiendo que la rubia pudiera contestar y comenzar así una discusión en un carro, Lina sacó su billetera y le pagó sin decir nada, el pasaje escolar era algo fijo sin importar el lugar.

"¿No tienes sencillo?" preguntó el señor revisando en su bolsillo, apenas había salido a trabajar después de lidiar con su resaca toda la mañana.

"Quédate con el vuelto" respondió Lina, mirando atentamente las calles.

El hombre dudó un momento, luego acató la petición y volvió a la puerta principal, hablando para ganar más pasajeros.

La alta no pudo evitar echar su cabeza atrás, si bien su familia no se permitía lujos pero tampoco sufrían escasez, podían salir y gastar de vez en cuando teniendo en mente que llegarían a casa y habría suficiente comida para sentirse sastifecho. Sin embargo, el tema del ahorro y esquivar gastos innecesarios era algo importante, un billete de veinte soles era lo suficiente para comprar un buen menú y tener energías por el resto del día, solo darlo y no sentir ni una pizca de remordimiento te hacía alguien algo insensible con la evidente pobreza que recorría al país. Pero igual se quedó callada, cada quién decidía qué hacer con su dinero, no iba a cuestionar a una persona que tenía una vida acomodada pensar en los demás, no tenía caso.

Su celular vibró con brevedad, indicando un nuevo mensaje.

"Ya dejé el almuerzo en casa, hoy llegaré tarde porque tengo trabajo, puedes prepararte algo para la cena o comprar con el dinero de la mesa"

Era su padre, muy al contrario de su madre, su progenitor parecía un hombre acabado, tal vez porque siempre estaba encerrado en una oficina y no teniendo una rutina de ejercicios como su esposa. Pero el hecho de que trabajará dentro de un gran edificio no le empedia preparar el almuerzo de vez en cuando, su padre tenía una sazón exquisita, muy a diferencia de su madre, que a duras penas sabía cocinar.

"Está bien, cuídate y buena suerte en el trabajo"

Una vez que contestó el chat, volvió a apagar su celular, revisar sus redes sociales y otras notificaciones le eran innecesarias.

Posteriormente, el carro llegó hasta el paradero y ambas estudiantes bajaron casi al mismo tiempo. Lina estudió cada centímetro de la calle, su antiguo vecindario había cambiado, aunque aún tenía aquellos establecimientos que seguían funcionando tradicionalmente.

Aquella nostalgia se iba apoderando de ella en cada paso, las pequeñas cuadras tenían un árbol en cada esquina, tal y como lo recordaba. Abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta de que la panadería donde comió un postre junto a su mejor amiga seguía intacta, definitivamente era una señal, de volver su amistad con la de los ojos verdes y ser inseparables por el resto de los días.

"Si quieres comprar algo, te recuerdo que ya tenemos un molde entero de pay de manzana" recordó Katy, señalando la caja que llevaba.

Lina negó con diversión, quería ingresar a aquel local, pero también quería visitar la casa de su mejor amiga, era curioso, estaba segura de que Katy solo la consideraba su amiga actualmente, pero para ella la chica alta seguía siendo su mejor amiga.

Y cuando llega la hora de volver al pasado, cuando Katy abría la puerta con su llave, Lina se tensa, sus músculos se contraen por el nerviosismo. Finalmente se abre la puerta y la sensación de familiaridad inunda el ser la de la rubia, el aroma a comida y las decoraciones de la casa daba un sentimiento hogareño, podía sentirse cómoda por completa.

Un pequeño gato gris emitió un maullido, acercándose a ellas mientras que balanceaba su cola en señal de emoción.