El diario de Katy.

Presentación del grupo.

El sol apenas se asomaba por el horizonte cuando Katy se despertó al sonido suave de la alarma de su celular. Otro día comenzaba y tenía que llegar temprano para evitar sellos rojos de tardanza.

Se estiró perezosamente, disfrutando del último resquicio de sueño antes de comenzar su día. Se cambió rápidamente con su informe escolar que constaba de un pantalón y un polo, con la casaca de promoción.

Bajó a la sala, su padre ya estaba ocupado en la cocina. El olor a tostadas recién hechas y café flotaba en el aire, envolviendo la casa en un aroma acogedor.

Katy sonrió. Su padre siempre se levantaba temprano para preparar el desayuno, una rutina que nunca fallaba. A diferencia de su madre, quien solía bromear diciendo que sus habilidades en la cocina no iban más allá de hervir agua, él era un verdadero maestro culinario. Desayunar juntos era una tradición diaria, un momento que ambos compartían y disfrutaban.

Bajó las escaleras y, al llegar a la cocina, vio a su padre frente a la estufa, manejando la sartén con habilidad. Su madre, una mujer enérgica y apasionada, profesora de educación física en una escuela primaria, estaba sentada en la mesa, revisando unos papeles. Ambos se miraron con ternura cuando Katy entró, y ella sintió ese calor familiar que siempre la rodeaba.

"¡Buenos días, cariño!" saludó su madre con una sonrisa mientras su padre le servía un plato de huevos revueltos con tostadas y jugo de naranja.

Katy se sentó a la mesa y comenzó a comer. Sus padres hablaban de sus planes para el día, de cómo la madre de Katy tenía que supervisar una competencia deportiva en su escuela, mientras su padre comentaba sobre el trabajo en la oficina. Era una conversación ligera, llena de cariño y comprensión. Los dos siempre se habían mostrado afectuosos entre ellos, sin temor a expresar su amor frente a su única hija. Ese ambiente cálido era algo que Katy valoraba profundamente.

Después de terminar el desayuno, Katy se despidió de sus padres y se preparó para ir al colegio. Se lavó los dientes y se lavó el rostro, con agua fría para despertar completamente.

Mientras caminaba hacia la puerta, su madre la llamó.

"Recuerda, Katy, si necesitas hablar de algo, siempre estamos aquí para ti"

Katy asintió y les lanzó una última sonrisa antes de salir. Su mente ya estaba en lo que tendría que enfrentar ese día en la escuela.

El colegio estaba bullicioso como siempre, con estudiantes llenando los pasillos, riendo y charlando antes de que sonara la campana. Estar en una institución mixta y pública a veces podía ser todo un desafío, las malas influencias parecían estar tan solo en la esquina.

Cuando Katy llegó, notó las miradas furtivas que algunas personas le dirigían, pero estaba acostumbrada, normalmente las chicas tenían el cabello largo pero ella lo tenía tan corto a la altura de su oreja, bien que podría pasar por un chico si quería.

Lo que no estaba acostumbrada era la atención que Lina estaba recibiendo. Se había dado cuenta de la presencia de la rubia tan solo al girar y ver como estaba con el cabello suelto y el celular en su mano.

Desde su llegada, Lina había captado la atención de muchos. Su cabello rubio y sus ojos azules, sumados a su aire de superioridad, habían provocado una mezcla de admiración y envidia. Los chicos la miraban con interés, algunos incluso se atrevían a lanzarle comentarios coquetos, mientras que varias chicas parecían ansiosas por ser sus amigas. Sin embargo, había un grupo que la observaba con ojos críticos, susurrando a sus espaldas y lanzándole miradas de desdén. Para la rubia lo último no había pasado desapercibido, si no fuera porque la alta le estaba observando, bien que hubiera hecho de todo para humillar a esas chicas.

Katy la observó mientras caminaba por el pasillo, rodeada por algunos estudiantes que trataban de ganarse su favor. Había algo en la forma en que Lina interactuaba con ellos, una frialdad calculada que contrastaba con la imagen de la amiga que Katy recordaba. Aún así, no podía evitar sentirse intrigada por ella, deseando entender quién era realmente Lina ahora. En un primer momento pensó que seguía siendo la misma presumida de siempre, la chica perfecta, pero desde au confesión de ayer podía entender que ella tenía problemas familiares.

"Chicas, tenemos que hablar" dijo Katy cuando llegó a su grupo de amigas, refiriéndose a Úrsula y María.

Úrsula, con su cabello rojo vibrante y su actitud siempre preocupada por la moda y las celebridades, levantó una ceja, interesada. María, con su largo cabello negro y su enfoque en los estudios, simplemente asintió, esperando a que Katy continuara.

"Lina va a estar con nosotras a partir de ahora" anunció Katy, observando las reacciones de sus amigas.

María lo aceptó sin más. Para ella, la llegada de Lina no significaba nada, siempre y cuando no interfiriera con su rutina. Sin embargo, Úrsula no pudo ocultar su disgusto. Se agarró el cabello con una mano, fulminando a la recién llegada con la mirada. Había estado desde primaria con Katy y esta le había contado muchas cosas sobre Lina en ese entonces, por lo que solo la podía etiquetar como alguien que había causado un gran sufrimiento en su amiga.

"¿En serio, Katy? ¿Tenemos que soportarla ahora también?" dijo Úrsula con un tono frío, sin molestarse en disimular su desdén.

Katy frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, Lina se acercó al grupo, sonriendo con ese aire de confianza que parecía exasperar a Úrsula aún más.

"Hola, chicas" saludó Lina, mirando a Katy primero, luego a María, y finalmente a Úrsula.

La tensión en el aire era palpable. Úrsula la miró de arriba abajo, cruzando los brazos y soltando una risa seca.

"Qué suerte la nuestra, ¿no?" comentó Úrsula con un sarcasmo evidente. "Ahora tenemos a la Barbie rubia en el grupo. ¿Qué sigue, Katy? ¿Nos hacemos todas operaciones para vernos como ella?"

Lina sintió cómo la sangre le hervía, pero se contuvo, aquella bronceada estaba faltandole el respeto continuamente y eso rebasaba su paciencia. Sabía que responderle a Úrsula de la misma manera no le ganaría ningún punto con Katy. Así que, en lugar de replicar, esbozó una sonrisa forzada y decidió ignorar la provocación, sentándose detrás de Katy y echándose en la silla.



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En el texto hay: diario, lesbiana, chicas amigas

Editado: 08.11.2024

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