Brasov, Rumanía, 6 de mayo 1985
Para cuando amaneció ya no sabía qué había ocurrido, si había sido real, o si el viaje me había jugado una muy mala pasada.
Tenía la cabeza apoyada sobre la almohada, pero no dormía, simplemente miraba el reloj junto a mí.
Por fin sonó la alarma. Me levanté y fui al baño para asegurarme de que mi aspecto no era tan malo como creía. Cielos, era mucho peor, el pelo desgreñado cayendo sobre mis hombros, las ojeras y la piel blanca me daban un aspecto enfermizo, y la camiseta llena de sangre no ayudaba.
Volví a sentir un fuerte dolor de estómago que me hizo doblarme a la vez que lo sujetaba con las manos tratando de ahogar los gemidos.
"¿Qué me habrá hecho?" me pregunté, aunque era obvio, empeorarme la úlcera.
El simple hecho de pensar que tendría que volver al médico, donde me meterían aquel tubo por la boca y que dependiendo de como la vieran me operarían o no me ponía realmente nervioso.
Me senté en la cama esperando que se me pasara un poco el dolor, pero viendo que no era así, decidí seguir con lo mío e ignorarlo.
Me vestí y me arreglé un poco. Guardé la camiseta llena de sangre en la maleta y fui hacia la puerta, fue entonces cuando descubrí mi chaqueta, la que le había dejado a María, allí tirada. Me acerqué a ella y la recogí. La estudié un poco con la mirada antes de ponérmela. A quién voy a engañar, sí que tenía otra, pero esta era la más caliente. Bajé a recepción, donde me esperaba un antiguo amigo.
_Cuanto tiempo Lucifer.
_Y que lo digas_ dije subiéndome al coche.
_Terminaste la universidad y te largaste a Los Ángeles, eso no se hace.
_Siento no haber venido antes. ¿Sabes cómo está mi abuela?
_Como su nieto, hecha un rabo de lagartija_. No pude evitar reírme ante el comentario_. ¿Vas a verla?
_¿Cómo no?
_Se alegrará mucho de verte. Y dime, ¿qué te traes entre manos? Porque no creo que haya sido la nostalgia lo que te ha traído así.
_No, un exorcismo.
Ioan me miró con una mezcla de asombro y desconcierto.
_¿Qué? ¿Te has hecho sacerdote? Pero, ¿ podrás soportarlo? En tu época aquí no.
Yo me reí.
_No me he hecho sacerdote.
_Ya decía yo, si decías que te ibas a Los Ángeles a ver si pillabas, ¿pillaste?
_Alguna.
_Y ahora te trae un exorcismo dices.
_Sí, acompaño a un grupo de demonólogos, estoy haciendo un reportaje.
_Háblame de ellos, ¿no? ¿Cómo es el jefe? ¿Es el típico cura siniestro?
_No, no, María no es nada siniestra, al contrario.
_¿María? Claro, ya entiendo que vayas con ellos.
_No es lo que crees, esto es trabajo.
_¿Está en el hotel?
_Pues claro.
_¿Me la presentas?
_No.
Ioan estalló en carcajadas.
_Eso es que es guapa. O al menos a ti te gusta_. Yo no contesté _. Quien calla otorga.
_No está interesada.
_¿Cómo lo sabes?
Me encogí de hombros.
_Está muy centrada en su trabajo.
_Bueno, háblame de ella un poco.
_¿Qué quieres que te cuente?
_¿Cómo acabó una demonóloga trabajando con alguien llamado Lucifer? _ preguntó entre carcajadas.
_Qué gracioso.
_Vale, en serio, ¿cómo es? De momento sólo sé que es rubia.
Yo lo miré intrigado.
_¿Cómo sabes eso?
Él se rió.
_Hay un pelo rubio en tu chaqueta, y el tuyo es castaño, luego es de otra persona, supongo que de ella. ¿Te has acostado con ella? Si es así, estás perdiendo facultades, el Lucifer que yo conocía no dejaba ni rastro tras una noche loca, y las tenía.
Yo sonreí.
_No hemos hecho nada, tenía frío y le presté la chaqueta.
Vi que sonreía.
_Que caballero.
Me encogí de hombros.
_Estoy preocupado por ella, está muy apagada desde que llegamos.
_Lucifer preocupado por una mujer, eso promete, a ver si te vas a estar enamorando de la caza demonios esa.
_Tal ves sólo esté madurando Ioan.
_¿En qué sentido?
_Llevo ya mucho tiempo dando tumbos, quiero estabilizar mi vida.
_¿Y eso ahora?
_Beni, un compañero del grupo estuvo hablando conmigo, tiene treinta y cuatro años, una novia, un trabajo... Y quiere formar su familia.
_Sí, pero él tiene treinta y cuatro años. Lucifer, tú tienes veintiséis como mucho.
_Veintisiete en tres meses.
_Ya ves, tienes toda la vida por delante, disfruta ahora. Además, con una demonóloga. ¿Qué quieres? ¿Compartir tu vida con Lucifer o Belcebú?
_En ningún momento he dicho que la quiera a ella.
_Tampoco es necesario.
Por fin llegamos a nuestro destino. Bajamos del coche y seguí a Ioan hasta los establos.
_Te puedo dejar dos caballos.
_Perfecto.
_¿Te acuerdas de montar? A caballo digo.
Yo le sonreí.
_Perfectamente.
Sobre las diez estaba de vuelta en el hotel con los dos caballos.
Los primeros en salir fueron Gabriel y Beni.
_¡Toma! ¡Menudos caballos se crían en Rumanía! _exclamó Beni.
Yo le sonreí mientras desmontaba.
_Menos mal que hemos traído sólo lo imprescindible, y mochilas_ dijo Gabriel.
_Ya os lo dije.
Se acercaron a los caballos.
_¿De dónde los has sacado?
_Son de un amigo.
_¿Sabes montar? Porque nosotros no.
_¿Pues no lo has visto, Beni? _ dijo Gabriel.
_¿Y María? Deberíamos irnos ya_ dije.
_Estaba buscando una cosa, ahora baja.
_Vale, voy a recoger mis cosas, a ver si me la encuentro.