El diario de Mirella

Día 22 (martes)

La mejor forma de evitar presentar una tarea, era decir que estaba enferma o ir al baño y tardarme mucho en volver. En mi caso, era más conveniente el ir al baño, la táctica de la enfermería ya había hizo usada por otro estudiante de mi salón en ese día en el curso de matemática.

Magaly no había entrado a esa clase y me sentí muy agradecida de no verla.

Aún tenía unos minutos para estar encerrada en el baño. La campaña no sonaba y todavía faltaba cerca de una hora para el receso.

Desde adentro del baño se escucha mucho ruido afuera, como si dos chicas estuvieran discutiendo. Yo me encerré en uno de los cubículos, la posibilidad que entren al baño para arreglar sus diferencias a golpes era alta.

Desde mi escondite vi a Laura 'la patrona', la líder de uno de los grupos de chicas buscapleitos de grados superiores, y estaba arrastrando a otra chica al baño, una mucho más pequeña que ella y de grado inferior.

Era Magaly quién Laura empujada.

Sentí, por primera vez, compasión por ella. Nadie merece despertar los insanos deseo de Laura, sus deseo de golpear hasta dejarte sangrando.

Laura acorraló a Magaly en la pared del baño. Magaly en todo momento tenía una actitud sumisa y relajada, como si supiera lo que Laura haría.

—Te extrañaba, preciosa —dijo Laura.

Laura besó a Magaly, y esta no puso residencia.

Los besos de Laura se veía que era de una mujer experimentada. Magaly correspondía con dificultad.

Laura no sólo besaba sino tocaba. Tocaba por debajo de la ropa los senos de Magaly, en forma circular. Laura estaba jugando con los pechos hasta que se aburrió de su propio juego. Removió la ropa y dejó los senos fuera del brasier de encaje rosado de Magaly.

Laura besó los senos de Magaly, y mordió el pezón, con cierta fuerza sin llegar a lastimarla. Magaly tenía sus ojos vidriosos.

Laura le quitó el resto de ropa, la dejó desnuda y a su merced. Magaly están acorralada en la pared, esperando que Laura termine de jugar con ella.

Laura sacó de su mochila varios juguetes sexuales. Yo estaba abochornada. No quería mirar su acto sexual, pero era imposible no escucharlas cuando estaba escondida a unos metros de ellas.

—¿Cuál quieres? —preguntó Laura.

Magaly parecía estar meditando.

—El consolador —respondió Magaly.

—¿Cuál de los dos?

—El que tiene arnés.

Laura parecía estar complacida.

Escuché el leve sollozo de Magaly y las fuertes embestidas de Laura con el juguete.

Miré por la puerta entreabierta de mi cubículo como Magaly era penetrada por Laura, que usando el juguete que era como un cinturón con un pene de dimensiones promedio. Laura no dejaba de mamar de los pechos de Magaly.

Era una imagen perturbadora y excitante. Nunca había estado con nadie de esa forma íntima y ni siquiera había pensado en estarlo hasta que llegó Rosa, y al mismo tiempo Magaly.

Magaly fue mi primer acercamiento sexual, aunque yo no lo provoqué, así que era un poco difícil mirarla estando con otra mujer, cuando hace pocas semanas me incitó a tocarla.

Suspiré.

Magaly podría verme incitado por su propio placer y ahora lo había obtenido de Laura, que al parecer disfrutaba mucho del cuerpo de Magaly. Yo sólo tenía sentimientos por Rosa, pero esa inquietud que me provocaba ver a Magaly en los brazos de otra era asfixiante.

Laura dejó deslizarse a Magaly por la pared, esta se notaba satisfecha por las expresiones de placer de Magaly. Guardó el arnés consolador y sacó otro juguete. Un juguete que sorprendió a Magaly y a mí. El juguete era un cinturón con un pene, pero no era para penetrar sino para ser penetrada.

Me sonroje.

Laura colocó el cinturón a Magaly, haciendo que el pene entrará en ella. Magaly hizo un gesto de incomodidad, pero no se negó. El cinturón tenía una llave que Laura guardó después de asegurarse que el juguete estaba bien colocado en Magaly.

—Te veo en la salida, preciosa —dijo Laura.

Laura se despidió de Magaly besando sus labios, y después cada uno de sus senos.

Magaly estaba sola y yo no sabía si era prudente salir o no. Ella estaba desnuda con el consolador en su interior y estaba por recoger su ropa, arreglarse para salir del baño.

—¿Así que ella es tu novia? —pregunté




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