El diario de Mirella

Día 28 (lunes)

Estaba emocionada. Quería llegar rápido al colegio, por primera vez deseaba estar allí. Quería ver el rostro de Rosa, quería ver su sonrisa y escuchar su dulce voz chillona llamándome.

Marco estaba en el salón en su asiendo mirando con aburrimiento a todos, y suspirando de vez en cuando. Rosa no estaba. Me acerqué a él para saber cuál era su malestar, aunque siendo lunes podía entender que no quería estar allí.

—¿Qué pasó ahora? —pregunté.

El me mira y se pone más triste.

—Rosa ya me dijo que están. Todos tienen a alguien menos yo.

Pude notar que no era uno de sus juegos, estaba siendo serio. Suspiré. Él era mi amigo desde la primaria, no puedo evitar tener un fuerte lazo con él y siempre que está de bajón, yo también lo estaba.

—El problema es que eres tan coqueto que es imposible que una chica te tome en serio, Marco —dije—. A las chicas no les gustan los tipos que van alagando a todas por igual, sino a quién que sea especial sólo con ellas.

Marco me miró expectante.

—Enséñame —dijo—. Yo quiero tener una linda novia.

Rosa estaba entrando al salón, dejó la mochila y fue directamente a tomar mis manos. Me sonrojé. Ella podía ser muy directa en sus muestras de amor, aún me costaba aceptarlas en público.

—No sé —dije.

No tenía ninguna experiencia conquistando chicas. Mi primera enamorada era Rosa y con ella no necesité entrar en coqueteo porque el gusto fue mutuo.

—¿Qué pasa? —preguntó Rosa.

Marco le dijo su problema y yo me quedé impresionada cuando ella dijo que podía ayudarlo, no sé si ella tendría experiencia con otras mujeres, pero sus palabras me dieron a entender que sí. Por primera vez me sentí incomoda en su presencia.

Nunca pregunté más de lo necesario sobre su vida. Estaba curiosa y reticente a conocerla.




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