Siento que me falta el oxígeno, no puedo respirar, sé que es una pesadilla pero no puedo despertar, se lo que sigue, ya lo viví una vez pero, por más que quiero mi mente no reacciona, es como si lo único que le importara en este momento es el miedo, el miedo te paraliza y en este momento es eso lo único que siento, un miedo atroz por ver lo que sigue, por seguir dormida o por despertar y darme cuenta que la realidad es mil veces peor que mis pesadillas.
Desperté bañada en sudor, con la respiración acelerada, el oxígeno se niega a entrar a mis pulmones, mi habitación esta fría. Me levantó y me dirijo con paso lento al baño, lavo mi cara con agua fría y observo los trozos de vidrio del último espejo que quebré. Salgo del baño con paso lento mientras mi alarma suena, hoy es mi primer día de clases en una escuela nueva, con un nombre nuevo y una vida nueva, donde mi pasado está escondido en lo más profundo de mi mente, de donde no pienso dejarlo salir nunca más.
Salgo de mi cuarto, entro a la cocina y me envuelve el silencio, me preparo un té mientras observo fijamente el reloj como deseando que se detenga el tiempo, nunca he sido muy buena en las mañanas pero, ahora que mis adorados sueños se convirtieron en pesadillas detesto dormir, si por mi fuera no dormiría nunca, porque cuando duermes eres vulnerable a todo y algo tan simple como una pesadilla puede acabar contigo.
Tomo el té en mis manos y vuelvo a mi cuarto a alistarme para salir de mi departamento, escojo la primera ropa que veo que consiste en una camisa de cuadros negros y blancos de manga larga, unos vaqueros negrosm mis vans negras, una bufanda y mis confiables guantes que me acompañan a todo lado siempre, dejo él te a un lado de mi cama y me visto, ato mi pelo en una trenza ,tomo mis llaves y salgo de mi departamento a comenzar mi nueva hermosa vida, nótese en sarcasmo, en el instituto silvery moon.
El día esta nublado y corre una brisa fresca pero, según leí aquí siempre es así. Mi departamento queda cerca del centro de la ciudad, pero bastante alejado del nuevo instituto donde estudiaré, así que mis representantes legales hablaron con el director del instituto para que se me permita quedarme de lunes a viernes en las habitaciones del instituto y volver a mi departamento los fines de semana; aunque no estoy muy feliz con la idea, acepté porque llevarles la contraria sólo me causaría problemas a mí.
Llamo a un taxi y espero a la orilla de la calle a que llegue y diez minutos después un taxi se detiene frente a mí.
-Es usted la que solicito un servicio de taxi señorita- la voz del taxista me saca de mis pensamientos, me le quede viendo con cara de pocos amigos pero, aun así, trato de ser cortes, así que simplemente asiento con la cabeza y entro al taxi. -Lléveme al instituto Silvery Moon por favor - mi voz salió muy baja, sin embargo, al parecer el taxista si me entendió, ya que, se me quedo viendo unos segundos y puso el vehículo en marcha.
Se instaló un silencio incomodo que no pensaba romper, así que simplemente me dedique a ver por la ventana y pensar en lo mucho que a cambiado mi vida y como termine en un instituto en medio de la nada con personas que no conozco y una vida que no quiero.
-Señorita, señorita- salgo de mis pensamientos para volver a ver al taxista que me está viendo con él ceño fruncido y es cuando noto que ya llegamos al instituto, vuelvo a ver al señor y saco de mi cartera una gran cantidad de dinero y se la tiendo -quédese con el cambio - me vuelve a ver con los ojos como platos pero, no le doy tiempo a protestar porque yo ya he agarrado mi maleta y salido del vehículo.
Me detengo frente a las instalaciones y las observo detenidamente, son grandes, parece más un castillo de la época colonial que una institución, el frente es totalmente de un rojo ladrillo con ventanales enormes y está rodeado totalmente por un bosque. Me dirijo a paso firme hacia la entrada sin poner atención a los estudiantes que se me quedan viendo y murmuran entre ellos sobre mí, llego a la entrada y observo alrededor buscando algún rotulo que diga secretaria o recepción pero no veo más que estudiantes que van de un lado a otro y se me quedan viendo como idiotas.
-Disculpe, se encuentra perdida señorita-vuelvo a ver a mi derecha y hay un chico no muy alto, de pelo café y ojos avellana, escondidos detrás de unos lentes, al parecer me le quede viendo mucho tiempo porque su rostro se puso como un tomate y empezó a ver hacia todos lados para evitar verme a mí. -Si disculpa busco la secretaria pero, no veo ningún rotulo- el me vuelve a ver con una sonrisa y me dice -por dicha yo sé dónde está sin necesidad de un rotulo y te puedo guiar si quieres- me le quede viendo tratando de buscar segundas intenciones en su mirada pero, como no vi nada extraño decidí seguirlo.
-¿Eres nueva?-me pregunta -sí, me transfirieron hoy- me dio una sonrisa y cuando iba a agregar algo me interrumpió -ya llegamos, bienvenida a secretaria.
Una mujer delgada pero con pelo bastante canoso y unos lentes, se nos quedó viendo y parecía bastante enojada -en que puedo ayudarlos- estaba a punto de responderle que dejando de ser tan amargada cuando el chico a mi lado me volvió a interrumpir -ella fue transferida hoy y necesita su horario- la secretaria me vio de arriba abajo con mirada despectiva, luego, sin decir nada, se volvió y empezó a buscar en su computadora hasta que encontró lo que buscaba y lo imprimió, se volvió y me tendió la hoja que acaba de imprimir y me dijo -está en la clase 4-B y más le vale no llegar tarde porque no se le perdonara por ser nueva- seguido de eso se volvió y nos ignoró, el chico y yo empezamos a caminar por el pasillo y el me quito el horario y lo leyó -empiezas con química así que te llevare a tu aula porque queda cerca de la mía- y empezó a caminar mientras me devolvía mi horario, yo lo seguí porque simplemente no quería perderme, y cuando llegamos a un aula donde decía química, él se volvió y se me quedo viendo, estaba a punto de agradecerle y entrar cuando me volvió a interrumpir -no te he dicho mi nombre así que me llamo James, James Blair, mucho gusto- y me tendió la mano, yo considere si dársela o no pero él me había ayudado, así que le agarre su mano y le dije -yo me llamo Am, Am Steel.