“Siempre hay una primera vez”, una típica frase que no deseaba escuchar en esos momentos, un dolor que no esperaba que viniera de un miembro de mi propia familia, sí, en mi caso no hay un chico o una chica de por medio, hay una compatibilidad de sangre y extremo cariño entre el agraviado y el agraviador. Para ser sincero, ninguna persona me había roto el corazón, al menos no de esta magnitud, recuerdo algunas pedradas con esas intenciones, pero nada más; y como ya lo dije, no esperaba que la primera vez provendría de esa fuente, esperaba que fuera un tóxico el que hiciera caer mi mundo a pedazos, más sin embargo estaba tan enfocado en esa dirección que bajé mis defensas en los demás puntos de ataque, me confié y no vi venir tal agresión, nunca me han roto el corazón en una relación, pero eso no significa que mi corazón no pueda ser roto por otras personas, porque claro que es posible, y se siente de la fregada.
Cualquier obra de cristal, una piedra puede quebrar, cuando hablamos de algo tan vulnerable como lo es el corazón, hay material para rato, puede ser herido de mil formas y por direcciones muy distintas una de la otra, lo único que considero que varia en esto es la forma y el tiempo de sanación, el tiempo de cicatrización de la herida, porque no hay cirugía plástica aquí, la cicatriz no se elimina, se aprende a vivir con ella.
Tu corazón puede romperse en el momento que menos esperas y por cosas que ni siquiera imaginas; voy a permitirme plasmar una anécdota personal de hace unos meses, yo me encontraba viendo la popular serie “Merlín”, es una serie que se terminó de grabar hace un buen de años ya, pero pues yo apenas tuve la oportunidad de verla, y es de saberse que la fantasía me encanta, y todo lo que está relacionado a la magia pues más, de manera que anhelaba verla, en fin, total que comencé con esa travesía, y desde el primer capítulo me atrapó, desde la primera escena me envolvió en toda su magia, salir de ahí me sería casi imposible, pero no fue necesario averiguarlo porque de verdad quería verla; bueno, para no hacer el cuento largo digo que yo llegaba de trabajar o si tenía algunos minutos libres pues me ponía a ello, devoraba un capítulo y me seguía con otro, me desvelaba y madrugaba para verlos, entonces pues a ese ritmo me estaba acercando muy prontamente al final, a ese punto yo ya la amaba, y aquí viene la pregunta que tal vez muchos se harán ¿qué pasó?, pues lo que pasó fue que como era de esperarse, llegué al final de la línea, el final de la historia, y sinceramente haya preferido no llegar, el final me destrozó el corazón de una manera que no imaginan, me derrumbó por completo, ni siquiera lo que acaba de pasar con un miembro cercano se compara a lo que sentí aquella vez, y es lo más irónico del mundo, porque eso es algo fantástico, algo actuado, esto es la vida real, más sin embargo, esa última escena partió mi corazón en mil pedazos, me la pasé llorando toda la noche en mi cama, no podía sacarme de la cabeza esas imágenes, el dolor fue tan grande que hasta dio paso a la creación de un poema que se titula “Oh dolor” y que se encuentra en este espacio, yo tenía que sacar todo mi dolor de alguna forma, o algunas formas ya que una sola no fue suficiente; conforme la iba viendo yo iba haciendo notas mentales de algunos capítulos que una vez habiéndola terminado yo me regresaría a ver, pues no pude en ese entonces y hasta la fecha no puedo hacerlo, el solo ver al personaje, feliz y despreocupado en ellos me vuelve a romper el corazón el solo hecho de pensar cuál es su triste y desgarrador final; yo me sentía devastado, no podía cesar de llorar, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, yo tenía el corazón roto, y en esos momentos no tenía fuerzas, ganas ni cabeza para atender a nadie más que no fuera mi corazón, yo necesitaba consolarlo, de la manera que fuera, el daño estaba hecho, lo único que quedaba era acostumbrarse al dolor, porque hasta la fecha me sigue doliendo, y es muy probable que alguna que otra lágrima se me escape y moje las teclas que escriben todo esto, yo sigo sin poder volver a ver un capítulo de esa serie, y no sé si algún día pueda hacerlo.
Luego de todo este choro, explico que mi punto con todo esto es que cualquier cosa, cualquier persona, puede romperte el corazón, y no te puedo decir que te prepares, uno no se prepara para eso, porque es casi imposible, son eventos sorpresivos, y aunque los presientas o intuyas, el dolor es imposible de imaginarse, tal vez puedas acercarte, pero jamás podrás visualizar a ciencia cierta tal dolor.
Aunque parezca algo irreal o incluso tonto, mi experiencia más fuerte con este tema a lo largo de toda mi vida ha sido precisamente esa, nada me había hecho sentir tan roto por dentro, y como un consejo lo único que puedo decir es que saques todo, si quieres llorar, llora, que no te importe si te ven o no, si te juzgan o no te juzgan, dejemos de separar o restringir las emociones debido al género, todos somos humanos y por lo tanto sentimos la mismas emociones, tal vez no con la misma fuerza porque para todos es diferente, pero las sentimos a final de cuentas, desistamos de pensar y decirle a un chico que no puede llorar por el solo hecho de ser un hombre, tenemos que aprender a soltar y dejar atrás estereotipos estúpidos, estereotipos que bloquean las emociones de una persona, creencias que disfrazan la personalidad de alguien, ideologías que roban libertad, debemos llevar nuestro pensamiento al siglo XXI, porque de otra forma nos quedaremos estancados, en un siglo y una época que tal vez no es la nuestra, que tal vez nuestros allegados ascendientes nos obligaron a absorber.
Solo relájate, desahógate, las heridas siempre se cierran, solo recuerda que si ponemos de nuestra parte más pronto lo harán, si la curamos, si la limpiamos, si aplicamos los tratamientos necesarios la herida va a cicatrizar, y tú aprenderás a caminar con ella, ¿y cuándo sabrás que ya lograste caminar con ese dolor en tu corazón?, pues simplemente cuando logres llorar con él sin que uno ni otro se derrumbe.