Me siento perdido,
no encuentro sentido,
no soy capaz de distinguir el camino;
respiro y no vivo,
despierto o dormido,
me sigo sintiendo vacío.
Camino triste y desolado,
irónico el mantener mi sonrisa a diario,
preguntándome, ¿cómo puedo hacerlo?,
si por dentro me estoy muriendo.
Deseos y anhelos,
me mata la duda de si en verdad me estoy acercando a ellos,
¿por qué escucho un “sí” rotundo?,
y al mismo tiempo un “no” profundo.
Mil y un preguntas en mi mente,
llevándose mis pies de la Tierra,
estoy perdidamente consciente,
de que pensar demasiado puede perderme,
y no estoy seguro de si podré defenderme.
Intento sanar las heridas,
de un pasado con grietas;
intento unir los pedazos,
de un alma deshecha.
Todos avanzan a paso largo,
mis pies se detienen a medio paso,
intento descifrar el mensaje que debo entender,
no paro de sentir que falta algo,
se lleva mis pensamientos y mi concentración a diario.
La búsqueda de identidad,
la labor más ardua que hay,
porque los demás dicen y aseguran conocerte,
pero tú no puedes responder a la pregunta del quién eres.
Intento ser y vivir como los demás,
despertando y durmiendo sin cuestionar;
intento no detenerme a cada segundo,
para preguntarle a la nada y en silencio el cómo funciona el mundo.
Entiendo que un completo silencio,
puede ser peligroso a veces,
no es sano estar solo siempre,
procuraré mantenerlo presente.