El Disfraz De La Realidad

III

Intenté aguantar la respiración al máximo mientras apretaban mi corsé. No podía dejar de sonreír, realmente esa noche iba a ser mágica. Levante los brazos para ponerme el vestido que llevaría en mi primer baile y me miré al espejo. Por fin, algún provecho le podía sacar a mi piel aceitunada, puesto que su contraste con el blanco vestido me haría resaltar entre las demás debutantes. Tenía que acostumbrarme a ese color, ya que hasta que contrajéramos matrimonio estábamos todas sometidas a lucir vestidos que apenas distaran dos tonos del blanco. Mi vestuario no salía de los colores pasteles los cuales, desde mi punto de vista eran blancos con sombras en lilas, amarillos, azules o verdes, por lo que se podría decir que estaba sentenciada al blanco roto, blanco hueso, blanco perla y al crema. Por suerte, podía combinarlos con cintas de cualquier color.

-Sobrina... -dijo mi tío con orgullo.- Estás preciosa.- Y extendió su mano para ayudarme a bajar los últimos escalones.

-Tú también luces estupendo tío. – Añadí dibujando en mi rostro una amplia sonrisa.- Yo…- dije con timidez- quería agradecerte que te encargues de mi presentación, si no fuera por ti…

-Ni lo menciones.- Me cortó mi tío.- Es un gusto poder ayudar a mi ahijada preferida.

La conversación se cortó ahí, porque justo en ese momento mi tía nos anunció que mi prima ya estaba lista, y en efecto, estaba lista para robar los corazones de todos los hombres. Parecía un ángel caído del cielo, y con su carácter afable… seguro que me robaba a los mejores candidatos. Pensé malhumorada.

Con un profundo rencor en mi interior, salimos de la casa de mis tíos y subimos a los carruajes. Mi tía nos miraba a las dos muy sonriente y no paraba de repetirnos una y otra vez las normas de cortesía, qué cosas no debíamos hacer, que comportamientos eran totalmente inapropiados etc. Por ello, supuso un descanso el hecho de llegar a la mansión Brintg, propiedad de los Duques de Brintg, la familia Surfut.

Los Surfut al completo, nos recibieron en la entrada y la reacción del heredero Surfut al ver a mi prima casi hace que me mee de la risa. No pensé que un hombre pudiera ser tan bobo.

Tras ser anunciados entramos en el salón de baile y no habíamos terminado de pisarlo cuando nos vimos acorralados por un gran número de caballeros que reclamaban un baile de mi prima. Y como era de esperar… estando a su lado nadie se fijó en mí.

Ya había transcurrido medio baile y yo tan solo había bailado dos piezas, una con mi tío y otra con un enclenque que me pisó más de tres veces… aburrida y con un ceño muy fruncido me dirigí a la mesa de los refrescos para intentar distraerme un rato.

-Buenas noches señorita, ¿me concedería el placer de bailar conmigo la próxima pieza?- Me giré sorprendida de que alguien se dirigiera a mí directamente sin presentación previa o sin hablar antes con mi tía. Y lo que vi me dejó sin aliento, ante mí se erguía un ser esplendoroso, no era posible que ese hombre fuera real, en aquel momento me pareció perfecto, pero como era de esperar… nunca nada es lo que parece.

Compartimos un maravilloso vals, concretamente mi primer vals, pero no cruzamos palabra alguna. Yo estaba en las nubes, por fin un caballero digno se fijaba en mí. Terminamos de bailar y me condujo junto a mi tía.

-¿Con quién has bailado querida?- me preguntó curiosa.

-No lo sé tía, creía que era un conocido vuestro y por eso me había pedido bailar. –Mi tía me miró sorprendida.

-Querida, no puedes bailar con un hombre sin saber su nombre… - miró nerviosa a su alrededor.- Esperemos que nadie se haya percatado.

-Lo siento mucho tía, no me volveré a separar de su lado.

Y así pasé el resto de la noche, entre viejas y solteronas contemplando como mi prima pasaba de unos brazos a otros con cada cambio de melodía, sin dejar de ser solicitada.

Habían transcurrido diez días desde mi presentación y ya había acudido a dos bailes y dos reuniones sociales. No obstante, al no ser hija de nadie importante, no contar con una gran fortuna y no poseer una belleza despampanante, no suponía una joven lo suficientemente llamativa para nadie. Apenas me habían dirigido la mirada un par de caballeros, y la mayoría solo deseaban preguntarme por mi prima. El comienzo de mi primera temporada distaba mucho de lo que siempre me había imaginado.

Decidí escribir una carta a mis padres narrándoles lo maravilloso que era aquello y lo bien que me estaban tratando mis tíos. Me sentí un poco mal por no contarles la verdad, pero a pesar de que mis padres no se involucraban mucho en nuestras vidas, sabía que se presentarían en Londres si se enteraban de lo triste que estaba.

…………………………………………..

En poco menos de un mes mi prima ya estaba siendo cortejada oficialmente por el futuro Duque de Brintg, el enclenque Señor Surfut. Es cierto que era considerado uno de los mejores partidos de la temporada, pero desde mi punto de vista, si le quitabas el dinero, el título y la juventud… en fin poco más que quedaba. En ese aspecto más bien me compadecía de mi prima.

Debido a ese cortejo nuestra presencia en los actos sociales era más frecuente y siempre éramos el foco de atención. Yo pensaba que era la única que se sentía asfixiada en esa situación, pero resulto que no era así. En una merienda campestre mi prima me invitó a dar un paseo y pude comprender que ambas necesitábamos un respiro.



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En el texto hay: escocia, epoca victoriana, amor

Editado: 22.01.2021

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