El Don Del Corazón

Episodio VII: La Ultima Charla.

El viaje tardo veinte minutos, durante ese tiempo estuvo pensando en que preguntar a Smith, sabía que las probabilidades de que pudiera ayudarle eran pocas, pero no perdía nada. También había enviado un mensaje a su madre para excusarse de llegar tarde. 
Entro en el hospital y en recepción le indicaron que el Señor Smith sí estaba internado allí, pero que por su estado no podía recibir visitas.

- Cual es su parentesco con el paciente, joven?

- Soy su sobrino, hasta hace poco me informaron de lo que había pasado, necesito hablar con él, es urgente.

- No chico, no puedes pasar, lo siento.

En ese instante una enfermera llego, la mujer de recepción se distrajo y Zack giro la pantalla del computador, observo que decía que Smith estaba en el cuarto piso, habitación 415, acomodo la pantalla y se adentró en el hospital de manera rápida. 
Tomo las escaleras y subió hasta el piso indicado, cuando entro en el pasillo y vio que había mucho movimiento, la habitación 415 estaba a más de 10 metros.

“Estrategia recomendada: Movimiento rápido y seguro, no tendrán tiempo de prestar atención.”

Se dispuso a caminar de manera segura, aparentando saber dónde estaba, pasó frente a una enfermera, junto a dos médicos y ninguno se percató de su presencia, estaban demasiado ocupados en sus asuntos. 
Entró en la habitación demasiado fácil, pensó que encontraría la puerta cerrada, pero no fue así, tal vez protocolo del hospital para permitir a los médicos atender rápido una emergencia. 
Smith estaba en una camilla con un vendaje en el torso, estaba despierto, menos mal, lo miró y se pudo leer en su expresión que no esperaba verlo.

- Que haces aquí? - dijo Smith con voz pesada.

- Me dijeron que estaba aquí, parece que se está recuperando Señor Smith.

- No te dejes engañar chico, tengo el tiempo contado.

- Que? Pero si se ve que ya estas mejor.

- A que viniste aquí?

- Tengo unas cosas que preguntarle señor Smith, la misma noche en que a usted lo apuñalaron, también me paso lo mismo a mí, yo estaba en el mismo parque, recuerdo que estaba a punto de morir, sentía que todo iba a acabar, alguien me encontró, esa noche solo estaba yo y esa persona, acaso fue usted?

- No sé de qué hablas, no me robaron en ningún parque, fue de camino a mi casa.

- Los maestros hablan de que fue en el parque de la fuente, ahora que lo recuerdo, el hombre que estaba allí parecía un indigente.

- A caso me veo como un pordiosero señor Gile?

- No, pero está muy nervioso, hay algo que no me dice.

Zack vio que en una silla junto a una ventana había una enorme bolsa de color verde, de ella sobresalía una manga de camisa color café un poco maltrecha y sucia. Se dirigió a ella para mirar dentro.

- Que haces? No toques eso!

Abrió la bolsa y se encontró con un conjunto de ropa rota, embarrada y que no olía muy bien.

- Lo sabía, fue usted, el vagabundo dijo mi nombre.- No había recordado ese detalle durante todas las veces que pensó en esa noche – Pero, como yo termine en mi casa al día siguiente sano y usted aquí en una cama con una herida en el mismo lugar en que yo lo recibí?

Smith se mostró nervioso, buscaba la manera de evitar tener que decirle.

“Estrategia: Presionar al sujeto.”

Zack se acercó a él y se quedó mirándolo fijamente a los ojos, sin retirar la mirada, con cara de rencor aunque no lo sentía.

- Vamos, dígamelo, esto no tiene sentido, y sé que este mundo está muy loco.

Smith se resignó después de un largo suspiro.

- Esta bien muchacho, te diré, pero lo que vas a saber es mejor no se lo digas a nadie, ya verás por qué.

- Escucho. - tomo la silla donde había estado la bolsa con la ropa y se sentó.

- En esta vida pueden suceder cosas muy increíbles, créeme, soy maestro de ciencias sociales, y sé que la historia a veces tiene partes locas o poco fáciles de creer. Esa noche estaba vestido así por que ayudaba a las personas menos beneficiadas por la sociedad, me disfrace muchas veces y salí a buscar gente enferma en las calles, les robaba sus enfermedades y luego me iba sin decir nada, nadie se enteraba.

- Ok, un momento, robar sus enfermedades? Que es eso? Andaba con jeringas y medicinas por las calles? Es más, tiene usted estudios para hacer eso?

- No, no los tengo, es más, no me gustan las agujas. Cuando me refiero a “robarme sus enfermedades” es a eso, me robaba sus enfermedades, simplemente los tocaba y pensaba desde el fondo de mi alma que esa persona no merecía sufrir así, la persona se sanaba y la enfermedad o su malestar pasaba a mí, después de eso ya me preocupaba yo por mi sanación. Esa es la vida del peregrino, viajar por la vida aprendiendo y dando su amor al mundo.

- Esto es más difícil de digerir de lo que pensé, quiere decir que usted simplemente absorbía sus enfermedades y después usted cargaba con ellas? Por qué?

- Por qué no?, aun eres muy joven para saberlo Zack, pero hay más satisfacción en dar algo a los demás sin esperar nada a cambio que simplemente vivir por interés. – Esas palabras le hicieron pensar en Jess - He de suponer que vives con tus padres o por lo menos alguno ellos, no?

- Con mi madre.

- Entonces alguna vez la has visto enferma y has querido que no fuera así, cierto?

- Es cierto.

“Memoria reciente activada”

- Ahora puedes hacerlo con todas las personas que amas.

- Espere, hace unos días mi madre tenía un dolor de cabeza muy fuerte, pensé que no quiera verle así y después de unos minutos fui yo quien sintió dolor también; acaso lo hice? Le robe su enfermedad?

- Sí, hiciste tuyo su sufrimiento.

Zack quedo atónito, todo lo que había pensado que sucedió esa noche sí sucedió, de una manera misteriosa su maestro de ciencias sociales le había salvado la vida quitándole su herida mortal. El don ahora era suyo, todo era muy surrealista.

- Todo esto es muy loco, por qué yo?



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En el texto hay: fantasia, drama, ficcion

Editado: 09.02.2020

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