Marzo 20, 2005
—¿Y cómo se encuentra?
La pequeña Ravenson que aún llevaba el color castaño en su cabellera miró a su joven terapeuta. Su confusión se hizo presente frente al joven que estaba frente a ella y fue en ese momento que comprendió que Haylee se habría ausentado de lo que contaba, así que decidió recordarle, no era difícil de entender que el problema que tenía Haylee; tenía que ver con la enfermedad de su madre. Tampoco que era eso lo que le afectaba más que nada y por ello las malas notas.
—Me contabas de tu madre. Y de su enfermedad. ¿Cómo sigue ella? —Y fue en ese momento en que Haylee reaccionó a lo que estaba contando, al parecer el tema era más grave de lo que su terapeuta podría pensar.
—Oh, si ella ya está en tratamiento. —Eso era verdad, la mujer se encontraba en tratamiento, aunque Haylee no estaba segura de que lo siguiera al pie de la letra; ante los ojos de su madre ella aún era una niña, pero para sorpresa de todos, esa "niña" se daba cuenta de más cosas que todos los que decían ser adultos.—Aunque no creo que lo esté siguiendo. He visto—Mencionó justo antes de que su terapeuta le cuestionara —, que varios de sus frascos con pastillas siguen intactos. Por eso, de alguna manera creo que ella no lo está siguiendo como debería.
—¿Llevas tú el control de sus medicamentos? —Haylee asintió mordiéndose el labio inferior, estaba nerviosa, preocupada, estar en la sesión le estaba quitando tiempo que podría estar pasando junto a su madre. Solo esperaba que la sesión terminará ya, para poder ir a casa y poder cuidar de ella. —¿Y qué hay de tu padre? Es el mejor cardiólogo en Estados Unidos, debe de estar buscando alguna alternativa, ¿No es así? —Haylee permaneció callada.
El problema con Hermano es que había estado ausente desde la cena que organizó su madre, solo supo que ella estaba ya en casa y que el problema tenía que ver con "su alimentación" y eso le bastó para irse y no regresar en semanas.
—No ha estado en casa. Desde el día que mamá salió de aquí. —Marcus Kansas asintió mientras anotaba algo en su cuaderno. A Haylee siempre le había dado curiosidad saber qué era lo que escribía.
—¿Qué dijo cuando se enteró de su enfermedad? ¿Habló con ustedes? —Haylee negó.
—Papá no sabe nada de la enfermedad de mamá. Él cree que tiene problemas alimenticios, eso fue lo que el doctor le dijo a papá. No creo que sepa nada con lo que respecta a la enfermedad de mamá y a lo de su embarazo. —Marcus quedó atónito ante tal confesión. Sabía lo de la enfermedad de Elizabeth Oxford, pero no sabía lo del embarazo. ¿Sería que Haylee se lo estaba sacando de la manga solo para que se desviara la atención que tenía sobre Hernan?
—¿El embarazo? —Haylee asintió mientras miraba sus zapatos, había notado un mancha roja en su zapato amarillo que su madre le había comprado la semana anterior.
Intento recordar de dónde podría ser esa mancha, así que la analizó; por su color, y por la textura que parecía tener, podría ser de hace una semana. Debía de ser más cuidadosa cuando jugaba en el bosque, sino su madre no le permitiría salir nuevamente.
—Si, mamá está embarazada. No sé cuántos meses tiene, pero lo está. Y papá no lo sabe. —Marcus miró a la chica quien seguía mirando sus zapatos, intento inspeccionar lo que ella miraba tanto, pero ella se dio cuenta antes y en un movimiento ágil logro esconder su zapato con la visible mancha.
—¿Sabes quién es su doctor? —Haylee asintió sonriendo de oreja a oreja, el doctor era uno de los compañeros que tuvo Hernan en la escuela, habían sido mejores amigos y lograron mantenerse así durante mucho tiempo. Sin importar qué, siempre estaban el uno para el otro, incluso el tema de Anastasia Ravenson era muy bien conocido por F.H. Jackson, quién a su vez también había sido el mejor amigo de Elizabeth Oxford desde hacía mucho tiempo atrás, antes de que Hernan llegará a Nueva York, que fue donde ambos amigos conocieron a Hernan. Así que, de alguna manera, F.H. Jackson sentía que debía de decirle la verdad a Elizabeth. Pero sabía que eso la destruiría, y con el tema de su enfermedad era lo menos indicado.
Y luego estaba el tema de que Elizabeth no quería que Hernan supiera lo del bebé. No sería nada agradable esa noticia para Hernan, menos cuando no podía ni prestarle un poco de atención a Haylee sin que Anastasia se pusiera furiosa. Un bebé vendría a complicar las cosas.
Así que sí, Haylee conocía al doctor de su madre, se podría decir que desde que ella era una bebé F.H. Jackson ha estado en casa de los Ravenson-Oxford. Aunque ahora eran ya más Oxford que Ravenson.
—Si, es el mejor amigo de mamá y un colega de papá. Suele ir a casa todos los días, cena con nosotros, me lee un cuento y luego se va.
Marcus anotó todo lo que Haylee acababa de decir, era una parte importante dentro del caso de Haylee, sus padres debían de conocer sobre este tema, en especial Hernan.
—¿Te gusta pasar tiempo con él? —Haylee asiente. —¿Y tu padre? ¿Sabe sobre las visitas del doctor? —Haylee asiente.
—Si, incluso escuché a papá decirle a F.H. que no debía de decirle nada a mamá. No sé de qué hablaban, pero supongo que era una sorpresa para mamá. ¿Lo imagina? Quizás papá quiere que mamá y yo regresemos a casa. —Y nuevamente la confusión se hizo presente en el rostro de Marcus. Había muchas cosas que seguro Haylee se estaba guardando. Sería demasiado difícil que ella la soltara.
—¿Ya no viven en su anterior casa? —Haylee se bajó del sillón que estaba justo al otro extremo de la habitación. Era sorprendente el hecho de que Marcus podía escucharla a pesar de que ella estaba demasiado lejos. Haylee caminó hasta el escritorio de Marcus, le sonrió y tomó una paleta.
—¿Cree que ya pueda irme? Mamá me necesita. —Y ante ese argumento, Marcus no podía decirle que no, así que accedió. Ya tendrían más tiempo