Me pasé toda la noche tratando de crear una buena excusa para dejar la escuela en un mes. Podía ser cualquier cosa, sin embargo no se me ocurría nada.
Lena había estado conmigo toda la tarde, hasta que mi cansancio e inconomidad por tanta atención, le dió una señal para que se fuera.
Lucinda -la madre de Lena y Tony- también había estado en casa, pero ella se limitó a estar con Daniel y Janine.
Sólo vino a despedirse y a recordarme que nos veríamos pronto en la escuela.
Supuse que nadie más habia venido porque según Lena, todos estuvieron visitandome en el hospital. Todos los días sin falta. Aunque para ser honesta, ni siquiera lo recordaba.
La visita fue de mucha ayuda, Lena me dió algunos detalles de aquella noche, detalles que ya no servían de nada.
Antes de irse, hizo que le jurara mil veces que volvería a la escuela. Vaya que desconfiaba de mi palabra. Pero le había dicho que si. Lo intentaria y sería una buena oportunidad para darme una perspectiva de cómo sería mi vida de ahora en adelante.
Decidí cambiarme de ropa y asearme un poco para la cena. Tenía que aparentar que me emocionaba la idea de estar de regreso en el mundo y tenía que darle el crédito a Lena.
Eran casi las 7 de la noche y sentía mucha hambre de nuevo. Ahora que ya no tenía que estar en el estúpido equipo de porristas, podía comer lo que se me diera la maldita gana.
Lena ya no podía decirme nada. Siempre la había odiado por eso. La chica comía como vaca y no subía ni un gramo, en cambio nosotras teníamos muchas limitaciones en cuanto a nuestra alimentacion.
Salí de mi habitación y escuché ruidos en la sala. Las gemelas reían sin parar junto con Nina. Y un agradable olor llegaba hasta las escaleras. Genial. Janine estaba haciendo pasta a la boloñesa.
Bajé con mucho cuidado, pues mi coordinación me fallaba un poco todavía. Ahora sabía por qué no debí estar encerrada en mi cuarto todo este tiempo. Mi cuerpo se sentía entumecido y dolía como si hubiera hecho ejercicio como loca.
Al verme en las escaleras, las gemelas corrieron hacía mi.
-¡Alex, te levantaste!
Se abalanzaron y caí de sentón en el escalón. Auch. Mi trasero.
-Niñas van a lastimar a su hermana.
Nina las apartó de mí para que pudiera levantarme. En cualquier otro momento agradecería esta muestra de afecto y locura hacia mi, pero hoy no.
Las gemelas se disculparon y volvieron corriendo a la sala. Nina me tomó por la cintura y bajamos juntas las escaleras. Ella siempre era muy cálida. Especialmente conmigo.
Llegó a trabajar aquí casi al mismo tiempo que fui adoptada por los Raven. Era como una abuela más. Se le tenía mucho afecto aqui, pues siempre se preocupaba por la familia.
Me senté en el silloncito y vi el por qué de tantas risas. Las niñas estaban jugando un juego de baile y se movían de manera graciosa tratando de imitar las perfectas coreografías que salian en la pantalla.
Este juego era el favorito de Dëni. Siempre ganaba. Y le gustaba humillarnos. Y fue algo gracioso y placentero darme cuenta de que no me sentí triste. El recuerdo era lindo.
-Toma cariño.
Nina me entregó una taza con chocolate caliente. Di un pequeño sorbo, mmm, delicioso. Nina nunca me decepcionaba.
-Nina ¿podrias decirle a Daniel que la cena esta lista?
Janine se quedó congelada en la puerta de la cocina. Tal vez no esperaban verme aqui de nuevo. Le sonreí y ella reaccionó.
-Linda, que bueno que ya estás levantada. Preparé tu comida favorita.
-Que bien, muero de hambre.
Su sonrisa se hizo más grande todavía al oir mis palabras. Bien, esta funcionando.
Si seguía con esta actitud tan noble podria convencerlos de cualquier otra cosa. Pero debía esforzarme, pues Daniel no sería un hueso duro de roer.
-Traeré la pequeña mesa que te está en tu cuart...
-No Janine- la detuve- Comeré en la mesa con ustedes.
-Muy bien, muy bien, niñas vayan a lavarse las manos. Es hora de cenar.
Tasha corrió escaleras arriba pero Tabitha se detuvo junto a mi. Sus pequeños ojitos cafés me miraban de una forma rara. Sin preguntar ni nada, me abrazó. Sólo asi.
-Me alegra que estés bien Alex. Y tranquila Dëni y tus amigos te cuidarán desde el cielo.
Dicho esto, corrió para alcanzar a Tasha. Al parecer me equivoqué. Ella lo entendía. A su manera, pero lo hacía. A esta edad ellas solamente tenian la idea del cielo y el infierno. Para niñas de 5 años esto era lo más apropiado.
-Yo recogeré esto Nina.
Me levanté del sillón y desconecté el juego de video, apagué la televisión y recogí el desastre de los sillones.
Estas niñas se habían divertido mucho. Había palomitas y dulces regados por todos lados.
Janine subió las escaleras, pues nadie habia bajado aún. Fui hacía el comedor y la mesa ya estaba puesta. Hace cuánto no hacía esto. En parte por el accidente. Me había arruinado completamente. Y Lena tenía razón, era yo la que estaba permitiendo esto. Asi que yo debía detenerlo.