Oh Dios mio. No podía creerlo. La tía Emma estaba aquí, en la puerta.
Tenía más de dos años sin verla. Dëni y yo habíamos estado con ella alrededor de un año en Londres. Y fue la mejor época de nuestra vida.
La tía Emma no era solo una viuda de 51 años...¡No!
Era una de las mujeres más ricas en el barrio de Chelsea. Se codeaba incluso con la mismísima realeza. Fue una experiencia muy buena el haber vivido con ella. Fiestas, gente rica, famosa y bueno, mucho más.
Aunque ahora vivía en París. Pero por mi experiencia sabía que su estadía ahí era temporal.
Janine era toda la familia que la tía Emma tenía y sentíamos un gran afecto por ella. Y esta vez, era momento de usar ese cariño.
-No puedo creerlo.
La abrazé fuertemente y ella besó mis mejillas.
-Hermosa, lamento venir hasta ahora.
Se quitó sus gigantes lentes y pude observar como sus ojos se llenaban poco a poco de lágrimas.
Emma no asistió al funeral de Dëni. Quedó destrozada con la noticia, pero por asuntos de trabajo le fue imposible.
-No te lamentes por eso, estás aquí ahora.
-Alexia, ¿quién toca la puerta?
Janine venía aún con los ojos medio cerrados, pero se abrieron enormemente al ver a Emma ahi parada.
-¡Oh mon dieu, tia Emma ne peut pas être!- dijo Janine con su perfecto francés.
-Ma chère.
Corrió hacia Emma y le dio un fuerte abrazo y le comentaba varias cosas, algunas en francés, algunas rápidas, en fin, de todo.
-¡Daniel, niñas, vengan aqui!
Los gritos de Janine sonaron en toda la casa y de inmediato papá y las gemelas bajaron. Éstas estaban eufóricas, mientras que Daniel le dio una calurosa bienvenida.
-Jovencito, ¿podrías apresurarte?
Emma se dirigió al pobre taxista que se esforzaba por bajar todas las maletas que traía. Tal vez fuera uno o dos dias los que mi tía estaría aquí, pero era usual en ella traer equipaje como para un mes.
Me fascinaba porque entre todo eso, estaba segura de que venían varios regalos para todos.
...
Luego de haberse instalado por completo, Nina nos preparó un delicioso desayuno con un pequeño toque especial para la tía Emma. Nina había aprendido todo tipo de comida francesa gracias a Janine.
Desayunamos muy a gusto y mientras tanto Emma se la pasó hablando de sus experiencias en París en el mundo de la moda.
Ella era parisina por nacimiento, al igual que Janine, pero en reliadad era de un lado y de todos. Se la pasaba viajando y conociendo lugares. Y gracias a ella, Janine llegó a la vida de Daniel.
Emma era una vieja amiga de la madre de Daniel. En unas vacaciones que pasamos en Alemania luego de que Daniel se divorciara -algo que ni Dëni ni yo disfrutamos al principio- Emma llegó a la casa de los Raven con su única sobrina. El padre de Janine acababa de morir y Emma la tomó bajo su cuidado.
Tenía apenas 18 años, y Daniel, bueno, él tenia 32 años. Lo sé, lo sé. Si somos personas listas podemos darnos cuenta de la diferencia de edad entre Janine y Daniel pero sorpresivamente a nadie pareció importarle.
Daniel necesitaba a su lado a una compañera cariñosa y fiel y además una madre para sus hijas. Pero Janine era una niña o al menos eso decia la abuela.
En fin, al cumplir los 20 años Janine y luego de mucha insistencia por parte de nuestro angustiado padre, Emma dio la aprobación para que se casaran.
Y pudieron casarse unos pocos meses antes de que la madre de Daniel muriera, y la boda fue una gran noticia en Múnich.
Después de eso, nuestra familia se volvió lo que siempre habiamos deseado.
A pesar de ser tan joven, Janine se esforzó por ser una excelente madre y lo logró por completo. Daniel fue muy feliz al igual que nosotras y la llegada de las gemelas sólo mejoró lo que faltaba.
Por supuesto, las habladurías no tardaron en aparecer cuando Janine llegó al pueblo como la nueva Señora Raven. No le daban una total aprobación por el simple hecho de ser tan jóven, refinada y rica.
Y lo mejor era que nos importó una mierda todos estos años.
Pero ya en el presente, la hora de los regalos llegó y las gemelas estaban súper emocionadas. La tía Emma siempre se lucía con todo lo que nos traía de todos sus viajes. Me encantaba la ropa al igual que a Dëni.
Un sentimiento de tristeza me invadió de repente al recordar a Dëni. Pero eso era todos los días, no había un minuto del día en que yo no pensara en todo aquello.
Lo alejé de inmediato pues Emma me observaba de manera preocupante. Le dediqué mi mejor sonrisa y le di gracias por todo lo que me había traído.
La mayor parte del día se la pasó con mis padres hablando acerca de todo lo que había pasado. Decidí retirarme porque en realidad no me apetecía escuchar nada de eso.
Fui a mi cuarto a acomodar todo en mi armario. Nina se habia ofrecido pero a veces consideraba que era demasiado todo lo que hacía por mi.
Lena me había dejado varios mensajes y habia estado llamando en el transcurso del día. Me decidí a contestarle o el maldito teléfono me volvería loca: