El enemigo de mi corazón

Capítulo 8: El Precio de la Paz

AVELINE

Las puertas del salón se cerraron detrás de mí, pero las palabras de Theron seguían resonando como un eco en mi piel.

“Soy el que va a dejar una marca en tu alma. Y en tu cuerpo.”

No pude evitarlo. Me detuve a mitad del pasillo, con el corazón golpeando contra mi pecho como si quisiera salir.

Apoyé la mano en la pared.

Respira, Aveline. Solo respira.

Pero no podía.

No después de lo que acababa de pasar.

No después de él.

Theron de Drahkar.

El hijo del enemigo.

El hombre al que se suponía debía temer.

Y sin embargo…

Nadie me había mirado así. Jamás.

No con esa intensidad abrasadora.

No con esa hambre cruda, indisimulada, insolente.

Me sentí desnuda bajo sus ojos. Desarmada.

Como si hubiera arrancado cada capa que con tanto esmero había construido a lo largo de los años: la princesa fuerte, la hija obediente, la mujer indiferente.

Odiaba admitirlo, pero lo peor era que no me había disgustado.

Todo lo contrario.

Había una parte de mí —silenciosa, reprimida — que se sintió bien.

Por primera vez, alguien me hizo sentir bonita.

Deseable.

Real.

Me permití disfrutarlo, apenas por un instante. Pero en el fondo, esa voz cruel en mi cabeza susurraba la verdad: no era real.

Theron solo estaba cumpliendo su parte del juego. Quería el trato. Quería la paz. Yo era solo una pieza más en ese tablero.

No debía olvidarlo.

No era como Aldric —el hombre con el que estuve comprometida toda mi vida—. Aldric nunca me miró así. Ni siquiera me hablaba, a menos que el protocolo lo exigiera. Me evitaba la mirada. Me prefería en silencio. Invisible.

No, Theron no era igual… pero tampoco era completamente distinto.

No podía permitirme confundir su atención con algo real. Tal vez, por un instante, podía dejarme envolver por esa ilusión, solo para curar un poco las grietas de mi corazón herido. Pero no debía olvidar lo esencial.

Él seguía siendo el enemigo.

Y su propuesta no hacía más que enfurecerme.

Aldric me traicionó. Me tomó por tonta, por ingenua, por débil. Se acostó con su amante en mi propio hogar, el mismo día en que todo debía ser para nosotros. Para mí. Se burlaron de mi cuerpo, de mis pecas, de mi cicatriz. Se rieron como si yo no valiera nada.

Ese día lo rompí todo.

El compromiso, mi orgullo, mi estúpida idea del amor.

Ahora venía él. El bárbaro. El rebelde. El enemigo.

Y creía que podía usarme para sus propósitos. No había rechazado mi compromiso después de que humillaran solo para pasar a otro verdugo.

Con una sola mirada, con una sola frase dicha en voz baja, creía que podía cambiar nuevamente mi destino.

¡Arrogante!

¿Quién demonios se creía que era?

¿Y por qué maldita razón mi corazón latía como si hubiese corrido medio reino?

Llevé una mano a mis labios. Los tenía aún húmedos.

Los había mordido. Frente a él.

Como una idiota. Como una mujer afectada por las palabras de un enemigo.

Mi cuerpo reaccionó antes de que mi razón pudiera protestar.

No estaba preparada para eso. Para él.

Para esa forma brutal y directa de querer algo… y proclamarlo como si ya fuera suyo.

No. No lo acepto.

Aldric sigue siendo mi prometido… por ahora.

La corte lo sabía. Mi padre lo sabía. Yo también lo sabía.

Pero era igual de cierto que lo había rechazado públicamente hacía varias lunas.

Y Theron lo sabía. Ese insolente lo sabía.

Cerré los ojos. Traté de calmarme, poner orden en el caos de mis pensamientos, pero su voz seguía allí.

Grave. Cálida. Imponente.

Una parte de mí —la más cuerda, la que había sido educada para reinar con dignidad— decía que debía mantenerme firme, que esto era una negociación política y que yo no era un objeto de intercambio.

Sin embargo, la otra parte de mí —esa que nunca había sido tocada, ni con palabras, ni con deseo— que aun temblaba solo de recordarlo. Una parte silente, oculta incluso para mí misma, que ansiaba respuestas que no me atrevía a pronunciar en voz alta…

Esa parte quería saber qué se sentiría que un hombre me hablara así, con esa intensidad, en la oscuridad de una habitación cerrada.

¿Qué se sentiría que me tocara como si su vida dependiera de mi piel?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.