El enigma de la Quimera [libro 1]

Imágenes y variantes

Afortunadamente el capitán Yakov se encontraba sentado, de lo contrario se habría desplomado cuando Jara le dio la noticia.

Cuando tocaron el timbre de su casa a primera hora de la mañana sabía que se trataba de Jara, así mismo como presentía cuál sería la noticia que le iba a dar: lo había conseguido.

Observó con intensidad el maletín oscuro que su pupila había traído consigo. Tenía el rostro sudoroso del estrés, no quería que una información tan peligrosa se encontrara en su casa.

Estaban en la sala de estar, lograban escucharse el canto de los pájaros, un ambiente bastante pacífico que hacía un extraño contraste con la conversación incómoda y penumbrosa que estaban teniendo.

—Ahora es su turno, capitán —informó Jara. Ella, tan serena como siempre, bebía una taza de té de canela que su mentor le había ofrecido—. No dudo que la Élite logrará esconder bien los libros y archivos.

—Lo entregarán a la casa Amantis, son las más indicadas para manipular información relacionada con la Energía Oscura. Pero estoy seguro de que las Amantis te pedirán a ti que los escondas. Conozco tan bien a Zimmer que sé que atribuirá que, si pudiste encontrar los libros, tendrás la astucia suficiente para esconderlos de la humanidad. Así que ve pensando en cuál sería el lugar correcto para esconderlos.

Jara desplegó una sonrisa de satisfacción. Su mañana había empezado demasiado bien, aunque no había dormido ni un poco.

—Por otro lado, Adem lo único que pidió a cambio de haber participado es que le permitan entrenar en el gimnasio de la Élite —dijo Jara—, así como el que usted lo haga sucesor de su cargo y no escoja a Lily Ong como asistente. Es de esperarse que todo se haga de esta manera, pues, ante todo, debe ser consciente que Adem se ha ganado el lugar que ocupa actualmente, sin tener en cuenta que hablamos de la encarnación de Bryan Domán.

—Debo examinar a Adem —replicó Yakov aún incrédulo—. Aún es un niño, por todos los cielos, apenas tiene diecinueve años, debería esperar mínimo diez años para entregarle mi puesto, no quiero esperar tanto.

—Señor, en este momento tiene en sus manos una gran responsabilidad, Adem necesita ser entrenado —insistió Jara, volviendo a la seriedad absoluta—. Puede correr un gran peligro si no recibe la protección adecuada. Además, si la Oposición se entera que él sabe el paradero del cuarto perdido de los primeros soñadores, podrían hacerle daño. Usted es su mentor, de ahora en adelante la vida de Adem está en sus manos.

Yakov lo tenía más que claro, pero necesitaba tiempo para aceptar y procesar el que su nuevo aprendiz era la encarnación de Bryan Domán. Sin embargo, todo lo sucedido años atrás comenzaba a tener sentido ahora que estaba enterado del verdadero origen de Adem Murf Habid.

Se avecinaba un gran problema, uno muy oscuro y terrible.

Esa noche, Jara entró a la única dimensión en la que solamente ella podía ingresar. Al poder reconocer los DéJá Vu, podía encontrar múltiples opciones de situaciones que se presentaran en su futuro. Aunque, era consciente que los futuros cambiaban según las decisiones que tomara en el presente, por lo mismo, cada vez que entraba, encontraba futuros diferentes, algunos permanecían con alteraciones, así que siempre debía revisarlos.

Aquella dimensión eran caminos de arena divididos por hierba que se desprendían cerca de una puerta blanca de madera que ella abría al entrar en la Dimensión Futura. Cuando escogía un camino, era atrapada por las situaciones que se reproducía a medida que Jara caminaba, todo siempre desde la perspectiva que captaban sus ojos.

Esa noche entró después de seis meses sin revisar sus múltiples futuros. Encontró como siempre, el mismo patrón de trabajo monótono, sin embargo, había una variante que llamó su atención, aparecía Adem en aquel futuro siendo su asistente.

Le generó curiosidad uno de los caminos, donde se presentaba el mayor índice de noventa y cinco por ciento de probabilidad de hacerse realidad.

Al adentrarse por ese camino, encontró una escena donde Adem se mostraba cinco años mayor a como se veía en la actualidad. La capa que llevaba en su espalda era de un azul oscuro, casi negro, lo cual informaba que había escalado mucho de rango dentro de la academia. Pero seguía siendo su asistente y ella ahora entrenaba con él defensa personal. Había muchas escenas donde pasaban horas entrenando y también viajaban a través de las dimensiones en misiones de alto peligro; era sorprendente, porque Jara nunca había llevado a alguno de sus estudiantes a sus misiones, ni siquiera a Lily, que era la mejor estudiante del CCI.

En aquel futuro Adem se había convertido en su sombra y no tenía necesidad de ser asistente de Yakov, porque él mismo se abrió paso entre los grandes soñadores del CCI. Lo vio en su graduación siendo condecorado con la medalla de honor que rara vez se entregaba a los mejores estudiantes.

Jara posaba al lado de Adem en el cuadro de honor y fue puesto en la pared honorífica de la academia, lo cual mostraba que Adem sería un soñador importante para el CCI, convirtiéndose a futuro en un pilar.

Y la última situación que observó fue a Adem y ella acostados en una cama, abrazados, completamente desnudos entre las sábanas. Después, al avanzar por el camino de arena, se encontró con una casa grande, en una de las habitaciones estaba ella frente a un espejo, observando su vientre.




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