Su piel tan solo se abría
grieta a grieta
pero él no se quejaba
sino con sus labios tan solo articulaba inentendible.
"Ya para"
Dijo una "mujer
"Le siguen atormentando"
Dijo aquel en su vejez
"Lágrimas caen"
Dijo mi madre sin mucho color en su piel.
Vendas le rodeaban
yo le abrazaba
quizás así no se rompería
quizás así su sufrir terminaría.
Tierna y dulce madre
junta tus manos con las mías
mezcla mis deseos con los tuyos
y en un dulce beso concédele consuelo.
Yo te cuido
pues yo te advierto
que esos demonios
se aprovechan de pobres abandonados.