MARATÓN [4/4]
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[Malena]
Malena:
¡No puedo creer que me contratara, después de todo lo que pasó entre nosotros me contrató!.
Pego saltitos de felicidad y vuelvo a la oficina de Andrea, seguramente me estuvieron buscando.
Cuando entro Benjamín está sentado en el piso tambaleándose con Andrea al lado dándole aire con una hoja y Gerardo llamando a alguien.
–¿Dónde está? Seguro la mató, seguro que Ricardo la encontró y la mató. ¡Soy un terrible hermano!.– grita Benjamín mientras llora.
–Eh... ¿chicos? Ya volví.– les digo llamándoles la atención.
¿En serio ninguno se dio cuenta que entré?.
Me miran y noto como los 3 sueltan aire.
–¡¿Dónde estabas?!.– grita Benjamín mientras se levanta y viene a abrazarme.–¡Estaba muy preocupado, estúpida!
–Perdón, es que me fui con Sebastián a su oficina.
–¿Sebastián?.– pregunta Gerardo confundido.
–¡Me contrató!.– digo sonriente mientras me tiro a los brazos de él.
–¿Mi hermano hizo qué?.– pregunta confundida Andrea mientras se sienta en el escritorio.
–Me contrató. ¿Por qué? ¿Está mal?.– digo más desanimada.
–Está perfecto, ¿o no Andrea?.– le dice Gerardo sonriente y ella asiente también sonriendo.
–Sí, solo que me sorprendió, después de lo que dijo pensé que no...–comentó Andrea.
–Bueno, eso ya no importa. Yo sabía que podías enana.– me dice Gerardo con cariño.
–Sí y es todo gracias a vos. Vos le hablaste de mí.– le digo agradecida.
–No fue nada, para vos estoy siempre.– me sonríe y me abraza.
–Al fin lo conseguiste hermanita.– me dice Benjamín mientras se seca las lágrimas.
–¿Y si vamos a festejar?.– propone Andrea animada.
–Yo quisiera en serio, pero dejé a mi mejor amiga en mi casa.– digo arrepentida.
Lucía puede hacer cualquier desastre en mi casa y más si está sola.
–¿Mejor amiga?.– pregunta Gerardo subiendo y bajando las cejas.
–No te va a interesar, es Lucía.– le dice mi hermano con una sonrisa falsa.
Andrea y yo reímos mientras que Gerardo pone cara de asco.
Yo niego divertida con la cabeza y le llamo la atención a mi hermano.
–¿Vamos Benja? Seguro que ellos también tienen cosas para hacer.
–No pasa nada, Sebastián no está tan insoportable como otras veces.– dice Andrea sonriendo y negando con la cabeza.
–Tiene razón, pero bueno, si ustedes se tienen que ir los acompaño.– nos dice Gerardo mientras vamos hacia la puerta.
–Chau Andre.– saludamos al mismo tiempo mi hermano y yo.
Una vez que llegamos a la puerta de entrada Gerardo se despide de nosotros.
–Bueno, entonces te veo mañana compañera.– me dice Gerardo.
–Obvio, te veo mañana.– le digo feliz mientras lo abrazo.–Gracias.
Él asiente y se despide de mi hermano, nosotros salimos y nos dirigimos a mi casa.
Espero que Lucía no haya contratado stripers o cualquier otra cosa.
Una vez que llegamos a casa veo todo normal... por ahora.
–¿Lucy?.– la llama mi hermano mientras vamos a la sala donde la dejé hace un par de horas atrás.
–¡Ahh bueeno, pero mirá quienes llegaron! ¡Gracias por acordarse de su amiga eh!.– dice con sarcasmo mientras sostiene un cuchillo, esta chica da miedo.
–Primero soltá el cuchillo Lucy.– le dice Benjamín mientras se acerca con cuidado levantando las manos.
–No te voy a apuñalar, estúpido, estaba cocinando.– dice rodando los ojos mientras se va a la cocina a dejar el cuchillo.
–¿Todo bien amiga?.– le pregunto cuando ella vuelve.
–No. No me hables, estoy enojada con vos.– me dice mientras mueve su pelo estilo película dramática.
–¿Ahora que hice?.– pregunto confundida.
–Te olvidaste de tu mejor amiga.– me dice mientras me señala con el dedo.
–Bueno, esto arreglenlo entre ustedes, yo me voy. Chau hermanita, chau Lucy.– dice mientras se dirige a la puerta.
–Listo, ya se fue. ¿Me vas a decir por qué estás enojada?.– le pregunto cuando escucho la puerta cerrarse.
–No estoy enojada, solo quería que se fuera Benjamín así hacemos noche de chicaas.– canturrea y yo río.
–Adiviná que pasó hoy.– le digo mientras me siento en el sofá.
Ella se para enfrente mío y pone sus manos en la cintura mientras me mira.
–Te cruzaste con el supuesto bombón del jefe de la empresa.– me dice pícara.
–Sí... ¿y qué más?.– le digo mirándome las uñas, haciéndome la interesante.
–¡Lo besaste y lo hicieron abajo del escritorio de su oficina para que nadie los vea! ¡¡Ahhh!!.– grita mientras salta por toda la sala.
Yo pongo los ojos como platos y me levanto del sofá para intentar calmarla.
–¡Lucía no! ¡Calmáte!.– como no se calma voy a hacer algo que toda amiga haría.
–¡¡Calmáte!!.– le grito tirándole un vaso de agua en la cara.
—¡Perra!.—dice mientras me mira indignada.
—No te calmabas.— le digo encogiéndome de hombros.
—Bueno, ahora sí, estoy más calmada.—dice respirando hondo y secándose la cara con un papel.—Contame.
–Me crucé a Sebastián, sí.– le digo tranquila.–¡Y también me dio el trabajo!– hago el baile de felicidad al estilo Chandler Bing de Friends.
–¡¿Qué?! ¡Male, que gran noticia!.– dice sorprendida mientras quiere abrazarme.
–¡No, estás mojada Lucía!.– ella se ríe y me empieza a correr por toda la casa.–¡Lucía ni se te ocurra!.– le digo mientras me río.
Una vez que nos calmamos, decidimos hacer tarde y noche de películas hasta quedarnos dormidas... o ese era el plan.
–¡Lucía en serio no quiero estar acá!.– le digo gritando por la música alta de este lugar.
Sí señoras y señores, Lucía Fernández me trajo a un boliche. Trató de convencerme por más de 3 horas, pero después se cansó y me trajo arrastrando, hasta me obligó a vestirme con ropa que compró para las dos.
A mi me tocó un vestido negro y a ella uno de color salmón que es igual al mío.