Pueden irse a la mierda
Shin terminó la cena y dejó entrar Yang mi.
La cena fue una de las más tensas y calladas de mi vida.
Termine de comer lo más rápido posible para luego irme a lavar los dientes y a colocarme la pijama.
Yang mi siguió mis pasos.
Ambas nos acostamos y nos dimos la espalda.
En la madrugada me levante de la cama ya que gracias a la indeseable visita de Shin no podía dormir, daba unas patadas que cada vez me quedaba menos espacio.
Fui a tomar una vaso de agua a la cocina.
—¿Cómo estás? —Shin me abrazo por la espalda.
Mi cuerpo se tensó de la sorpresa, ya que no esperaba que esté despierto.
—Mal —respondí molesta.
Me di vuelta para verle la cara—¿Tu? —continúe.
—Si tu estás mal, yo estoy mal.
No te me pongas tierno ahora.
—Mmh.
Termine de tomar el agua, enjuague el vaso y lo guarde.
—Buenas noches —me aleje.
Él me tomó del brazo —Durmamos juntos —sonrío.
—¿En el sofá?
—Si, entraremos perfectamente —me abrazo por la cintura y beso mi frente.
Me estás tentando 🎵
—No, ¿qué haremos si Yang mi despierta? Ella montará un escándalo.
—No importa Em, ¿acaso ella no está fastidiándonos sin culpa?
—Si...
—Vamos, dale —tiro suavemente de mi mano.
Está bien, lo intenté.
Camine dejándome arrastrar por él hasta el sillón.
Nos acurrucamos en el sillón, él tomó la manta y con delicadeza tapó mi espalda.
—Em —susurró.
—¿Qué?
—Gracias por soportar todo esto.
Tenía que arruinar el momento con eso.
—Ah.
Él me abrazo por la cintura y yo me acurruqué en su pecho.
Su calor corporal era tan reconfortante, que no me fue difícil conciliar el sueño.
*A la mañana siguiente*
—¿Qué hacen? —Yang mi nos quitó la frazada y me empujó
Shin me agarro con fuerza para que no caiga al suelo
—¿Qué te sucede? —Shin gritó enfurecido.
—Yo-
—¿En serio tienes algo para decir? —la interrumpió.
Ella golpeó fuerte el suelo con su pie y salió del departamento.
Libre soy, libre soy, no puedo ocultarlo más..
—¿Estás bien?
—Tengo hambre —respondí.
Él sonrió y fue a preparar el desayuno.
Fui al baño lave mi rostro y me arregle.
Al fin era sábado y tenía planes con Shin, al menos yo los tenía.
Me senté en el taburete y sonreí cual niña pequeña recibiendo regalos.
—Shin —canturrie
—¿Si? —respondió nervioso mientras me daba el desayuno.
—Hoy vamos al cine —Afirme.
—¿Hoy? ¿ Cuándo lo acordamos? —le dio un sorbo a su té.
—Yo lo acorde conmigo misma —sonreí —Lo decidí ayer luego de todo lo ocurrido.
—Está bien, podemos ir donde quieras.
—¿Cualquier lado? ¿Dónde sea?
—Si, mientras sea dentro del país —río.
—Okey —sonreí y terminé apurada mi desayuno.
Pasaron dos horas y ya estábamos parados frente a la cartelera eligiendo una película.
Yang mi no había vuelto, solo Dios sabe que se tramaba ahora.
Escogimos una película de género drama, compramos las entradas, palomitas e ingresamos a la sala.
En el instante en el que la película comenzó la odie, ¿Cómo esta que ya empezaba con alguien muriendo?
Odio las muertes.
Se imaginarán estuve gran parte de la película usando el saco del Shin como pañuelo.
La próxima elegiré una comedia.
Salimos de la sala y Shin se veía preocupado.
—¿Qué te sucede?
—No es nada —susurró.
Fuimos a un restauran para almorzar y nos sentamos a esperar a que tomasen nuestros pedidos.
—Dime —sonreí
—Estoy algo preocupado.
—¿Por qué? —el mozo nos entregó la carta para que elijamos.
—Yang mi se fue muy apurada esta mañana y no ha vuelto a molestar.
—¿Qué? —mi termómetro de la ira comenzó a funcionar. —Esa chica lo único que hizo desde que llegó fue molestarnos y tú ¿estás preocupado?
—Si
¡Boom!.. acaba de explotar.
—No puedo creerlo —hablé histérica.
—Creo que sería mejor volver a casa y esperar a que vuelva —él afirmó.
Volver ¡Volver! ¿Y mi comida que? ¿Y yo qué? Era el momento, nuestro momento.
—¿Sabes que? —grité —Tu y ella pueden irse a la mierda —Le tiré con lo primero que vi, un pan, y me fui con dramatismo.
Es increíble, esa chica me las pagará.