—Entonces ¿que dices?—un sonrojado Jungkook me pregunta.—Si no quieres esta bien.— se apresura a decir.
—No es que no quiera.—me río para que aligerar el momento.—Solo me has tomado por sorpresa pero te agradezco la invitación.
Ir a una fiesta de uno de los idols más famoso de Corea ¿está fuera de las normas de mi contrato? no lo sé, quizá debería de releerlo antes de aceptar pero Jungkook me mira como si fuera el mismísimo gato con botas y mi corazón se derrite. Él es un chico tan dulce y las veces que hemos coincidido ha sido muy amigable y atento.
—Esta bien.—acepto la invitación pero no quiero ir sola y no sé si soy la única de los trabajadores que irá así que me arriesgo a preguntar.—¿Puedo llevar a Celeste?
Jungkook asiente animado y cuando veo sobre su hombro me doy cuenta que Taehyung viene hacia nosotros con una expresión de muerte, trago duro.—Claro, me gustaría ver a Celeste.
—¿Celeste?—pregunta Taehyung y ve a su amigo pero Jungkook desvía a mirada y mete sus manos en los bolsillos.
—Las he invitado a mi fiesta de cumpleaños. Lo celebraré en un boliche este fin de semana.—se limita a decir.
Y Taehyung sonríe de lado, solo una comisura de sus labios se levanta y se le forma un hoyuelo. Me pongo nerviosa y aguanto las ganas de morder mi labio.—Amy y las fiestas son una gran combinación.
Me sonrojo de inmediato.
A la única fiesta que fui desde mi llegada a Corea fue a la de la hermana de Taehyung. Y si que fue una de las más caóticas que tuve.
El beso con Taehyung aun se hace presente en mis sueños. Parece que el protagonista de mis sueños sabe que esta rememorando mi memoria y me guiña un ojo sin que Jungkook se percate.
Muevo la cabeza e ignoro lo que me provoca tener a Taehyung cerca.
—Le avisaré a Celeste, gracias por la invitación.—le digo a Jungkook.
—¿Me das tu número y así poderte mandar los detalles?—me pregunta.
—Claro.—en lo que saco mi celular Taehyung habla.
—Pasaré por ustedes.
No, no necesito estar más tiempo cerca de ti, quiero decir. Mi pobre corazón siempre amenaza con salirse de mi pecho cada que lo tengo cerca y eso no es profesional. No debería sentirme así.
—No hace falta.—intento decir.
—Si que la hace.—responde y se voltea a Jungkook.—Asunto resuelto, los demás nos esperan. Vámonos.
No se despide ni nada solo va hacia el ascensor y Jungkook me mira un poco confuso.—Entonces nos vemos ahí. Nos vemos luego.
Ambos entran al ascensor y lo último que veo es a Taehyung mirándome intensamente antes de que se cierren las puertas.
¿911? Creo que me voy a desmayar.
(...)
Cuando llego al apartamento veo a Yang mi y a Jaime en la cocina. No se hablan ni se miran, solo son dos personas haciendo lo suyo en la cocina y así ha sido desde esa discusión.
—Hola.—saludo en general pero solo Jaime me sonríe y sigue comiendo de su cereal. Yang Mi se mantiene de espaldas lavando algo en el fregadero. Siento que me ahogo en este sitio, la tensión de estos dos...—¿Y Celeste? No la vi en el almuerzo.
Yang Mi suelta una risa grosera.—Claro que no la has visto porque arruinó un traje importante para la presentación de esta semana.—se burla Yang Mi y a mi me dan ganas de tirarle mi botella de agua.—Apuesto a que sigue en el taller arreglando su desastre.
La miro seria, sin expresión alguna.—Gracias Yang Mi por ser la fuente de chismosería del apartamento.
—De nada.
Para ella está más que claro que el incidente de la madrugada nunca pasó.
Veo la hora en mi celular y ya es tarde como para que Celeste aun este en el trabajo.—La llamaré.
Me recuesto en la ventana del salón viendo las grandes gotas de lluvia que se deslizan. La ventana está empañada y empiezo a dibujar cosas sin sentidos. Celeste no responde y le envío un rápido mensaje.
¿Todo bien?
Pasan los minutos y nada.
—Te aseguro que tu desde acá ves todo muy lindo pero apuesto que los niños solo ven a la viuda negra desde allá abajo.—la voz de Jaime detrás de mi me hace sobresaltar.
Hago una mueca.—Mataste a mi futuro esposo sin conocerlo.
Jaime se acerca a mi y señala.—Claro que lo conozco, sé que su nombre empieza con T.
—¿Eh?
Señala la ventana donde hay una T entre todos mi dibujos sin sentidos. En un impulso nervioso lo borro con la manga de mi sudadera rosa. Bajo las persianas de un tirón porque mi mente me ha traicionado.
Bueno ni tanto.
No hay día en que no piense en Taehyung, ya sea por trabajo o por las excusas de trabajo que me digo que son para pensarlo. No dejo de pensar en sus ojos negros y su ceño fruncido que siempre carga y como desearía pasar mis dedos para quitárselo, en como se relaja cada vez que me encargo de arreglarlo o en como su forma molesta hace que me sienta como una adolescente otra vez.
Pero lo que más se repite fue el beso que nos dimos. Le dije que lo olvidaría pero eso es lo único que hago cada que lo veo y una parte de mi quiere volver a repetir ese momento y el que haya dicho que no lo olvidaría hace estragos en mi pecho.
Pero él no ha intentado nada hasta ahora.
¿De qué me quejo?
Quiero conservar mi trabajo, hacerme de un nombre y espacio en el mundo del maquillaje e involucrarme con uno de mis clientes no es nada profesional. No quiero volver a casa como la perdedora y buena para nada por la que siempre mis padres me han tomado.
Tengo una promesa que cumplir y no la puedo romper.
—¿Te respondió Celeste?—me pregunta Jaime mientras se va tirándose en el sillón. Lo sigo y me dejo caer en el otro.
—Ni siquiera le llegan los mensajes.—suspiro pero me asusto cuando Jaime se para de inmediato.—¿Qué pasa?
—Vayamos por ella.—agarra sus llaves de la mesita de centro, está muy serio y él no es así. Sus ojos marrones me miran con preocupación haciéndome sentir asustada. Pero nuestras miradas se cruzan una fracción de segundos para luego agarrar mi gorro y guantes y seguirlo.