CAPÍTULO 1
TODO COMIENZA CON UNA MUERTE
El pasillo era largo, jamás había estado en un consultorio clínico, y peor aún, sin padecer alguna enfermedad antes.
Supuestamente decían que sufría de un trastorno psicológico por traumas que bloqueaba recuerdos de mi niñez, nada fuera de lo común.
En la sala había un reloj que se hacía sonar por todo el lugar, un escritorio de lo que pareciese ser cocobolo, un piso reluciente que parecía recién encerado, unas paredes tapizadas con un azul obscuro muy cautivador, y unas frases escritas en el muro, la mayoría de ellas no captaron mi atención, hasta que leí una que si logro su cometido:
“La historia cuenta los errores del pasado y el temor hacia el futuro”
Fue entonces que me empecé a sentir raro, todos me preguntaban si estaba bien, y en unos instantes yacía en el suelo inconsciente donde comencé a recordar…
Había un pueblo retirado del resto, no recuerdo el nombre. Lo que sí recuerdo es que su población era menor de lo habitual. Se caracterizaba por tener más infantes que adultos.
Esto debido a que los habitantes de otros pueblos abandonan a los niños en este lugar, uno de esos fui yo, suena triste pero así inicio parte de este trauma.
Mi madre era una mujer excepcional, solía leerme libros para dormir a pesar de estar cansada después de un arduo día de trabajo. para mi era comprensible que estuviese cansada, de modo que le hacía saber que no era necesario leerlos. pero eso le parecía importar poco, puesto que seguía leyéndolos. Un día mi madre enfermó, mi padre actuaba como un histérico. Él me culpaba de ser la causa por la que mi madre enfermó, ya que ella desatendió todo por cuidarme.
Los días pasaban y cada vez había menos tiempo con mi padre, Él salía de casa con la excusa de que tenía que combatir a sus demonios.
Nunca comprendí a qué se refería con sus demonios, solo se que solía tomar en exceso, las drogas también influyeron en su vida y sin mencionar que padecía de depresión desde el momento en el que mi madre entro a ese maldito hospital, solo era cuestión de tiempo para que llegara la noticia que ambos sabíamos tarde o temprano nos cambiaría la vida.
El día llegó y me encontraba en casa mientras mi papá dormía cuando sonó el teléfono. Una mujer me explicaba que mi madre no podría aguantar más tiempo si no recurría a una cirugía, en ese momento llegó mi papá borracho y tomó el teléfono alegando con la mujer, tal parecía que no teníamos el dinero para salvar a mamá, y entre gritos e insultos mi padre decidió pasar los últimos momentos con mi madre.
Aquella noche me la pase en el corredor del hospital. a eso de las 12 de la noche mi madre había muerto. Mi padre no parecía pensar claro, entre el alcohol, la depresión y el rencor tomó la decisión de abandonarme a mitad de una carretera en el desierto.
Mi primer vistazo del mundo fue aquella carretera a mitad de la noche, el tiempo pasó volando, las noches eran brutalmente frías y los días extremadamente calurosos, era cuestión de días para que muriese de deshidratación o de hambre, solo quería volver a los brazos de mi madre.
Tras largas caminatas encontré el pueblo, pero el cansancio ya era devastador, con mis últimas fuerzas me arrastre lo más que pude y mi mirada empezó a cerrarse, había quedado inconsciente.
- ¿Estás despierto, eh?, ¿Qué te parece tu nuevo hogar?.
y tras escuchar esto me desperté.
Un hombre gordo con barba y una bata café estaba a mi costado.
- Un gusto, soy Francisco, llámame fran.
Tal como parecía me encontraba en un centro de adopción catolico del pueblo.
Habían demasiados niños, tantos que la comida no era suficiente para cubrir las necesidades de todos.
La mayor parte del tiempo la pasaban jugando, eso no era lo mío, en el lugar había un área que los niños no usaban regularmente. la zona de libros, ese era mi lugar favorito, pasaba arduas horas leyendo muchos libros, mayormente de misterio o educativos, me gustaba aprender cosas nuevas, simplemente veía la actividad física como una pérdida de tiempo y energía.
Tanto tiempo pasó que corrió la noticia de que un nuevo poblador llegaría a la aldea.
yo estaba molesto, puesto que a la gente no le importaba el hecho de que fuese un inquilino nuevo, si no que era una persona rica, y que probablemente estaba queriendo adoptar a un niño, se me hacían una bola de interesados, todos los niños se la pasaban pegados a la ventana esperando a su supuesto salvador, yo era todo lo contrario, me iba a leer todo el día los libros que ya había leído no se cuantas veces.
El hombre compró las parcelas más extensas del pueblo y un tiempo después llegó la tan esperada visita al centro de adopción.
El tipo vestía con un sombrero oscuro, un traje y un saco largo, unas botas llenas de lodo y no se le podía ver el rostro a simple vista.
El padre Fran le comentó a el inquilino:
A lo que el hombre respondió:
Todos empezaron a llorar pues habían ensayado sus dramas y lloriqueos para que el señor los adoptara. cuando interrumpió de nuevo el hombre;
Todos empezaron a gritar y emocionarse, yo estaba tremendamente confundido, ¿porque diablos alguien adoptaría a 40 niños?, yo no me aguanto ni a mi.
El padre Fran interrumpió el escándalo y pidió que hablaran en privado, el hombre aceptó.
Todos se asomaban a la puerta para intentar de escuchar la plática entre ambos hombres, cuando mencione:
Editado: 20.05.2023