El Final Del Cuento De Hadas

25

Dime que eres quién pensé que eras, ¿o es qué eres el que yo quería que fueras?

Jamás creí que me encontraría con la escena que mis ojos estaban viendo.

Fran estaba con los ojos fuertemente cerrados y con lágrimas en su cara, mientras que ése monstruo la penetraba brutalmente, y la agarraba de ambas manos arriba de su cabeza.

Creí debilitarme mientras veía cómo Caleb abusaba sexualmente de Fran. Sentí como todo se me venía abajo, y a la vez, sentía como se resbalaba el bat de mi mano.

Hasta que Fran abrió los ojos y soltó un grito desgarrador, Caleb la calló de un bofetada que me dolió hasta mí y siguió penetrándola violentamente, mientras le decía "así me gustas, dulce, indefensa e inocente", sentí rabia y unas tremendas ganas de devolver en ese momento, asco, eso sentía. Vi sangre en el labio inferior de mi hija, como también vi sangre en la sábana.

Fran giró la cabeza hacía dónde yo me encontraba estática, y me vio, y al verla ya no vi el brillo especial que destacaba su dulce mirada. Ahora al ver sus ojos, no vi nada.

Vi como de sus labios susurraba un "ayúdame" y como un par de lágrimas caían de sus ojos, para acto seguido Caleb agarrarla fuertemente de sus mejillas y hacer que lo viera a la cara para luego besar de manera ruda sus labios. Mordió uno de éstos e hizo gritar nuevamente a Fran, más un "¡Basta ya, por favor!" desgarrador provenir de ella.

Eso hizo despertar algo en mi y agarré el bat con toda la fuerza posible que mi mano derecha tenía y me dirigí a paso firme, seguro y rápido hasta él.

Lo agarré de su asquerosa espalda, que por suerte se encontraba con una camiseta y así se me hizo mucho más fácil poder agarrarlo, lo atraje a mi cuerpo para luego tirarlo al suelo. No le di tiempo a reaccionar y empecé a golpearlo con todo mi odio, con toda mi furia, con toda mi fuerza acumulada con el bat una y otra vez por todas partes de su cuerpo.

Sólo escuchaba como él gritaba del dolor, mientras que yo con cada golpe que daba deseaba despertar del sueño, deseaba jamás haberlo conocido, deseaba jamás haberle arruinado la vida a mi hija.

Lo golpee tan fuerte que escuche como un hueso de su cuerpo se quebraba, y él gritaba del dolor mientras intentaba protegerse

—¡¿POR QUÉ MALDITO DESGRACIADO?! ¡¿POR QUÉ?!—dije mientras le daba un golpe por cada palabra—¡TE ODIO, TE ODIO!

Empecé a llorar de la ira, pero no dejé de golpearlo. Las ganas de verlo sin respiración iban aumentando cada vez más. Sentía que la fuerza también iba aumentando cada vez más.

En un momento, sentí que el bat no me era suficiente y lo tiré a mi par, pero manteniéndolo lejos de él. Me subí encima de su estómago y lo escuché quejarse desgarradoramente, entonces supe que el hueso que escuché quebrarse habían provenido de sus cosillas. Hice más presión ahí con mis piernas, lo agarré del cabello con la mano izquierda, mientras que con la mano derecha comencé a abofetearlo lo más fuerte posible, hasta no sentir ardor en mi mano. Llegó el punto dónde las bofetadas no bastaban, no eran suficientes tampoco, y entre a darle puñetazos tras puñetazos, dónde fuera, rostro, pecho, dónde sea. Hasta que vi su nariz sangrar.

Estaba cegada por la ira, por la furia, la vergüenza, el dolor y el asco.

De repente sentí como alguien me rodeaba la cintura con su brazo y me quitaba de encima de Caleb. Yo empecé a forcejear para que me liberen. Él merecía morir

Cuando me di cuenta, eran oficiales. Dos fueron tras él y dos me sostenían a mí, y una oficial mujer fue a cubrir a Fran, mentalmente se lo agradecí. Pero ahora, seguía forcejeando para que me soltaran

—¡SUÉLTENME! ¡DÉJENME ACABAR LO QUE EMPECÉ! ¡ESE MALDITO ANIMAL MERECE MORIR!—dije mientras forcejeaba

—Tranquilícese señora. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser usado en su contra. Tiene derecho a llamar a un abogado—dijo uno de los oficiales que me sostenía, mientras me esposaba

Vi como llamaban a la ambulancia para Caleb, y también como verificaban si seguía respirando, ya que éste lo hacía con dificultad. Ojalá y se muera de camino al hospital el maldito bastardo.

Estaba temblando, pero de la impotencia. Me sentía sucia. Sucia por haber metido a un hombre así a mi casa, por haber causado todo esto, por haber apagado la luz de Fran.

—Señora, ya cálmese—dijo el oficial

Lo único bueno que me salió, fue mirarlo con odio.

Miré hacía dónde estaba Fran, y luego volví a mirar al hombre

—¿Puedo ir con mi hija?—pregunté

El oficial me miró dudoso

—Bien, pero yo iré con usted y estará esposada en todo momento—asentí con la cabeza

Caminamos hacía Fran. Ella al verme se largó a llorar con desesperación, con dolor, y yo al verla así no pude más y me desarme delante de mi hija. Me arrodillé frente a ella, y ella me abrazó fuertemente, mientras lloraba desgarradoramente. Yo lloraba de igual forma y deseaba poder abrazar a mi hija para poder consolarla, para poder acariciar su cabello

—Lo-lo o-odi-dio—dijo Fran entre sollozos

Estaba por hablar, cuando sentí como alguien agarraba mis muñecas. El oficial me había quitado las esposas. Le sonreí agradecida y luego vi como se alejó unos pasos de nosotras

—Lo sé mi amor, ya—dije abrazándola fuertemente—te prometo que nunca más nadie volverá a hacerte daño—acaricie su cabello mientras sorbía mis mocos

El oficial tosió falsamente y ya sabía lo que eso significaba. Lo miré y asentí con la cabeza. Volví mi mirada hacía Fran

—Escúchame mi amor, ahora yo tengo que ir a la comisaría—ella ni me miró, seguía murmurando que lo odiaba y me abrazaba fuertemente —tengo que ir a dar la denuncia—ella seguía en su estado de trance

La abracé por última vez y me acerqué a la oficial que estaba atrás de ella

—Gracias—dije de corazón

—No agradezca, para eso estamos—me sonrió comprensiva

—¿Tendría un papel y bolígrafo? Para anotar la dirección de mi ex esposo y que lleven a mi hija hasta ahí. Ella en el trance que se encuentra en éstos momentos no hablará o no lo llamará, estoy casi segura, bueno no lo sé, pero por si las dudas—sorbí mis mocos




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