El Final Del Cuento De Hadas

32

Algo tenía que romperse, no había razones para quedarme más tiempo.

CALEB

No podía dejar de pensarlas. No podía dejar de recordar aquel día. No podía dejar de estar tan confundido.

¿Cómo pude haber sido tan estúpido? ¿Cómo pude empezar a confundirla a Fran con ella? Tienen actitudes y gestos similares, lo sé, ¿pero qué tan estúpido tuve que haber sido, para haber confundido totalmente a Fran con ella? Tanto, que empecé a verla a ella en vez de a Fran. Empecé a ver sus ojitos, su nariz, su sonrisa, su cabello, empecé a escuchar su dulce risa. En simples palabras, empecé a verla a ella.

Pero mientras la veía a ella y mi corazón latía por ella, también lo hacía por Sarah, también veía a Sarah. La sonrisa con la que me cautivó, la forma en la que sus ojos brillaban cada vez que le decía algo tierno, su risa que me calmaba o sus cariños a media noche cuando me despertaba por alguna pesadilla como niño chiquito.

Llegué a amar tanto a Sarah, que dejé de verla a ella por un tiempo y volví a ver a la dulce Fran. Pero luego, él me dijo que estaba engañándola a ella al amar a Sarah, que estaba empezando a olvidarla, y ahí fue dónde ella hizo nuevamente su aparición, dónde Fran dejó de ser Fran, dónde la locura porque me perdonara apareció. Dónde cometí una estupidez gigante.

Mediante Sarah me daba la golpiza de mi vida, lo vi todo con claridad. Ella está muerta y jamás volverá.

Pude ver en los ojos de Sarah su odio y dolor hacía mí, cuando tan sólo un día antes esos ojos brillaban con amor cada vez que me veía. Y eso... Eso me hizo ver la realidad, eso me hizo odiarme.

Todavía no puedo sacarme las palabras de Fran en la corte. "¿Por qué? me prometiste que no vendrías a ésta familia a destruirla, a dañarla, pero vaya que me arrepiento de no haberte echo jurar no destruirme a mi". Y la manera en qué me miró hizo que me odiara más de lo que ya lo hacía.

Aunque él me decía que estaba bien lo que había echo, que no tenía que arrepentirme, que ella si volvió por un tiempo y que hasta él la veía. Entonces decidí creerle, era mejor eso a que seguir odiándome y espiar a Fran para pedirle perdón. Aunque claro, él me prohibió acercarme a Fran, dijo que eso sería algo completamente estúpido.

Sólo quiero cerrar los ojos y volver el tiempo atrás, para evitar todo lo sucedido. Para volver a ser feliz junto con mi dulce Sarah. Para evitar las palabras de él. Para evitar todo.

Ahora mismo me encontraba afuera del nuevo instituto de Fran, porque sí, así es. Hace unas dos semanas tal vez es que la volví a ver, creí que eran alucinaciones mías, pero no, ella verdaderamente se había mudado a la misma ciudad que yo, y desde entonces la espío, ya que sé que acercarme a ella es algo imposible.

Me gusta verla sonreír, reír, y saber que poco a poco va olvidando el daño que le cause. Me gusta verla así, verla crecer. Cada día veía una Fran diferente, una más grande, más cambiada.

Estaba tan ensimismado, que la campana del instituto me sacó de mis pensamientos. Levanté la cabeza y miré hacía la multitud de adolescentes que salían de ahí.

En eso, veo a Fran sonriendo y riendo con un amigo, ¿será su novio? No lo sé, pero si es así espero que no la dañe y que la cuide. ¿Qué ilógico, no? La persona que más daño le hizo, desea su bien estar.

Estaba observando a Fran atentamente, hasta que la vi mirar hacía mi dirección y vi como se tenso y dejó de reír, para cambiar su cara de alegre a una de pánico y terror. Yo también me tense, no sabía qué hacer o dónde esconderme.

Vi a Patrick acercarse a ella, y como ella empezaba a correr a su dirección, ella le dijo algo y él se giró en mi dirección, al hacerlo le sucedió lo mismo que a Fran, se tenso, pero su cara era de furia y odio.

Cuando Patrick giró la cabeza hacía otro lado tratando de encontrar a alguien al parecer, aproveché la oportunidad y me fui de ahí. Era lo mejor que podía hacer. Tal vez y luego ellos pensaran que fue una ilusión o algo por el estilo.

Llegué a mi casa, y fui directamente a la cocina, saqué el vino y una copa, y me dispuse a beber. En eso, llegó James hasta mi y al ver mi cara suspiró

—Volviste a ver a Fran, ¿no es cierto?—dijo para luego volver a suspirar

—Si, así es—asentí con la cabeza y tome un sorbo del vino

—¿Y por qué esa cara? ¿Qué pasó?—dijo viéndome exasperante

—Me vio—James abrió los ojos como plato—y no sólo ella, sino también Patrick

—¡Estas de coña!—gritó James, para acto seguido pasarse la mano por la cara en modo de frustración—¿Y qué más pasó?—dijo con furia

—Nada, ambos me vieron y cuando vi la oportunidad me fui de ahí. Tranquilo, obviamente me fui sin que me vieran—me encogí de hombros antes de tomar el último sorbo de vino




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