“A todos los gatos les gusta ser centro de atención”.
Peter Gray
Kelly arrastraba su maleta en el aeropuerto, sus padres la esperaban y al verlos ella se puso a llorar:
—¡Mamá! !Papá! ¡Me equivoqué!
—Hija, no debiste dejar a Brian—decía su madre.
—Pensé que la familia Burns, tenía dinero.
—Lo perdieron todo…
—Tengo un plan, necesitaré tus contactos papi.
Su padre acarició su rostro hermoso y le dijo:
—Todo lo que mi precioso tesoro necesite.
La campaña en redes sociales
Kelly movió sus contactos en medios para remover el asunto del gato, había gente que reclamaba por el maltrato animal, además que decían que era atroz que el CEO maltratador siguiera con el gato por dinero, ponían en duda sus intenciones con el gato y la adjudicaban todo al dinero.
Brian ignoraba todo esto, es más no se esperaba esa arremetida, llegó al trabajo y vio que muchos lo miraban con recelo, ese mal clima de nuevo, entonces se acercó donde la recepcionista y le preguntó:
—¿Alguna llamada?
—No, señor.
Le respondió en tono chocante, eso le extrañó, pues normalmente era muy gentil. Vans salió a verlo bastante preocupado y le dijo:
—Tenemos que hablar.
La seriedad de Vans lo alarmó:
—¿Pasa algo?
—Es sobre Míster Fritz, parece que la gente ha comenzado a murmurar sobre el tema de nuevo, dicen que estás conservando al gato por el dinero y lo ven como algo indecente.
Claro que conservaba al gato por el dinero, ¿eso qué tenía de malo?
—Están haciendo campaña para que el gato salga de tus manos y eso significa que los millones de Cats y Dogs se irán con él.
Engulló saliva y su jefe le dijo:
—Si el gato se va de tus manos, el trabajo también se irá.
—Es que no entiendo…
Vans dijo crispado:
—Hay muchos CEOS que desean ese contrato y empresas detrás de él, harán de todo para conseguirlo.
Brian no quería perder a Míster Fritz, le estaba tomando cariño y ahora nacía este problema.
Esto se pone interesante
El señor Cats y Dogs, Puchi, jugaba con unos cachorros de labrador en el jardín:
—Mis preciosos, hermosas criaturas de Dios.
Los animalitos andaban revoloteando por las piernas del anciano que vio que le llevaban una gata persa ya peinada:
—Preciosa Kasandra, estás hermosa.
La gata ronroneaba en sus brazos:
—Sí mi amor, eres hermosa.
Su amor por los animales era muy grande, desde niño le gustaba rescatar animales en peligro y curarlos, luego les buscaba un hogar. La idea del alimento nació cuando comenzó a preparar en su casa mezclas para darle a sus mascotas, hasta ese momento tenía 10 gatos y 4 perros, entonces una de las mezclas gustó y comenzó a venderla entre sus amigos y luego decidió comercializarla. El nombre de Puchi, nació por un perro que tuvo con ese nombre y que literalmente lo salvó de un cáncer que estaba naciendo, Puchi ofrendó su vida sanando su cuerpo como solo los animales saben hacer y en su honor se cambio el nombre de Frederik por el de Puchi y hasta el apellido, pues tal era el amor por esas criaturas que el juzgaba como ángeles en la tierra que adoptó el apellido de ellos Dogs y Cats. Fueron esos animales los que le ayudaron a construir un imperio en materia económica, su comida era una de las mejores y cada día innovaba en hacer cosas deliciosas para ellos, además de campañas de ayuda.
Su secretaria se acercó y le dijo:
—Señor tiene que ver esto.
Le mostró la noticia del Ceo y todo lo que se estaba removiendo, entonces miró a Kasandra:
—¿Piensas lo mismo que yo preciosa?
La gata maulló y él le dijo:
—Es cierto, pensamos igual—meditó un poco y preguntó al aire—¿Qué se debe de hacer en estos casos?
La secretaria acostumbrada a esos pierdes le sugirió:
—Consúltelo con los gemelos.
Era una buena idea, los gemelos eran unos siameses muy unidos, que no se separaban por nada del mundo, eran como talismanes a la hora de tomar decisiones. Él fue a verlos en una hamaca acurrucados y cuando lo sintieron alzaron sus cabezas atentos:
—Mis preciosos gemelos, son tan unidos y a la vez tan acertados, tengo un problema…
Ellos parecían escucharlo atento y en verdad lo estaban:
—Es el gato del CEO, Brian Rosenberg, Míster Fritz, parece que desean quitárselo, ¿merece eso?