─¿Lía? ¿Qué haces aquí? ─ pregunté notablemente sorprendida.
─Lo mismo que tu, tontita; divertirme. Ven, vamos a bailar.
No tuve tiempo de pensar una excusa, pues Lía ya me había tomado del brazo y me había arrastrado hacía un grupo de gente.
─¡Chicos! ─Dijo alzando la voz haciendo que todo el grupo volteara a vernos ─Ella es Cassiel, es la novia de Ciro. Cassiel, ellos son Mike, Julie, Sara, Dylan y Zack. Todos somos compañeros de Ciro en la escuela. ─Nos presentó animada.
─Un gusto, pero debo irm...
─¡Así que tu eres la famosa Cassiel! Ciro no para de hablar de ti. ─me interrumpió un chico bastante alto. ─Me llamo Zack
Me hubiera molestado que me interrumpiera pero, siendo honesta, me hizo feliz escuchar que Ciro hablaba de mí.
─Si, no lo habíamos visto así desde hace mucho. Yo soy Mike ─ dijo un chico moreno, no tan alto como el anterior.
─Si, principalmente desde que Lía lo rechazó ─ dijo una chica rubia al tiempo que mi corazón daba un vuelco.
~¿Cómo dijo?~
─¡Sara! ─dijo Lía notablemente incomoda ─ vamos Cassiel, otro día te los presentaré mejor. ─dijo tomándome por los hombros y llevándome afuera.
Cuando salimos miré inquisitivamente a Lía.
─No es lo que piensas. Es solo que a Sara le gusta Ciro y tu no le caes bien. ─dijo con aires de inocencia.
─No me conoce, ¿Cómo puedo caerle mal?
Lía se encogió de hombros ─El amor es así.
~¿Amor?~
─Sobre lo que dijo, ─empezó a explicar ─ yo le gustaba a Ciro pero yo solo lo veo como amigo, además eso fue hace mucho.
Dude un segundo y bajé la mirada. ─¿Estás segura? ─dije en voz baja.
─¿Eh?
─Ciro no te gusta, ¿verdad?
─¡No! ─dijo riendo exageradamente ─Claro que no, él es solo mi amigo. Además, ─ dijo posando una mano en mi hombro ─también quiero ser tu amiga.
Creo que si me hubiera dicho que ella era en realidad un oso hormiguero disfrazado de humano en una misión para vengar a sus ancestros me hubiera sorprendido mucho menos.
─¿Por qué? ─ fue todo lo que atiné a decir. Sé que es bastante descortés de mi parte, pero Lía era, literalmente, la última persona que esperaría que me dijera eso.
─¿Como que por qué? Porque me caes bien; eres lista, linda, simpática; eres como un angelito. ─ dijo poniendo sus manos debajo de su barbilla y ladeando la cabeza.
Era la primera vez que alguien decía cosas tan lindas sobre mí, ni siquiera Ciro lo había hecho, excepto lo de ángel, claro.
─Oye, gracias, no quería sonar maleducada pero me sorprendiste. ─ intenté no ruborizarme; obviamente, fallé.
─Descuida, tampoco era mi intención abrumarte, sin embargo creo que lo hice. ─dijo llevándose una mano a la cabeza. La verdad, me recordó mucho a Ciro.
─¡No lo hiciste! ─me apresuré a decir ─Lo que pasa es que no me dicen estas cosas a menudo así que no sé bien cómo reaccionar.
─¿Y tus amigos?
Un escalofrío recorrió mi espalda y recordé a Zoe. Tenía que hablar con ella.
─Escucha, tengo que irme, tengo que hablar con alguien.
─Oh, entiendo. ─dijo Lía decepcionada.
La miré, había sido tan amable conmigo; me sentí muy mal.
─¿Quieres acompañarme? Voy a buscar a una amiga.
El rostro de Lía se iluminó.
─¡Claro! ─dijo sujetándome del brazo.
Caminamos entre el gentío por lo que parecieron horas, pero no había rastros de Zoe y mucho menos de Brianna.
─Quizá ya se fueron ─ Dijo Lía deteniéndose.
─¡No puede ser! Se suponía que me quedaría en casa de Brianna. ─ Me quejé mirando al techo.
─ ¿Por que no te quedas con nosotros? Dentro de un rato nos iremos a casa de Mike.
Lo pensé por un momento, pero una imagen de Brianna enfurecida porque me fui sin ellas atacó mis pensamientos.
─Creo que me quedaré, quizás aparezcan en un rato. Pero tú puedes ir con tus amigos.
─¿Estás segura?
─¡Claro! ─ Dije sonriendo genuinamente ─ Ya hiciste demasiado por mí. Gracias.
Lía me dedicó una cálida sonrisa.
─Si alguna vez necesitas algo, llámame. ─ Dijo sacando su celular ─ ¿Puedo agendarte?
En ese momento recordé que no había llevado celular porque no tenía donde guardarlo.
─No trajiste tu celular, ¿verdad? ─ Dijo Lía sonriendo de lado.
Negué con la cabeza ─ Pero puedo decirte mi número.
─Te escucho...
Le dije mi número al oído ya que el bullicio ni siquiera me dejaba oírme a mí misma.
─De acuerdo, te enviaré un mensaje con cuando estemos en casa de Mike, así tendrás mi número y sabrás que llegué bien.
─Está bien, y gracias de nuevo, me ayudaste mucho hoy.
De nuevo me sonrió y ésta vez sentí esa sensación de estar en casa, tan cálido y familiar.
Me quedé viendo a Lía mientras se alejaba. Quizá sí juzgo mal a las personas. Tal vez debería dejar de hacerlo.