Siempre que nombran a Joshua y Lena lo primero que recuerdo de ellos, fue esa experiencia tan “placentera” que tuve al estar dormido en una habitación a lado de la suya. Pasó hace dos años y creo que aún me sonrojo al acordarme. Creo que, escuchar a dos personas disfrutando de su intimidad, suele dejar una marca traumática algunas veces. Siempre me he preguntado si Lena no se sintió incomoda cuando me vio beber agua en la cocina y ella salía de la habitación con la playera blanca de mi hermano, cubriendo su cuerpo desnudo. A pesar de la oscuridad que invadía el apartamento...pude ver su desnudez.
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– Jarvis… – susurró – Me asustaste. – Sonreí dejando el vaso en el fregadero y tomé otro para ella, el cuál llené con agua. Caminé disfrutando del frío suelo entre las plantas de mis pies y le extendí el vaso, fue allí, cuando un rayo lunar iluminó su cuerpo.
– Gracias. – Me dijo. Dio un sorbo y pude ver cómo sus ojos azules se abrían sorprendidos. – No me digas que tú…
– Disfrutaron la tarde... – Me ruboricé.
Esa madrugada tenía trabajo por hacer, dejé a Lena parada cerca de barra en la cocina y caminé dándole la espalda. Fui un tonto al haber dicho eso; con paso rápido llegué a la puerta y desaparecí; tiempo después, recordé que no llevaba zapatos. La madrugada anterior, Joshua y yo habíamos salido en busca de sangre y dinero. Le propuse que si me ayudaba en la misión de esa noche le daría la mitad de la recompensa, la gracia de Dios se separó por un mes porqué teníamos que deshacernos de un círculo de asesinos…que por su seguridad, decidió separarse y a cada uno de los cinco, nos tocó matar a dos…Nos distribuimos por el país y para mi suerte, me tocó ir a Manchester; sin embargo, no esperaba la visita de Lena a la mañana siguiente.
Joshua terminó con el brazo herido hasta el pecho y yo, llevaba un parche en el ojo derecho, que, por cierto, tenía una enorme mancha de sangre. Tengo una hermosa cicatriz en la ceja que termina en mi pómulo. Tuvimos que decirle parte de la verdad.
– Fuimos al partido de futbol por la noche y… – Comentó Joshua.
– ¡Terminaron con los hooligans! – Interrumpió muy desilusionada.
– Fue divertido.
– ¡Le costó un ojo a Jarvis!
– Estoy bien…no me quedaré ciego. – Dije.
– ¡Están locos!
Y después de eso me fui a dormir…porqué la historia verdadera era demasiado agotadora…y desperté cuando ellos comenzaron a gemir. Tuve suerte de escapar desapercibido…por lo menos para Lena, porqué estoy seguro de que Joshua me escuchó cuando salí de su apartamento.
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Se lo conté a Thomas…y me odia…aunque no sabía – en ese entonces – que a él le gustó la chica y creo que aún le gusta. Es una lástima que la hayamos conocido después de Joshua. Y digo que es una lástima, porqué causo algo terrible en nosotros…La he visto dos veces…y ahora que Dorian quiere asesinarla, siento mi estómago revolverse. Espero de todo corazón que Joshua no se vea involucrado.