Moteado y yo pasamos jugando como por más de una hora, esto me servía a mi para olvidarme de todos los problemas que tenía, pero cuando terminamos de jugar me volví a sentir tan solo como siempre, tan solo que quisiera destruir cualquier cosa.
Después de esa hora en la que Moteado y yo pasamos jugando, salimos del cuarto y nos encaminamos a la sala principal, en la que estaban todos mis amigos a excepción de Leo, claramente, en ese momento me acorde de todo lo sucedido el día de ayer y me sentí terrible por haber dejado a Carla con esos cuatro pervertidos.
Me acerque a un guardia y le pregunte- ¿qué hicieron ellos cuatro mientras yo no estaba? -le pregunte con un tono serio.
-bueno solo han estado viéndose el uno al otro por una hora y también intentaron hacer algo con aquella chica-dijo el guardia señalando a Carla-cuando intentaron hacerle algo nosotros la protegimos-dijo el guardia orgulloso de lo que hicieron, en eso los demás guardias me miran y me sonríen.
Yo al ver este gesto me sentí extrañado, por el raro comportamiento que tenían esos guardias, pero no le tome más importancia al asunto y me reuní con mis amigos, ellos no me querían dirigir la mirada-así que con esas estamos-les dije un poco enojado, la verdad no me quiero poner así con mis amigos, ya que a pesar de todo siempre los he necesitado, ellos son como mi familia y quien sabe que me hubiera pasado si no los encontraba -de seguro ya no estaría con ellos-me dije a mi mismo un poco triste.
Al ver que mis amigos en verdad no querían hablar conmigo, no me dejaron más opción que irme a hablar con Carla, para mi desgracia ella todavía estaba siendo resguardada por los guardias, eso no me importo demasiado y me acerque a ellos, ya estaba a punto de llegar junto a Carla, pero en ese momento los guardias me ponen sus lanzas en mi cuello.
-no puedes acercarte más a ella-dijo un guardia.
-si ahora ella es nuestra amiga-dijo otro.
-oigan yo no le voy a hacer nada-dije intentando sonar calmado.
La verdad era que no estaba calmado, quería meterles sus estúpidas lanzas por donde les entre, pero me calme y seguí hablando un poco calmado.
-solo quiero hablar un momento con ella-dije tranquilamente.
-no puedes-dijo otro mientras estaba jugando tranquilamente con Carla.
-Pero que les pasa a estos guardias, porque no son maduros-me dije a mi mismo mientras intentaba reprimir un incesante deseo de destruir todo lo que estaba a mi alcance.
-Carla puedes decirles, que quieres que yo hable contigo, si no es mucha molestia-dije un poco irritado.
Carla no me presto atención y siguió jugando con los guardias, a algunos les estaba haciendo coletas, a un monstruo gato le estaba peinando y a un monstruo lagarto le estaba rascando la barriga.
-pero que buena amiga que eres-dije enojado mientras le lanzaba una mirada asesina.
-nadie quería hablar conmigo, todos estaban extraños, todos estaban enojado conmigo-me dije a mi mismo-que habrás hecho esta vez-dijo algo en mi interior reprochándome y haciéndome recordar todo lo ocurrido ayer.
Yo estaba intentando sacar esos pensamientos tan oscuros de mi cabeza, pero no podía, cada vez se iban haciendo más grandes, todo me lo iba sacando en cara, mis errores, mis defectos, todo eso hacía que tuviera aún más ganas de destruir o matar a alguien, así que me acerque a un pilar, puse mis dos manos en el pilar y estampe mi cabeza contra el pilar.
El pilar se rompió un poco, ya se estaba viendo cómo se agrietaba, poco a poco, así que empecé a descargar toda mi ira contra ese pobre mural, empecé a pegarle, no me importo que tanto daño me haga, solo quería quitarme ese dolor que tenía, todos los presentes me estaban viendo, yo no paraba, seguía intentando romper el pilar casi lo conseguí, pero justo en ese momento, alguien me agarra del hombro.
Era Moteado que estaba asustado por mi comportamiento, me dijo que para y que me calmara, pero no le hice caso y Sali corriendo lo más rápido del castillo, no sabía a donde me dirigía, solo veía casas, en un momento me di la vuelta y me di cuenta de que había dejado mi hacha con mis “amigos” y también me di cuenta de que ellos me estaban siguiendo, así que me metí por un callejón sin importar nada.
Ellos se cansaron de buscarme y en ese momento fue en el que por fin pude salir, todo parecía tranquilo, la verdad era que necesitaba todo eso para calmarme, todo estaba en paz, yo me sentía en paz, pero muy dentro de mí me sentía vacío y con problemas.
De repente vi algo, que hizo que saliera de mis pensamientos, vi a un monstruo que estaba acostado, nadie lo veía, nadie estaba junto a él, yo me acerque a él, con un poco de delicadeza, no quería que todo eso fuse una trampa, pero a medida que me iba acercando vi que el monstruo tenía una gran herida en su pecho, el monstruo al verme solo se asustó e intento retroceder pero claramente no podía.
-señor ¿qué le paso? -pregunto con un tono algo preocupado.
-unos vándalos me atracaron y no solo eso, también me acuchillaron con una navaja-dijo el señor un poco más calmado.
-y esos vándalos como eran-dije un poco apresurado.
-uno era un gorila ,el otro tenía la apariencia de un perro y el ultimo no sé qué era, pero parecía una combinación de perro y gato-dije el señor forzadamente-ja esta generación de ahora esta tan dañada-
La verdad no conocía al gorila, pero a quien si conocía era al perro y a la combinación de monstruos, pero eso no importaba, ahora la vida de este señor se estaba esfumando y yo no hacía nada, en ese momento empiezo a ver alrededor, para ver si alguien podía ayudarnos, pero no había nadie.
-tranquilo chico ya no hay salvación para mí-dijo el señor tristemente.
-entonces, si nadie viene a ayudarte, me quedare aquí contigo por tus últimos minutos de vida-dije mientras me iba sentando, disfrutando de ver el perfecto paisaje que se visualizaba desde ahí, se podía ver el mar y a lo lejos se veía el reino de Whinder.