Yo mismo me encargo de ordenar todo mi apartamento, hacer la maleta, y arreglar todo para aquel viaje a las afueras de la cuidad. La muerte de Midori sigue doliéndome, pero no intento pensar en ello, aunque se me está volviendo algo imposible.
Salgo de mi apartamento y guardo la llave en el traje que llevo puesto, es el mismo que usé hoy en el día, pero me bañaré a penas llegue al hotel en el cual me quedaré, para luego ir a hacer negocios. Ese era el otro trabajo que tengo, además de obviamente trabajar de empleado en la cafetería que queda al lado del instituto, si tuviera que elegir cual de los dos disfruto más sería la cafetería, ya que los jóvenes que van allí hacen subir en ánimo siempre cuando uno se encuentra mal.
Llego al ascensor, aprieto el botón que hay en el piso, y espero a que las puertas se abran. Entro y presiono el botón para bajar al primer piso. Un día, solo necesito un día para pensar en todo lo que me está sucediendo en mi vida.
Salgo del hotel, no obstante antes de hacerlo le aviso al portero que no estaré aquí hasta mañana por la noche, solo por si alguien llega a preguntar por mí, aunque creo que nadie lo hará.
Camino por la calle, que obviamente se encuentra repleta de personas, y por primera vez puedo ver el rostro de confusión de todos cuando la nieve comienza a caer, esta vez me lo esperaba, ya que hacía bastante frío, igualmente eso fue bastante como para que las cosas se enloquezcan un poco. Las personas caminaban más y más rápido, seguramente teniendo el miedo de que pueda empeorar la situación, y eso logró que me chocaran al menos tres personas.
Llego al metro y espero a que el tren aparezca, cuando este por fin lo hace no logro sentarme en ninguno de los asientos ya que viene bastante lleno que digamos, esperaría el próximo pero no tengo mucho tiempo que digamos y el viaje es muy largo.
Cuando la persona que se encontraba delante de mí en uno de los asientos, no dudo en sentarme en él.
Miro por la ventana y me pregunto qué estará haciendo Kazuo en este momento. La chica que está más cerca de la ventana que yo me observa, abre la boca como si quisiera preguntarme algo, duda un momento en hacerlo pero al final lo hace.
—Hola, una pregunta… ¿Conoces a Saori? —Pregunta, alzo el ceño, ¿Estaremos hablando de la Saori que pienso? ¿La mujer de mi jefe?
Me detengo unos segundos en observar a la mujer, trae puesta una gorra como esas que usan las personas de Paris, su cabello es pelirrojo , y sus ojos son azules, bastante lindos a decir verdad. Asiento y una sonrisa aparece en su rostro, vaya, no me esperaba encontrar con alguien en este viaje, no la conozco a ella, pero ella conoce a Saori, ¿Quién será?
—¿Me puedes decir por favor dónde encontrarla? Soy una gran amiga de ella —Dice, suspiro y busco entre mis cosas una tarjeta, en ella está su número.
—Aquí tienes —Digo, su felicidad se podría notar a mil kilómetros de distancia.
—Muchas gracias —Lo siguiente que hace es agarrar su teléfono, agendar el número y luego enviar un mensaje, puedo ver que le escribe solamente una dirección, pero no deja su nombre en el mensaje, supongo que será elección de Saori si ir o no.
Cuando la chica se baja, me siento al lado de la ventana, y me mantengo mi mirada en ella, la nieve continúa cayendo, y a medida de que el tren va frenando más personas se van bajando.
—Queridos pasajeros:Lamento informarles que nos tomaremos quince minutos de descanso en la siguiente parada por la tormenta. Agradecemos que entiendan la situación —Suena por los altavoces, suspiro, ya es la tercera parada que se toma para un descanso, así nunca más llegaré.
Mis ojos se cierran sin mi permiso, el sueño se va adueñando de mí lentamente, intento abrirlos, pero sé que falta aún más para llegar a mi destino y eso me quita más las ganas de mantenerme despierto. No obstante, coloco mi equipaje entre mis dos piernas, cualquiera que me lo intente sacar se la verá conmigo, aunque esté dormido.
Abro los ojos e intento buscar en dónde me encuentro, al recordar que sigo en el tren miro hacia todos lados intentando descifrar en qué parada me encuentro, espero no haberme pasado. Algunas personas se encuentran dormidas en sus asientos como yo hace segundos antes, mientras otras simplemente se encuentran despiertas paradas y esperando a que llegue la hora de bajarse.
Logro darme cuenta en dónde me encuentro y suspiro, por suerte no me pasé, faltan unas dos paradas más para que yo me baje. Espero que no haya sido mala idea haberle dado aquella tarjeta con el número de Saori a aquella chica, a fin y acabo nunca la usé, por lo cual ni siquiera Saori tiene mi número de teléfono.
Bajo cuando el tren llega por fin a mi destino y me encamino con mi maleta hasta la dirección que mi jefe me dijo, es un gran hotel, podré relajarme perfectamente aquí, alejarme de todos los problemas de mi vida.
Miro cada uno de los edificios hasta llegar a el hotel en el cual me hospedaría, entro, le muestro mi identidad a la mujer que había allí, y me entrega la llave para mi habitación. Camino hacia el ascensor y entro en él, espero a que llegue al piso en el cual tengo que bajarme, y cuando lo hace me encamino hacia el número de mi habitación.