Me encuentro entrando al hospital, mis pasos hacen eco, y eso es porque estoy corriendo. Natsuki, ella… se encuentra bien, la podré ver y me alegra tanto esa noticia.
Suspiro antes de acercarme a sus padres, quienes se encuentran con una sonrisa en sus rostros, a penas me ven me abrazan, y yo también lo hago.
Con respecto a Takeshi, le dejé una carta que escribí en el momento a su portero para que se la dé, y también le dejé la foto en la cual aparecemos yo, él y Midori, tal vez así él acepte encontrarse conmigo porque nos conocemos desde la infancia, quién sabe.
Entro a la habitación en la cuál se encuentra Natsuki y le sonrío, sin embargo ella no a mí. Ignoro eso y cierro la puerta detrás de mí para luego acercarme a ella. Me pone tan feliz que se encuentre estable.
—Hola —Digo, mi voz suena alegre, porque realmente lo estoy.
—Hola —A diferencia de mí ella se encuentra más seria, cada una de sus palabras salen como agujas filosas hacia mi corazón ¿Qué pasó?
—¿Natsuki? —Intento tocarle la mano pero la aleja rápidamente de mí, abro la boca sin entender qué estaba sucediendo.
—Todo esto es tu culpa —Suelta lentamente, sus ojos se encuentran cristalizados, al igual que los míos. Sus palabras golpean mi corazón una y otra vez, se repiten en mi cabeza como ecos que no terminan de producirse.
—¿Qué? ¿No entiendo? —Mi voz se encontraba quebrada, ¿Cómo lo supo? No entiendo nada.
—Tu eres culpable de lo que me pasó, tu eres culpable de otras muertes también, eres culpable, y todo por tu maldito deseo —Dice, mi barbilla comienza a temblar, sus palabras duelen tanto.
—No entiendo de qué hablas —Intento decir, pero cada vez que hablo un dolor se sitúa en mi garganta, impidiéndome hablar.
—Sí, sabes perfectamente de qué hablo, ¡Eres un mentiroso! Te haz estado mintiendo a ti mismo diciendo que no pediste ningún deseo cuando realmente sí lo hiciste, ¡Todo esto es tu culpa, Kazuo! —Grita, mi corazón duele, no puedo creer que estuviera diciendo aquella cosas.
No recuerdo haber pedido un deseo, no lo recuerdo. No obstante sí me sentía culpable, sus palabras se repetían una y otra vez en mi mente, atormentándome. Natsuki es mi mejor amiga desde que soy pequeño, y que me dijera aquellas cosas me dolía, y mucho.
Me levanto de los pies de la cama y suspiro, intento decirle algo pero no se me ocurre nada, me duele saber que Natsuki piensa eso de mí, y mucho.
—Si tú no hubieses pedido aquel deseo yo estaría bien —Dice con furia, las lágrimas siguen saliendo de mis ojos.
—Tú no eres Natsuki —Es lo último que digo antes de salir corriendo de aquella habitación.
Corro por el pasillo, los padres de Natsuki me intentaron frenar preocupados, pero yo no lo hice, no me frené. Corrí hasta salir de aquel lugar, lo lamento, Natsuki, y mucho, pero no puedo soportar que me digas aquellas cosas aunque me las merezca.
Me encamino hacia el metro, me subiré al primer tren que vea para ir a casa, necesito estar solo. Las lágrimas siguen saliendo de mis ojos aunque intente detenerlas, no lo logro, no logro absolutamente nada.
Al llegar, el tren se demora aproximadamente unos veinte minutos en llegar, en los cuales yo me pregunté una y otra vez si me merezco todo lo que me está sucediendo. Busqué y busqué en mi memoria cosas malas que hice en el pasado, y son muy pocas… o eso creo, tal vez no debí haber insultado a mi vecina cuando era pequeño por no devolverme mi pelota.
Me subo al tren y me siento en uno de los pocos asientos libres, suspiro, mi cabeza da vueltas, y tengo ganas de vomitar, pero me aguanto. Suspiro y veo como Midori sube al tren, me ve y me sonríe, intento hacer lo mismo pero no lo logro, se sienta a mi lado.
—Hola —Dice, también la saludo.
—Hola, Midori —Logro formar una pequeña sonrisa, pero ella se da cuenta en segundos que me encuentro mal.
—¿Qué te pasa? —Pregunta, suspiro y me pregunto una y otra vez si contarle, lo hago, pero lo único que le cuento es que Natsuki se intentó suicidar y cree que yo soy el culpable—. Oh, entiendo, el suicidio es un tema muy serio, pero ella no quiso hacer eso, el hilo la obligó a hacerlo.
Mi corazón se acelera, ¿Cómo lo sabe? ¿Takeshi le contó sobre el hilo? No entiendo.
—No entiendo… ¿Tú cómo lo sabes? —Pregunto, ella sonríe y suspira.
—Porque a mí me llevo a la muerte —Dice, trago saliva y la observo, ¿Qué? Si Midori está muerta… ¿Quién es la persona que está al lado de mí?
Despierto rápidamente dándome la cabeza contra el asiento delante de mí, aún continúo en el tren, maldigo al sentir un dolor en la zona afectada. Una chica detrás de mí se ríe, al menos logro que alguien ría.
Bajo del tren al llegar a mi destino, suspiro y camino hacia mi casa, las lágrimas salen cada vez que recuerdo una que otra palabra de lo que Natsuki me dijo. Si el sueño de hace rato en cierta forma fue real, Midori murió, ella murió.