El hilo rojo del destino

Capítulo seis (6) / Helados y el pequeño detalle

Llegó el sábado, ambos adolescentes se encontraron en la plaza de Armas como siempre, Sophia dispuesta a pagar su deuda y ver a su amigo y Estéfano listo para conocerse mejor con la chica.
Se saludaron y un pequeño silencio inundó el ambiente, por suerte la heladería estaba muy cerca y el momento no duró lo suficiente cómo para que se tiene incómodo.  
En el local ambos se sentaron y ordenaron los saberes de sus helados (Estéfano de café y Sophia de chocolate). Empezaron a consumir sus helados no hablaban y el contacto visual era de lo más limitado, normalmente Sophia ya empezaría un tema de conversación ya que odiaba estar en silencio y perder el tiempo. Decidida ella comienza ya el tema de conversación. 
Narra Sophia: 
- ¿Y qué me cuentas? Has estado mudo desde que nos encontramos. - 
- Tu tampoco te quedas atrás - Preguntó retándome con una ceja en alto.
Le saqué la lengua sonriendo y proseguía con el hilo de la conversación para que no se pierda. 
- Bueno, entonces... Hay que conocernos más - Sugirió la joven. - Suelta los datos -
- Bien, amo el mar y por eso estoy estudiando biología marina, soy bueno nadando, me gusta escribir y leer y adoro el café -  
- Yo estudio Zoología por el amor eterno que les tengo a los animales, soy hija única, también me encanta leer y lo que más me gusta es el chocolate y las pastas. - 
- Yo tengo una hermana, se llama Sara - 
- Si la recuerdo, la de la sesión de modelaje ¿Verdad? -
- Esa misma. ¿Qué más? -
- Mmm soy fanática de la cultura francesa y me gustaría volver ahí en algún momento.
- Yo visité París cuando era pequeño, fue por la boda de mis padres y realmente no recuerdo mucho. - 
- Es un lugar hermoso, pero es frío la mayor parte del tiempo. Las personas son amables, o bueno las que conocí sí y hay unos chicos muy guapos, chicas también, deberías ir y buscar una eropea - esto último la dejó fría, por algún motivo se arrepintió totalmente de haber dicho eso.
Estéfano siguió el juego pero el deje de nervios y preocupación seguía en el. Se sintió intimidado.
- ¿A sí? ¿Que acaso ya te enamoraste de un europeo? -  Preguntó el con humor, acercándose a Sophia.
Ella lo empujó suavemente, alejándolo de si. 
- Nahh, hice algunos amigos pero no me interesaba nada de eso. Creo que no estaba lista para una relación - 
- Interesante - 
- ¿Y tú? ¿Tienes novia? - la impaciencia en la voz de la chica se notó.
- ESTOY SOLTERO - dijo Estéfano levantándose de su asiento, acercando su rostro al de la chica. Nuevamente pocos sentimetros los separaban, las risas de las otras mesas no tardaron en aparecer. - Lo siento - Se disculpó el jóven alejándose y riendo. 
- No te preocupes - Río también Sophia - Yo también estoy soltera... Aunque en lo personal prefiero no gritarlo. - 
Narra Sophia: 
Sonrisas y risas seguían presentes, especialmente por lo que acababa de pasar.
- Me sorprende que alguien cómo tú no tenga pareja - Solté
- ¿Alguien cómo yo? JAJAJA ¿Me ves cara de fuckboy o qué? - 
- No payaso, me refiero a que eres atractivo - me retracté de inmediato, eso salió muy de la nada, el chico ballena levantaba una ceja de nuevo y tenía una sonrisa burlona. Deja de burlarte de mi maldito. - Quiero decir que eres lindo. NO! Osea sí, no eres feo... Tu me entiendes. Además que eres buena junta, amable y pues pensé que ya salías con alguien.- 
- Cuántos halagos ... - - Gracias cosa - Y además de ponerme un apodo me guiñó un ojo. Ayuda esto es suficiente para mí... ¿ Y si me meto con el? - Desde lo que yo sé, no le he gustado a nadie y nadie me ha gustado a mí. - 
- Mmmm - es lo único que atiné a decir. 
Salimos de la heladería con lo que quedaba de nuestros helados en la mano y comenzamos a caminar en dirección a mi casa. 
- Espero ya haber saldado mi deuda - 
- Si.. yo creo que sí -
- No sabes lo raro que fue pedir el permiso para venir. Fue algo tipo: Iré a tomar un helado, se lo debo a un amigo que me asustó y le terminé pegando tremendo golpe. -
Estéfano se carcajeó y yo lo seguía, pobres mis padres, tener una hija violenta debe ser un caso. En mi defensa yo no pedí ganar ninguna carrera con los otros espermatozoides.
- Pues las preguntas de mi mamá y mi hermana no se hicieron esperar. - 
- Ay no - me tapé la cara y seguía riendo.
- Si madre querida, asusté a una chica y casi me deja sin labio -
- ¿Qué te dijo? -
- Que eso me pasa por asustar señoritas por ahí, y que está bien que te hayas defendido. -
Ahora me tocó a mí carcajearme.
- Me cae bien tu mamá - le dije.
- Aleluya -
Solté una pequeña risa y luego recordé que la próxima semana iniciarían los exámenes.
- Espero que los exámenes no sean muy complicados - mencioné
- Ay, cierto... Si, pero lo mismo - respondió
- Con fé se logra - le guiñé un ojo - Si no entendemos nos reuniremos a estudiar. - 
- Pues ya tenemos plan para la otra semana -
- Creo que sí - le sonreí.
Seguimos caminando, ya habíamos recorrido un buen espacio y el cansancio empezó a llegar, en unos minutos podría desmayarme. Debía descansar ya o esto iba a empeorar. Se me dificultaba respirar y la voz comenzó a entrecortarse en mi garganta.
- Estéfano - lo llamé con dificultad, el volteó a verme y su cara tranquila cambió a una confusa y luego a una de preocupación - 
- ¿Todo bien? Estás pálida - me dijo acercándose a mi y haciendo que me siente en la acera.
- Es un pequeño detalle que se me pasó - sonreí para calmarlo - Luego te pongo al tanto, pero necesito un poco de agua y que tengamos listo el número de emergencia por si las dudas. - 
- Sophia no me asustes por favor, me va a dar un paro cardiaco. - 
- A mí me puede dar un paro cardiaco Estéfano ya cálmate, creo que caminé mucho ¿Puedes ir por un agua por favor? - dije sacando mi aspirador de mi bolsillo. 
- Si claro, voy voy. Espérame aquí, ten cuidado - tierno - Si alguien te quiere hacer algo corres. NO! NO CORRAS. Solo le pides ayuda a alguien -
- Estéfano... APÚRATE - 
- Si, voy voy -
Pasaron como dos minutos aproximadamente para que el chico llegué con la botella de agua, corriendo. Ahora tengo que darle el contexto de esto y realmente es complicado, bueno, no tan complicado pero si incómodo para mí. 
Me dió el agua y la tomé con apuro, de a pocos el aire llegaba con normalidad a mis pulmones. Estéfano se notaba preocupado, estaba al lado mío atento a cualquier acción que haga.
- Tranquilo hombre, no me voy a morir... - dije
- Pero que te pas -
- Aún -
- SOPHIA -
- Es broma - reí, pero está vez yo sola.
- Te lo explico, yo tengo un problema cardiaco desde que soy pequeña, esa enfermedad se llama sarcoidosis. En mi caso es sarcoidosis cardíaca -
-¿Y que es eso, osea se que es una enfermedad, pero que hace? -
Ahí vamos, suspiré y comencé a contestar su duda.
- En mi corazón hay células inflamatorias que se llaman granulomas, en mis pulmones también tengo, pero son menos.  Me puedo desmayar, además de dolores en mi pecho, dificultad para respirar y cosas así. Mi bis abuelo tenía sarcoidosis cardiaca, falleció por falta de un donante, pero eso no quiere decir que yo también. ¿Estoy bien sí? Calma. -
- ¿Cómo me voy a calmar si casi te desmayas en mis brazos? -
Reí codeando después a Estéfano, por fin me sonrió.
- Lucas debió contármelo - dijo.
- No lo sabe - admití - Nadie sabe, solo mis padres... Y ahora tú. - 
- ¿Por qué? -
- Porque no quiero que me traten diferente y más te vale no hacerlo o tendrás que despedirte de tu corta vida. No puedes decirle a nadie -
- Está bien, con la condición de que si te sientes mal en cualquier momento debes decírmelo. -
- Acepto entonces. -
- Busquemos una palabra clave, así nadie se va a dar cuenta. - Mencionó ahora llevando su mano a sus labios, pensativo mientras caminaba de un lado a otro. 
- Sunqu
- ¿Su qué? -
- Sunqu es corazón en quechua - encogí mis hombros y volteé a ver mis manos.
- Si si si, buena idea, queda así -
- Genial, ahora ya vamos a casa que estoy llendo más tarde de lo que acordé -
- ¿Estás segura? -
- ¿Qué? ¿No puedes vivir sin mi? - dije levantando una ceja.
- Graciosa, estás en un estado delicado Cosa, aún sigues pálida. Vamos en un taxi - 
- Bien, tu ganas -
Y así fue, llegué a mi casa junto a Estéfano y me dejó como si yo fuera a romperme. Mis padres le agradecieron y yo también. La preocupación del chico no se fue pero si redució un poco.
Narra Estéfano: 
Esto sinceramente me dejó sin muchas palabras, no le contaría a nadie claramente y además podía ayudarla. 
Al llegar a mi casa recordé cuando la asusté ese día, pudo haber sido muy peligroso... Debo dejar de pensar en eso, pero no puedo. Comencé a buscar más información sobre la enfermedad de Sophia, estaba iniciando a leer el artículo que encontré sobre la sarcoidosis cuando me llegó un mensaje de Lucas.
Lucas :v
L: ¿Que haciendo?
E: Leyendo jaja
L: ª 
¿Que tal les fue? ¿Chaparon? 
E: JAJAJAJA Estás loco de verdad. No, pero la pasamos bien.
L: 7-7 
E: La otra semana comienzan los exámenes, por lo menos yo si.
L: Yo tmb tengo examen de matemáticas. Lo bueno es que aún no estoy en la universidad. :p
E: Espera el examen de admisión...
L: Ay
E: :p 
Bueno yá. Es hora de dormir.
L: ¿Te estás despidiendo porque vas a leer verdad?
E: Sep (─.─||)
L: Bien bien, adiós.
E: (;^ω^) Chaoo.
L: ☜ (↼_↼)
Después de esa conversación salí del chat y volví a mi investigación, conocí más síntomas y algunas causas y consecuencias de la enfermedad. También me puse más tranquilo ya que por lo que leí no hay mucho riesgo mortal en el ámbito cardiaco.



#19364 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, romance, drama

Editado: 15.04.2022

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