Ash.
Los adultos se quedaron inmóviles, casi boquiabiertos por la revelación que había hecho Claudia.
—¿A qué se refieren, niños? —habló uno de pelo largo. Se notaba algo nervioso.
—A todo. Sabemos lo que va a pasar en el bosque y el plan de Herk.
—Niños, debieron escuchar mal. Nada va a pasar en el bosque y Herk no tiene ningún plan sobre nada —indicó algo agitada una chica con ropa ancha.
En serio que necesitábamos saber sus nombres.
—Primero que nada —hablé en medio del silencio—, ¿nos podrían decir sus nombres? Nunca nos lo dijeron, y sin embargo ustedes saben los nuestros.
—Oh... Bueno, yo soy Peper —dijo el cabello largo—, ellos son los mellizos, Brenda y Brend —señaló a la chica de ropa ancha y a un chico serio —, y por último ella es mi prometida, Sindy —señaló a otra chica sentada a su lado. Muy bonita por cierto.
—Mucho gusto —habló Georgia—. Pero retomando el tema. No es necesario que se hagan los tontos, sabemos todo eso y... —no pudo terminar de hablar ya que Sindy la interrumpió.
—Déjame adivinar... Quieren ayudarnos ¿no?
—Exactamente —me sentía como en una de esas películas de negocios ahora mismo. Incluso me sentía de clase alta o algo así.
—¿Cómo piensan ayudarnos? Son sólo unos adolescentes y unos cuantos niños. No entiendo en qué podrían sernos útiles.
—Seríamos útiles como prueba. Como evidencia mejor dicho.
—¿Q-qué? ¿De qué hablan? —Brenda estaba algo rara. Pero... he visto esto antes, en un niño hace unas semanas. Creo que tiene un ataque de ansiedad o algo así.
—Brenda... ¿Estás bien?
—Sí, sí, claro que estoy bien ¿Por qué no tendría que estarlo? Estoy perfectamente bien —hablo rápidamente forzando una sonrisa.
Su mellizo le susurró algo al oído mientras le ponía las manos en ambos brazos, los frotaba en un intento de calmarla.
Brenda asintió respirando profundamente mientras Brend seguía diciéndole cosas al oído. Supongo que le estaba diciendo algo para tranquilizarla.
Todos nos quedamos en silencio mientras eso pasaba, nadie la veía, todos aquí sabíamos que cuando alguien estaba así no lo debíamos ver ya que mayormente estos ataques eran vergonzosos para quienes los sufrían. O incluso, solo para darles más "privacidad" aunque estuvieran frente a nosotros.
Obviamente, si la persona necesitaba ayuda algún conocido iba, del resto, no mirábamos.
Unos minutos después se calmó por completo. La melliza asintió formulando un "ya estoy mejor" con los labios, haciendo que el mellizo se separara de ella no sin antes de verificarlo. Ella nos hizo una seña de que podíamos continuar mientras pedía disculpas.
—Bien. Eh... —comenzó Peper—. ¿A qué se refieren con eso de ser evidencia?
—Bueno —respondió Mary, quien procedió a contarles todo el plan que habíamos formado entre todos. Tal vez fuera tan simple y absurdo como el de Herk, pero como ya habían dicho los adultos antes, tampoco habían muchas opciones.
—Es tan arriesgado como el de Herk —Brend se frotó la cara con las manos, dejando salir un suspiro de cansancio. Después, por alguna razón, se echó a reír —. Todos ustedes están tan locos como él —hizo una pausa para seguir riendo—, lo bueno, es que nosotros también lo estamos.
Todos sonrieron, soltando las risas que obviamente habían aguantado hasta ese momento.
Nosotros quedamos en silencio mientras ellos reían y reían, unos pocos minutos pasaron antes de que se detuvieran y pudiéramos hacer por fin la pregunta.
—¿Están de acuerdo entonces?
—¿Si lo estamos? ¡Claro que sí!
—A Herk le va a dar algo cuando los vea en el bosque.
Herk.
Espero y valga la pena todo lo que quieren hacer por mi los niños.
Ojalá y no los maten junto conmigo... eso sí que jamás me lo perdonaría.
Ni muerto me perdonaría que hubieran matado a almas inocentes.
Si alguien tiene que morir espero que solamente sea yo y nadie más. Soy el único que tiene que "pagar por mis pecados".
Aunque los únicos pecadores aquí han sido los humanos.
Sí, sé que he matado, pero nunca a gente inocente, y mucho menos niños ni nada de eso. Hasta el sol de hoy no a llegado el niño o niña que merezca ser asesinado por mi.
Puede que haya matado gente, pero ellos se lo merecían, todos ellos eran entre proxenetas, asesinos sin piedad, violadores, ladrones, entre otras miles de cosas que este mundo tan podrido tiene.
Y de todos ellos he podido salvar a niños y niñas maravillosos, tanto encantadores como únicos. Y sí, tienen sus traumas, sus problemas, pero siempre he tratado de ayudarlos en lo que más pueda.
Y si no los puedo ayudar por más que me duela en el corazón, les adelanto su partida y los mando al mundo junto a mis humanos de confianza.
Gracias al bosque¹,han sido muy pocos a los que he tenido que adelantar. Y la última fue en 1648, una tarde de primavera si no mal recuerdo.
En fin.
Solo espero que nadie más que yo tenga que salir herido del desastre que se avecina.
Cerré la puerta principal tras de mí, nadie me había oído salir por lo que podía andar tranquilo.
Entre en el bosque en busca de su presencia, estaba tan ocupado y preocupado por los acontecimientos actuales que ya hacía un tiempo que no oía sus quejas y su hablar orgulloso.
—Hasta que te veo Herk, ya me estaba haciendo a la idea de que te habían atrapado los del gobierno —estaba acostado sobre un montón de nieve, su pelaje se volvía más denso y suave en estas épocas de invierno.
—Sabes muy bien que no han entrado, ni siquiera han puesto un pie dentro del bosque.
—Lo sé, solo estoy jugando contigo —rio, mostrando los colmillos.
—Supongo que sabes que entraran en unos pocos días ¿Verdad? —su risa paró, quedándose serio.
—Estoy consiente de ello. Y me parece inadmisible que no pueda defenderte. Porque supongo que no me dejaras ni mostrar mis huellas ¿cierto? —se sentó, mirándome directamente a la barbilla.
Editado: 07.07.2023