El Hombre En El Ascensor

El Hombre En El Ascensor

El Hombre En El Ascensor

“Bajo la luna azul te vi
Tan pronto me llevarás
Entre tus brazos, demasiado tarde para suplicarte
O cancelarlo aunque sé que así debe ser
El tiempo asesino
Es mío de mala gana
 
El destino está contra tu voluntad
A través del grueso y fino
Él esperará hasta que tú
Te entregues a él”  
Echo & The Bunnymen - The Killing Moon, 1983.

Ciclista fantasma: siempre he creído que para valorar lo que tenemos o darnos cuenta lo mal que estamos, las personas debemos pasar por una situación a veces extrema o muy al límite, recién ahí experimentamos una conversión que nos aclara como son realmente las cosas, como lo que le paso al protagonista de la historia, que lleva por nombre:

EL HOMBRE EN EL ASCENSOR

La lluvia estaba pronta por venir, lo anunciaban los grises cielos y las copas  de los arboles con desteñidas hojas que eran golpeados sin compasión por el fuerte viento, es más el pronóstico del tiempo había anunciado un fuerte temporal pero aquello a Cristian Prandelli  no lo iba a detener, ,maleta en mano se dirigía a un acelerado paso (algo muy característico en el) al edificio Montessori el más  moderno de la ciudad,  sus cortos 27 años era un exitoso corredor de propiedades y contrario a la fama de sinvergüenzas que tenían ciertos colegas de ese rubro el gozaba de una prestigiosa reputación,  así como también poseía una serie de bienes materiales y raíces entres lo que se contaban: una confortable casa en la que vivía con su familia, dos departamentos en pleno centro de la ciudad, una parcela en el campo de grandes hectáreas y dos autos, sin mencionar la  jugosa cantidad de dinero que tenía en el banco, y para más suerte de él estaba a un punto de firmar un importante contrato con ser SEÑOR DIAMANTI dueño de EVENTOS DIAMANTI el centro de eventos más cotizado del país, todas las grandes personalidades o famosos recurrían EVENTOS DIAMANTI para planificar su boda , bautizos , cumpleaños u otras celebraciones, el SEÑOR DIAMANTI era un millonario dueño de casi la mitad de los terrenos de la ciudad, estaba forrado en dinero, Cristian Prandelli jamás olvidaría el día en que el señor DIAMANTI lo llamo para solicitar sus servicios como corredor de propiedades y dejar en manos del todos sus terrenos para que este los vendiera y les sacara dos mayores réditos posibles, que le otorgarían a Cristian un porcentaje muy elevado si conseguía concretar alguna venta, era el negocio de su vida, iba a ser mejor juagada, iba porque esa tarde experimentaría algo que jamás podría olvidar.

Apenas entro al edifico la lluvia se desato de manera torrencial de manera que ninguna gota lo toco, “hoy estoy de suerte “pensó, se sentía seguro, pero al mismo tiempo experimentaba una fuerte ansiedad por concretar el acuerdo, era casi un sueño, atrás habían quedado esos lúgubres días donde vendía ensaladas casa por casa y junto a su por entonces joven esposa arrendaban un pequeño cuarto en un barrio de mala muerte, las cosas habían cambiado, principalmente él había cambiado… pero para mal, se había convertid en un tipo muy codicioso y avaro, no se conformaba con nada , quería más y más dinero, “con dinero baila el mono” era su lema, y estaba dispuesto todo por el dinero y su trabajo, incluso a sacrificar a su familia, a la cual casi nunca veía, solía llegar a casa después de medianoche horario en el cual sus hijos ya dormían, y su esposa pocas veces era capaza de soportar el sueño de esperarlo a tan altas horas de la noche, olvidaba fechas de cumpleaños, aniversario de boda, peticiones de sus hijos, incluso se había llegado a perder el primer día de escuela de su hijo menor, todo por estar inmerso en su trabajo y negocios, pero “con dinero baila el mono” era la respuesta que este siempre le daba a su esposa cuando esta le reclama su trabajólico estilo de vida, en vísperas de navidad su hijo mayor le pregunto que pediría el a “santa claus” y Cristian de firma casi burda respondió que “dinero hijo solo quiero platita”, sin duda esto alguna vez le tendría que pasar la cuenta y estaba minutos de comprobarlo en persona.

Se acercó a la recepción para preguntar por el SEÑOR DIAMANTI, estaba muy apurado, quería luego concretar el acuerdo.

-Señorita buenas tardes, disculpe tengo una cita con el señor diamanti, ¿en qué piso esta él? - le dijo algo impaciente.

-Espera un momento señor- la joven recepcionista se giró e hizo la llamada, mientras Cristian daba golpecitos a su maletín- ¿señor cuál es su nombre? - le pregunto la joven mientras tenía en línea a diamanti.

-Cristian prandelli, el corredor de propiedades, respondió con seguridad Cristian.

La chica soltó el teléfono y finalmente le dijo

-suba, el señor dimanti lo estaba esperando en el piso 33 oficina 309.

-gracias dijo, es usted muy amable- Dijo Cristian con una enorme sonrisa Y partió raudo a la cita mientras la recepcionista aún se encontraba de espaldas colgando el teléfono.

-no utilice el ascensor viejo que ese que tienes rejitas porque a veces se traba, suba por el nuevo que está al lado del vie…-le sugiero la joven a Cristian, pero este jamás oiría este consejo pues ya se había ido y se encontrar a metros del pasillo en donde estaban los ascensores, el dinero estaba cerca, a 33 pisos, él lo podía oler, pero la muerte también rondaba por eso lares, él no la podía oler, pero la muerte a él si lo podía oler.

Intento tomar el primer ascensor que vio, pero para desgracia de el esta se encontraba prácticamente lleno y las puertas ya se estaban cerrando, por más esfuerzo que hizo simplemente no pudo entrar.



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En el texto hay: miedo, terror, suspense

Editado: 03.07.2020

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