El Hombre en el Paso de la Luna

Capítulo 4

 

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Al despertar de aquél sueño, mi corazón está hecho un loco dentro de mi pecho e incluso me cuesta trabajo respirar normalmente, me siento como si acabase de correr un maratón para el cual no estaba preparada. La ventisca que parece hacer crujir toda la mansión no ayuda a que me relaje; por lo que puedo ver, aún es bastante noche y el clima está empeorando.

Coloco mis pies desnudos sobre el piso y al sentir la fría madera bajo mi piel me estremezco; pronto busco mis pantuflas y en cuanto las coloco en mis pies me aproximo hasta la puerta y salgo. Necesito caminar y algo de agua para despejarme un poco de la locura que fue aquella pesadilla; Divago por algunos minutos por la casa mientras mi corazón aún palpita con fuerza dentro de mí; todo está silencioso a excepción del aire chocando contra las ventanas y el sonido de mis pasos sobre el piso de madera crujiente bajo mis pies.

Antes de doblar un esquina que me llevará a la cocina, debo detenerme cuando comienzo a escuchar la voz de una mujer que no reconozco en lo más mínimo. Luego escuchó a Ethan, él suena alterado pero parece que quiere mantener lo que ocurre en secreto; puedo escucharlos moviéndose en la cocina y me atrevo a asomarme un poco hacia el pasillo de tal forma que mi cuerpo aún queda oculto detrás de la pared.

Las puertas de la cocina se abren de súbito y me hago hacia atrás de inmediato, intentando ocultar mi presencia. Escucho pasos alejándose y las voces de Ethan y de aquella mujer aun discutiendo y siseándose maldiciones; luego de unos segundos, se escuchan puertas cerrándose y los pasos dejan de ser audibles, ahora el clima de afuera es, de nuevo, el sonido predominante.

Dejo salir un suspiro de alivio mientras me paso las manos por el cabello y camino de nuevo hacia la cocina. De verdad que lo único que quiero ya es sólo un vaso con agua y volver a la cama aunque sé que no lograré conciliar el sueño luego de esa pesadilla, mínimo quiero estar cómoda entre las sabanas.

Cuando por fin entro a la cocina y cierro la puerta detrás de mí, alzo la mirada y siento como mi corazón da un vuelco cuando mis ojos se posan sobre el hombre sentado en la mesa frente a mí. No tengo ni idea de quién es y ni siquiera puedo verle el rostro; tiene los brazos ligeramente extendidos sobre la mesa y su cabeza esta agachada provocando que su cabello oscuro cubra su rostro.

No sé si aún no ha notado que entré a la cocina o si simplemente me está ignorando. Camino lentamente hacia el otro extremo de la habitación y comienzo a creer que de  verdad me está ignorando, la tensión irradia de su cuerpo y la verdad me está haciendo sentir incomodísima.

La puerta de la cocina vuelve a abrirse y cuando Ethan entra a la cocina —con una mujer pelirroja detrás de él— todos parecemos congelarnos mientras nos miramos con desconcierto, el hombre misterioso no se inmuta ni un poco.

—Bee —musita Ethan, su nerviosismo es muy claro, no sabe ni a quién mirar, si a mí, a la pelirroja o al hombre en la mesa— ¿Qué haces?

Lo que he visto en mi pesadilla aparece en mi mente de nuevo y me estremezco, volviendo a sentir esa desconfianza hacia él de inmediato además e sentirme como la peor amiga del mundo. Porque, en serio ¿cómo era posible que dudará de mi mejor amigo cuando había hecho tanto por mí durante años?

—Bee —vuelve a llamar Ethan al ver que no respondo. Me aclaro la garganta y le ofrezco unaleve sonrisa que no sé qué no alcanza a mis ojos, pues no es nada genuina.

—Sólo quería un poco de agua.

—Oh.

Desde donde estoy, puedo ver a la pelirroja poner los ojos en blanco ante nuestra “conversación”; es una mujer muy hermosa, con una cabellera larguísima y unos penetrantes ojos grises, cuando camina  hacia el hombre misterioso para colocar sus manos sobre sus hombros, los movimientos que hace me parecen hipnotizantes, están llenos de delicadeza y elegancia.

—Te llevaré a tu habitación, querido. —le dice en el oído mientras intenta hacer que el hombre se levante. Este parece no haberla escuchado. Ethan se acerca y entre ambos intentan convencerle para que se levante; cuando ella nota que estoy mirándolos, desvío inmediatamente la mirada, me doy media vuelta y me pongo a buscar un vaso para luego llenarlo con agua; luego de un rato miro por sobre mi hombro y veo que han logrado convencerle.

Ahora puedo ver su rostro; es un hombre muy apuesto, pero está en tan mal estado que es incluso un poco incómodo de observar. Está increíblemente demacrado, pálido como un muerto y su piel está repleta de hematomas y cicatrices, incluso tiene cortes que lucen como si recientemente hubiesen sido suturados; pero de lejos, la peor herida a simple vista es el enorme corte que va de un extremo de su cuello al otro.



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En el texto hay: fantasia, amor, magia

Editado: 25.07.2020

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