El hubiera no existe

1. UNKNOWN

Darek
 

04:47
 

Caminaba de un lado a otro en el pasillo del hospital. 

¿Que tanto se tiene que durar para tener información sobre un paciente? ¿Que tanto deben tardar para decirme si sigue viva?

Mi cabeza empieza a formular preguntas que no soy capaz de responder y eso empieza a inquietarme.

La cabeza me duele de tanto pensar y mis pies empiezan a cansarse de tanto dar vueltas sin detenerme.

La verdad es que no sé porque estoy tan preocupado si ni siquiera la conozco. Pero verla ahí en el suelo...

Cierto. Ustedes no saben que pasa.

Lo mejor sería que retrocedamos unas cuantas horas.

***

 

20:23
 

—No puedes abandonarnos así hermano. Dijiste que nos acompañarías.— La voz de Erick con un atisbo de reclamo resuena por la habitación a través del altavoz.

Bufo,—no lo sé,  no me siento muy bien.— busco cualquier excusa con tal de no ir.—además debo de tr...

—No...—me interrumpe—...no busques excusas. Si no vienes te busco yo. Y no querrás eso.

Resoplo con más fuerza totalmente rendido. 

Tendré que ir. Así que le digo que estaré en cuarenta y cinco minutos después de ver el reloj.

No es que vaya a durar tanto; pero el lugar queda retirado y tendré que salir temprano si quiero llegar hoy.

Perezosamente me levanto de mi cama y estrujo mis ojos. Estaba pensando ver una que otra película en el televisor de la sala; hoy no estaba por salir como normalmente harían los chicos de mi edad; pero yo no hacía lo que cualquier chico haría. Y estaba el hecho de que le había prometido a Erick que asistiría, y no podía romper mi promesa. Ni siquiera sé en qué momento me lo pidió; quizás fue cuando estaba pensando en la chica bonita que había visto el otro día, me agarró desprevenido y yo para salir de él se lo prometí. Mala idea. 

Moraleja de la historia: nunca respondas si no escuchaste bien, para salir del paso. No es muy inteligente.

Y por eso me encuentro veinte minutos después encendiendo el vehículo y saliendo rumbo a la fiesta.
 

***


00:11
 

Creo que tomé de más. 

Mi cabeza daba vueltas y sinceramente no podía enfocar bien a la linda chica que bailaba frente a mí. Ella se movía —a mi parecer— rápidamente, dando giros y moviendo sus caderas pegada a mí. Parecía tener tentáculos porque sus manos estaban en todo mi cuerpo, como si eso fuera posible.  
Hubo un momento en que dejé de bailar para estabilizarme pero a ella pareció molestarle eso porque empezó a hacerme bailar de manera forzada.
Sus manos cayeron a mis caderas y la forzaron a moverse frotándome contra ella, empezó a girar alrededor de mí y con una de mis manos me hizo darle la vuelta para después darmela a mí. Hizo eso varias veces hasta que terminó mareandome en el proceso. 

Estaba claro que tenía que sentarme, pero esa chica parecía no querer dejarme ir. 

Agarró mis manos para ponerlas en su cintura y las suyas se posaron en mis hombros. Nos balanceó de un lado a otro haciéndome empeorar. 

Sentí mi estómago revolverse, mi garganta picaba y la respiración se me obstruyó cuando toda la bebida fue devuelta por mi sistema haciéndome expulsarla sobre el vestido de la linda chica. El ácido quemó mi garganta y mi mejilla ardió cuando la palma de ella se estrelló contra mi cara, gritó un sin fin de barbaridades y se fue con paso apresurado tambaleándose de un lado a otro. 

Bueno, creo que yo la veía así.

¿Tenía yo la culpa? No.
Ella fue la que se resistió a dejarme. Pues, le dejé un regalito para que me recuerde siempre.
 

Moraleja de la historia: no bebas de más.
 

***


02:31
 

Podría decirse que mis sentidos ya están un poco mejor. Al menos puedo ver todo a mi alrededor sin que se esté moviendo a cada nada.

Después de esa vergonzosa escena unas manos me llevaron hasta el baño y me incaron frente al retrete. Vomite todo. Bueno, casi todo. 

Erik me metió con todo y ropa en la ducha con agua fría y mandó a alguien a hacerme un café. Me senté en el suelo dejando que toda el agua cayera sobre mí ya que no podía mantener mis piernas rectas por mucho tiempo. Minutos después recibí una toalla y ropa seca junto a una humeante taza de café. 

Tomé el café antes que se enfríe, me sequé y cambié para después de algunos minutos más empezar a sentirme mejor.

Había bajado a la sala donde las personas aún no tenía el deseo de irse. Estaba todo lleno y juro que habían más personas que hace una hora. 

Estaba echado en el mueble con una pareja dando un porno en vivo a mi lado.

Trate de ignorarlos pero a pesar de la alta música las succiones de boca se escuchaban claramente y decidí levantarme. 

Pase por toda la sala donde no había ningún espacio vacío ya que estaba abarrotada de gente. ¿Como entró toda esta gente en la casa?

Subí a las habitaciones y en todas y cada una de ellas los gemidos eran escuchados. 

Salí al balcón que estaba al final del pasillo y me senté en uno de los pequeños sofás que habían. La suave y gélida brisa acariciaba mi piel y me hacía estremecer. 

La noche no estaba tan oscura como otras veces. La luna estaba haciendo correctamente su trabajo cogiendo luz del sol para alumbrar la masa de oscuridad que había. Podía apreciar las estrellas brillando en el firmamento sin dejarse opacar de la luz impropia de la luna. 

Me quedé mirando curiosamente las estrellas. No sé si era que seguía bien tomado pero juro que algunas de las pequeñas bolas de luz estaban parpadeando. Sentí que me volví más loco cuando una de ellas se empezó a mover de manera lenta hacia la izquierda. Estrujo mis ojos y vuelvo mi vista al cielo para confirmar lo que veía; la estrella se seguía moviendo. Estaba totalmente seguro que era producto del alcohol y que nada de lo que me dio Erick funcionó cuando recordé que los aviones tenían también sus luces y cuando alcanzaban su altitud correspondiente también parecía pequeñas estrellas.




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