El indiferente

Capitulo I: La Marca

¿Qué tan dañada tiene que estar una persona para que sienta que nadie a su alrededor importa? ¿Para qué solamente piense en sí mismo y nunca en los demás? La respuesta es nada, por supuesto, por naturaleza el ser humano es así y así debería de ser, siempre pensando en uno mismo más que en nadie, ignorando todo lo demás. Para que la gente signifique algo para alguien, esta cierta persona debió de tener interacciones con los demás antes, y cuando hablamos de interacciones hablamos de buenas, de esas que te dejen buenos recuerdos, que cuando pienses en ello lo pienses con una sonrisa, siempre y cuando tengas este tipo de pensamientos y hayas pasado buenos momentos con los que te rodean, entonces puedes dar por sentado que la gente empezara a importarte, porque te hicieron feliz, no necesitas otra excusa, sin embargo, ¿Qué pasa cuando algo extremadamente doloroso pasa a una edad donde las marcas son eternas? ¿Cuándo tu vaga idea del mundo deja todas las soluciones a tu gran imaginación? James Marcus era un feliz niño de 7 años, tenía todo lo que necesita una persona para desarrollarse felizmente, una familia, compuesta por un amable padre y una amorosa madre, el dinero no era un problema y su padre no siempre tenía que trabajar, por lo cual sí que podía pasar buenos ratos junto a su hijo, en pocas palabras el entorno perfecto para un niño, por lo tanto, James era muy feliz, pintaba a que iba a tener un futuro brillante, un gran carisma, una gran persona sin duda alguna, sin embargo, el destino tenía otros planes para él.

Cierta noche de abril, se celebraba un festival en la ciudad vecina, la casa de James se encontraba en un pueblo pequeño y naturalmente la mayor parte del pueblo se encontraba en el festival, esa noche la familia de James se había retrasado, porque se supone estaban esperando a unos familiares lejanos que vendrían al festival, si por algo se caracterizaba la familia de James en el pueblo seria por ser extranjera, no tenían familia cerca, y más que eso, tenían muy pocas relaciones con familia ajena a la principal, ni abuelos, ni tatarabuelos, ni hermanos del padre, o de la madre, nada de eso, el matrimonio de sus padres era algo que las familias de ambos no podían aceptar, por lo tanto rompieron sus lazos familiares, sin darle a conocer a los ex "Suyos" que un retoño había salido de la pareja, pero esa noche era diferente, al fin alguien más los contacto, y les dijo que quería verlos, la persona en cuestión era la hermana de Magda, la madre de James, entre hermanos se dice que el odio no es eterno, no, incluso se dice que el odio no existe entre hermanos, la realidad puede que sea otra pero esta vez Magda estaba realmente ilusionada, sin embargo cuando recibió la llamada de que finalmente no podría llegar se resignó a que tal vez si la odiaran, o que simplemente se verían en otra ocasión, con esto en mente estaba lista para ir al festival con su familia, aunque eso no pasaría... Adam, el padre de James, ese día estaba tratando de reparar electrodomésticos, en lo que su amada esposa esperaba a su hermana, usualmente para probarlos los conectaba a una extensión que siempre estaba enchufada la corriente, porque ese tomacorriente era insuficiente para las demás cosas conectadas, como la lavadora, una lámpara vieja, y para sus herramientas por su puesto, siempre que trabajaba lo hacía en el sótano, aunque su esposa insistía en que no lo hiciera ahí, puesto que cuando una persona entraba, se arriesgaba primero a las frágiles escaleras, las cuales ya estaban desgastadas, además, por si no fuera poco, su lugar de trabajo era bajo esas escaleras, por la ubicación del toma corriente, la lavadora en ese lugar no funcionaba bien, y el mismo Adam llevaba un tiempo reparándola, no aceptando que no quedaría bien, pero eso no es lo que importa, tanto la lavadora como el tomacorriente estaban pegados a los pilares de las escaleras, unos pilares de madera que se veían tan flojos como los escalones, era peligroso sin duda alguna, pero él siempre pensó que trabajando con cuidado era imposible que algo le pasara, James y Magda esperaban afuera al hombre de la casa, platicando normalmente, cuando en eso un grito empezaría la pesadilla de James, el grito era de su padre, quien en un error provoco un corto circuito, sin poder hacer nada más que gritar de agonía, Magda, sin saber que había pasado con su marido, pero con un mal presentimiento trato de calmar a su asustado hijo -Tranquilo, yo iré a ver, tu quédate aquí hijo, fue lo que pudo decirle, temiendo lo peor, una vez que entro a casa acelero su paso, movida por la preocupación y el miedo, los cuales aumentaron a niveles críticos cuando vio humo saliendo del sótano, ella paso de caminar rápido a correr, olvidando el estado de las escaleras, cuando entro el cuarto estaba ardiendo desde abajo, solo pudo bajar 4 escalones bien, el quinto se rompió, provocando que cayera de mala forma por los demás, hasta que al final de su caída su mayor miedo estaba ahí... Adam ya hacía en el suelo, sin respirar, su corazón no latía, la descarga eléctrica que recibió fue suficiente para detenerlo, en la mano tenía un cuchillo, con lo que aparentemente estaba trabajando, Magda estaba devastada, el dolor de su pie izquierdo quebrado no era nada comparado al dolor en su pecho, no podía centrarse en la realidad, uno de los pilares sucumbió a causa del fuego y las escaleras no pudieron sostenerse más, cayendo encima de la pareja, Magda de milagro quedo en una pequeña abertura en la que no se lastimo más de lo que ya estaba, esto la devolvió al mundo real, sin embargo ¿Para qué? No había nada que pudiera hacer ahora, el sótano se estaba quemando y no había escaleras para salir de él, este era su final, desconsoladamente ella lloraba junto al cadáver de su marido aceptándolo, hasta aquí había llegado su historia, aun así podía morir en paz sabiendo que su hijo estaba bien, era lo único que la mantenía cuerda en sus momentos finales... pero esto aún no acababa, al escuchar el ruido de las escaleras caer, y por supuesto, al ver humo ascender, James se preocupó, estaba asustado y en su interior había una voz que le decía que no fuera al origen del humo, sin embargo su cuerpo y su preocupación actuaban en contra de su voluntad, con lentos y nerviosos pasos James se acercó a la puerta del sótano, con dificultad para ver por la cantidad de humo que había, tosiendo y con calor el chico no sabía qué hacer, así que hizo lo primero que le vino a la mente: Llamar a su madre con todas sus fuerzas, Magda al oír los gritos de su pequeño estaba congelada, sabía que el fuego no tardaría en extenderse a los pisos superiores, y su hijo no se iba a salvar si continuaba en la casa, tenía que ingeniárselas para convencerlo de que se fuera lejos - ¡Marcus, mi pequeño! - ¡Mamá, tengo miedo! ¡¿Cómo te vamos a sacar de ahí?! - ¡Tú no puedes solo hijo, corre, ve con alguien del pueblo, pide ayuda, la gente te ayudara! - ¡Ya voy, aguanta mamá, no me dejes solo!, James estaba determinado a salvar a sus padres, tenía que ser más rápido que nunca si quería hacerlo, él era consciente de ello, por lo que salió corriendo a toda velocidad por ayuda, Magda alcanzo a escuchar sus pasos acelerados alejándose de ella, ahora podía estar tranquila, ella sabía que la ayuda no llegaría, que no saldría de esta sin importar cuanto se esforzara en aguantar, pero no suponía problema alguno, su hijo estaba a salvo, era suficiente para estar en paz, con lágrimas en el rostro, rezaba por su hijo, por su esposo, y por supuesto, por ella misma, era momento de despedirse de su vida terrenal.



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En el texto hay: emociones, reflexión familia , dolor y sufrimiento

Editado: 14.04.2018

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