El indigente que se enamoró

CAPÍTULO.

Como te decía, creo que me estoy volviendo una persona muy devota a la religión. Desde hace unos meses he estado yendo todos los domingos a sentarme a la puerta de esa iglesia. Canto aunque adentro se rían de mí, y escucho las predicaciones aunque casi no las entienda. ¡Ah! —bebió de su traste y continuó — El domingo pasado fueron muchas personas a la iglesia. Supuse que eran gente de ciudad por sus ropas. Los estuve observando hasta que vi a alguien.  
—¿A quién? — le preguntó su amigo.  
—Un muchacho. Creo que es de los que se pintan los ojos de negro y se ponen ropas apretadas. Se le veía en la cara. Por su forma de caminar y su forma de mirar también supuse que posiblemente tendría tendencias homosexuales — bebió lo último que había en el traste y lo asentó en el suelo —. Desde siempre me han gustado ese tipo de hombres. Cuando tenía doce me di cuenta que los hombres gays me gustaban. Por internet conseguí hablar con muchos. Les contaba que a veces me sentía hombre y algunos se ofrecieron a ayudarme a saber que me pasaba, pero ahora ya no es lo mismo. Cualquier persona, la que sea… todos están fuera de nuestro alcance. Fue muy duro para mí verlo acercarse a la puerta. Cuando pasó a mi lado no pude hacer más que bajar la cabeza para que no me viera la cara. En ese momento sentí pena de mi olor, mi apariencia ante la suya. No vi si me miró aunque sea con un gesto de indiferencia, cuando volteé ya se había sentado.  
—Esta vez te tocó a ti enamorarte de una persona inalcanzable — Después de eso ninguno dijo nada. Ante la seriedad y la pasión rota de la mujer, el hombre le pegó amistosamente la espalda, la agarró de la nuca y se la amasó. Ella sonrió. Al mismo tiempo observaron a las personas pasando por la calle; mujeres con niños, parejas y uno que otro sin compañía — Necesito que escuches esto. Para nuestra desgracia, tenemos que aguantarnos las ganas y ver a la gente desde lejos. Para ellos somos gente sin aspiraciones, ni sueños ni metas… tal vez sea verdad. De cualquier manera, toda historia de amor para nosotros es algo imposible.  

 




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