Llego a mi residencia y noto a Neil despidiéndose de una chica de cabello negro. Estoy casi segura de que vive en mi piso, su cara me resulta familiar. Neil levanta la vista al verme y me sonríe.
—Hola, Chris.
—Hola, Neil.
Él da un paso hacia mí, luciendo un poco incómodo.
—Escucha, quiero disculparme por cómo me comporté el primer día. Sé que no fue la manera correcta de tratarte.
—No pasa nada, en serio.
—Hablo en serio, Chris —dice con una expresión genuina de arrepentimiento—. No quiero que pienses mal de mí.
Sonrío, intentando aliviar la tensión.
—Estás perdonado. No podría llevarme mal contigo solo por lo que pasó esa noche.
Neil suelta una pequeña risa y me mira curioso.
—¿Siempre eres así de buena con las personas?
Antes de que pueda responder, una voz detrás de mí interrumpe la conversación.
—¿Este es tu nuevo novio?
Me volteo, sorprendida, y ahí está Logan, con los brazos cruzados y una mirada que mezcla celos y enojo. Su presencia es tan inesperada que me deja sin palabras por un momento.
—¿Qué haces aquí? —logro decir, finalmente.
—Te vine a visitar, ¿no es obvio?
—Claro que es obvio —ruedo los ojos, irritada. Me giro hacia Neil para despedirme—. ¿Te parece si hablamos luego?
Neil se acerca, bajando la voz para susurrarme.
—¿Estás segura de estar a solas con él?
Sus palabras me sorprenden, pero trato de restarle importancia.
—Es mi novio… Bueno, exnovio —corrijo rápidamente.
Neil entrecierra los ojos, claramente preocupado.
—Este chico no me da buena espina.
—No va a pasar nada malo, lo prometo.
Él asiente, aunque sigue sin estar convencido.
—Nos vemos luego, Chris.
Mientras se aleja, noto que Neil lanza una última mirada de advertencia hacia Logan antes de desaparecer por el pasillo. Logan, por su parte, parece más tenso que nunca, y sé que esta conversación está lejos de ser sencilla.
Me detengo frente a Logan, confusa y molesta. Su presencia aquí no tiene sentido; yo le dejé todo claro la última vez. Antes de que pueda decir algo, me toma de la mano y me arrastra hacia su auto.
—¿A dónde vamos? —pregunto mientras intento soltarme.
—A dar un paseo.
—No quiero dar ningún paseo. Además, tengo planes esta noche.
—¿Con el chico de ahora? —su tono está cargado de celos.
—A Neil recién lo conozco.
—Siempre dices lo mismo —gruñe—. A todos los tratas como si fueran parte de tu vida desde siempre.
—Se han ganado mi cariño —le digo con firmeza—. Y te guste o no, ellos ya son parte de mi vida.
Logan me mira con una mezcla de frustración y rabia.
—El único que merece tu cariño soy yo. Soy tu novio.
—¿En serio? —le enseño mi celular, con fotos de él besando a otras chicas—. ¿No te olvidaste de eso en las fiestas, verdad? Qué raro.
Su mandíbula se tensa y responde, casi escupiendo las palabras:
—Eso pasó porque viniste a esta estúpida universidad.
—¿De verdad? Sabes que siempre fue mi sueño estudiar aquí.
—Y mi sueño es casarme contigo y formar una familia. ¿Tú no lo quieres?
—No pienso renunciar a mis sueños, Logan. Me está yendo demasiado bien aquí.
—Eso es una excusa —frunce el ceño, acusador—. Seguro estás conociendo a alguien más. Tú nunca me dejarías solo por estudiar.
—He madurado —respondo, alzando la barbilla—. Ahora pongo mis metas por encima de cualquier cosa.
—¿Segura que es eso? Mínimo ya encontraste a algún chico. De seguro es ese tal Neil. ¿Estabas teniendo sexo con él?
—¿En serio crees que soy como tú? —mi voz sube un poco—. Yo no me acuesto con cualquiera que se me cruce.
—Claro, por eso andas vestida como… como una prostituta.
Sus palabras me atraviesan como una daga, pero no dejo que lo note.
—Merezco respeto, Logan. No es mi culpa que seas celoso e inseguro.
—Estás vestida como una puta y lo sabes —repite, acercándose más y poniéndome su chaqueta encima.
Me la quito de inmediato, irritada. Primero, porque está haciendo un calor infernal, y segundo, porque no pienso dejar que me manipule.
—No necesito tu chaqueta.
Logan ignora mi gesto y vuelve a tomarme de la mano, tirando de mí hacia el auto.
—¡Suéltame! —logro zafarme de su agarre y le lanzo una mirada furiosa—. Qué pena, Logan. Toda la universidad nos está viendo.
—Entonces llévame a tu habitación. Vamos por tus cosas.
—Ya te lo dije: no voy a volver a casa.
—No puedo creer que te hayas convertido en esto.
—¿En qué, Logan?
—En alguien que no reconoce su lugar. Te estás comportando como una cualquiera. Viniste aquí para deshacerte de mí.
—Piensa lo que quieras —le respondo con frialdad—. No voy a seguir discutiendo. Sabemos que las cosas entre nosotros ya no son como antes.
—¿Por qué?
—Porque no me gusta que me controles.
—Sabes que te quiero —dice suavizando su tono—. Solo ponte a pensar en cómo me he sentido todos estos días.
Lo miro, cansada.
—Lo he pensado, pero mi respuesta sigue siendo la misma: no voy a volver.
—Por lo menos hablemos en tu habitación —insiste.
Suspiro, agotada de la situación.
—Está bien, Logan. Hablemos, pero esta será la última vez.
Camino hacia la entrada del edificio, y él me sigue de cerca. Su presencia es como una sombra pesada, una que estoy decidida a dejar atrás.
Entramos a la habitación, y Logan comienza a mirar alrededor como si estuviera buscando algo. No dice nada, pero su expresión lo dice todo: está furioso. De pronto, camina hacia mi maleta y comienza a sacar mi ropa para meterla de cualquier manera.
—¿Qué demonios haces? —me acerco rápidamente.
—Empaco tus cosas —responde con frialdad, sin mirarme—. Nos vamos a casa.
—¡No iré a ningún lado contigo! —levanto la voz, perdiendo la paciencia—. ¡Sal de mi habitación ahora mismo, o llamo a alguien!