En la ciudad de Mirita, una pareja estaba caminando por una feria ambulante que traía una gran atracción. Un exótico animal traído de las profundidades del Jardín de la Inocencia. Todos querían ver a la extraña criatura, se decía que podía hablar y se le podía hacer preguntas. La atracción era llamativa y el precio de entrada era alto.
— Esto es muy emocionante, ver a uno de esos animalitos del Jardín, se le pueden preguntar qué otras cosas existen ahí, como son los Dioses – decía emocionada la joven a su prometido.
La pareja ingresa y ven a un pequeño conejo en una jaula adornado con flores y una cornamenta.
— Esto me suena a engaño – bufaba Roberto
— Pero quizás si habla, yo veo sus cuernitos muy reales
— Gastar todo ese dinero por esto...
Amalia mira a su pareja y estaba decepcionada, ya que le era difícil tener citas con él. Después de la muerte de su prometida hace casi 3 años, siempre se mostraba malhumorado, pero su prometida se esforzaba por ser encantadora para conquistar su corazón.
Se acercan al conejo, que prácticamente no los mira, se veía con expresión triste.
— Hola señor conejo, solo vinimos a visitarlo, puedes decirnos ¿Cómo es el Jardín de la Inocencia?
Esperan un momento a que responda, pero seguía sin decir nada.
— Vámonos Amalia, esto es una estupidez, querías venir a ver esta estafa y aquí está – contestaba molesto Roberto —por los Dioses, 2.000 Jadys por nada... exigiré que me sean devueltos
— Por favor, solo un momento más— le toma de la mano a su prometido y regresa para hablar con aquel conejo — Señor conejo, me gustaría llamarlo por su nombre si es que tiene uno.
— Rigi – responde el conejo
Ambos miran atónitos al conejo que podía hablar y este continua
— Mi nombre es Rigi, hijo de Sirge, descendencia del gran Jadurus...
— Conejo. ¿Por qué antes no hablaste? – dice Roberto molesto
—No hacen preguntas que quiera responder... no son amables, ustedes patéticos humanos, por eso los Dioses los desprecian.
— Señor Rigí – le contesta emocionada Amalia tiene que estar muy cansado de estar en este lugar...
Un hombre entra en la tienda y les dice que su tiempo se terminó y los invita a retirarse. Para Roberto como si una gran idea llegara hacia él, le pide a su prometida que lo espere afuera.
— Conejo... perdone, Rigi, ¿puede decirme si en el Jardín de la Inocencia existe una mujer llamada Verónica? – pregunta esperanzado Roberto.
— No hay ninguna mujer que se llame así– contesta Rigi – pero, existe una mujer en el interior del jardín
Roberto estaba sorprendido y emocionado, vuelve a preguntar.
— Rigi, si le traigo un retrato de la mujer, ¿podría identificarla?
— Podría, pero si mi respuesta es de tu agrado quiero que hagamos un trato...
— Muy bien, regresaré pronto – responde eufórico Roberto
Sale rápidamente de la tienda, ve a su prometida que le esperaba afuera de la tienda y le dice que la dejará en su casa e inventa una excusa para abandonar su cita.
Con gran desesperación y esperanza, Roberto se dirige a su casa y busca el retrato de la que fue una vez el amor de su vida, quizás su esperanza siempre fue cierta y si existía una pequeña posibilidad de recuperarla, gastaría todo por conseguirlo.
Roberto regresa rápidamente a la atracción que estaba cerrada y paga 5.000 Jadys para tener tiempo extra y por ingresar a pesar de la hora. Cuando está nuevamente con aquel extraño conejo, le muestra el retrato de Verónica.
— Rigí, he traído un retrato, ¿la puedes reconocer si es la Mujer que está en el Jardín? – pregunta esperanzado Roberto
— Ella está en el Jardín— Afirma con la cabeza Rigi— pero la llamamos Clara
— Ella es Verónica, si la reconoces es porque está ahí— Roberto lo mira sorprendido y emocionado— ¿Cuándo llegó?, ¿Cómo está? ¿Sabe cómo regresar a casa?
—Creo que tenemos que hacer un trato, tú me sacas de aquí y yo te diré lo que quieras saber.
Ambos armaron un plan, fingieron que Rigi estaba muriendo, así que Roberto llama al encargado, este al estar asustado por lo que pasaba, trata de llamar personas para que atiendan al que les daba tan buenas ganancias. Roberto por su lado le ofrecía al encargado una buena cantidad de dinero por el conejo moribundo, alegando que ocuparía su piel para un regalo a su prometida y pondría su cabeza como un trofeo en su chimenea. Después de discutir y pagar una fuerte suma de 3 millones de Jadys, se lleva al conejo a su mansión.
El padre de Roberto ve a su hijo llegar de noche y con su nueva adquisición.
— ¡Pero te has vuelto loco! – reprende a su hijo— como has comprado a ese conejo por 3 millones, por mucho que sea de Jardín de la Inocencia eso no te regresará a Verónica.
— BASTA – Roberto le grita furioso — POR AÑOS TE HE ESCUCHADO DECIR ESO Y ME HAS QUITADO LAS ESPERANZA, POR AGRADARTE ME COMPROMETÍ NUEVAMENTE, PERO NUNCA VOY A RENUNCIAR A VERÓNICA.
Roberto mira al conejo enjaulado y vuelve a preguntar.
— Bien, dime, ¿que sabes de esta mujer? — le muestra nuevamente el retrato
— El Guardián la trajo al Jardín después que sufriera un accidente en un acantilado, eso hace 2 años... ¿o eran 3 años?
— ¿Y qué pasó?
— El Guardián cuidó de ella, pero ella no sabía quién era, así que el Guardián le dio un nuevo nombre, ahora ella es Clara... es muy buena con todos y se preocupa por los animales, tiene una amiga, se llama Lita
— ¿Perdió la memoria? –pregunta el padre de Roberto — eso explicaría porque no hemos sabido nada de ella, pero ¿Por qué el Guardián no la mató al caer?
— Porque el Guardián sólo mata a los humanos con aura de pecado y Clara no la tiene... esos es lo que nos decía el abuelo – Rigi se da aire de superioridad
El padre de Roberto mira a su hijo con una extraña alegría.
— Tenemos que ir por los Delinne, estarán felices de saber que su hija está viva.