El Laberinto

Sentencia de muerte

Entro al laboratorio principal para enfrentarme contra el tipo que ordenó mi muerte para renacer y ser inmortal. Sé que debo matarlo sin importar que pase, no solo ha arruinado mi vida, ha afectado la vida de personas que no tienen nada que ver. No puedo dejar que él siga vivo, no si quiero evitar que él termine destruyendo todo si es necesario para ser poderoso. Al entrar al laboratorio principal veo que realmente es enorme, futurista y como se debería de esperar de un laboratorio. Es enorme y sus paredes blancas y brillosas dan la sensación de ser más grande de lo que es, y en el centro hay un enorme módulo de energía, que consiste en dos enormes maquinas cuadradas, una en el suelo y otra en el techo alineada a la otra y conectadas por un montón de tubos naranjas que transportan un líquido raro, podría utilizarlo para acabar con el Tyrano Creat. Hay muchas mesas de laboratorio que forman una “X” enorme que rodea al enorme módulo de energía, en las mesas hay máquinas raras y tubos con criaturas en desarrollo, pero lo que más me llama la atención son dos pequeños tubos con una sustancia azul, la que me extrajo aquel podrido para los horribles experimentos de la empresa, debo obtenerla para recuperar mi fuerza.

 El Tyrano Creat se levanta gritando del otro lado del lugar, donde dejó un enorme hueco en donde podían caber 5 carros por lo menos, grita cosas sin sentido mientras destroza las computadoras y cualquier máquina que tenga el logotipo de RedCell mostrando un gran odio. Por primera vez desde que comenzó el problema con RedCell me pregunto si el virus Reborn ya ha sido perfeccionado y ya no es tan venenoso como pensaba, el jefe de RedCell todavía está consciente de lo que está pasando y creo que alguien importante lo ha traicionado al destrozar todo lo que es de una empresa que alguna vez lideró.

— ¡Maldito Traidor! — grita la criatura que apenas nota mi existencia, algo raro al ser el objetivo de la compañía y porque tengo un enorme lanzamisiles que levanto con dificultad.

Aprovecho que no me ve como una gran amenaza para conseguir la sustancia rara que me extrajeron aquellos locos y que está al lado del Tyrano Creat, no puede ser muy difícil al tener un lanzamisiles y con el enemigo desatando su furia con cualquier cosa que sea de RedCell. Sin pensarlo dos veces corro hacía la mesa en donde están los tubos y que sigue intacta al no tener ningún símbolo de RedCell o una computadora. Rodeo el módulo de control por si esa cosa explota y me acerco más al monstruo, sigue sin notar que estoy haciendo. Estoy cerca de la mesa y por precaución me agacho para que no me detecte, levanto la mano para conseguir un tubo por lo menos para hacer que mis poderes sean más fuertes y como eran antes.

No puedo evitar temblar por el miedo a quedar sin una extremidad o morir gracias a la criatura, es muy peligrosa al punto de no estallar en pedazos con dos tiros de un potente lanzamisiles que mató a la Reina Arácnida de un solo tiro. Alcanzo a tocar el tubo, o lo que creo que lo es, se siente caliente y al moverlo me caen unas cuantas gotas de la sustancia, que al bajar la mano observo como se absorben mágicamente en mi piel. No me distraigo como la sustancia rara se desvanece en mi piel, y al volver a levantar la mano siento como el Tyrano Creat la toma y me levanta. Trato de soltarme de aquella criatura con mucho miedo, siento como me hiere con las garras que le están creciendo en los dedos y remplazándolos si se ve de cerca. Me suelta el primer grito que me hace cerrar los ojos para no ver cómo me mata, pero increíblemente no me mata. Me mira con ira y arrepentimiento, como si estuviera enojado con todos y consigo mismo.

— ¡NO…LO HARÁS! — me grita fuertemente y me lanza a la pared.

Al impactar no puedo evitar lanzar un quejido, siento como si me hubieran golpeado con un bate de baseball y cada vez que intentara levantarme me dieran otro golpe. Caigo al suelo y pegándome la nariz fuertemente, haciendo que otra parte de mi cuerpo está rota. Tengo que levantarme, debo acabar con el Tyrano Creat sin importar lo herido que esté. Al arrodillarme estoy muy desubicado y me duele la cabeza como nunca, la peor parte es ver el charco de sangre que he dejado. Me toco la nariz a siento otra vez un gran dolor y veo que mi mano está llena de sangre. Me duele mucho el abdomen al abdomen, no quiero pensar en las costillas rotas que tengo y solo quiero descansar por el agonizante dolor que siento ahora. Ni siquiera me importa llorar por sentir que ya no puedo.

Apenas consigo levantarme y por suerte no me rompí las piernas o los brazos, pero eso no significa que mis lesiones no son graves. Busco el lanzamisiles con la mirada y no logro verlo, mi visión esta borrosa y esta vez no creo que pueda salvarme como la batalla que tuve con John, mis huesos están rotos y ni siquiera mis poderes son fuertes sin aquella sustancia especial. Supongo que debo luchar cuerpo a cuerpo y utilizar todo lo que hay en este lugar para acabar con el Tyrano Creat. Camino hacia una mesa llena de botellas y veo que puedo utilizarlas para arrogárselas al monstruo. Tomo la botella más pequeña y con todas mis fuerzas la aviento hacia el monstruo, veo como vuela y choca cerca del tipo. Debo concentrarme más para poder atinarle a un monstruo que solo está destruyendo cosas y me ignora después de intentar matarme para que no fuera una distracción. Vuelvo a tomar otra botella especial y sin importar el dolor levanto la botella, apunto al enemigo para dar en el blanco, y lanzo la botella con toda la fuerza posible. La botella pasa al lado del módulo de energía y finalmente se estrella en la espalda del Tyrano Creat, lo que provoca que la piel de la espalda se rompa y deje al descubierto sus músculos oscuros, lo que probablemente significa que el virus Reborn está envenenando al huésped. Él grita por el dolor y aprovecho su conmoción para moverme al otro lado de la sala con otra botella para lanzársela si me descubre, me dirijo donde está la sustancia azul. Veo el lanzamisiles tirado y cerca del monstruo, no sé si serviría en caso de obtener mis poderes. Aguanto el dolor y tomo otro frasco con un líquido amarillo que no quiero saber qué es y se lo tiro a la criatura, y este líquido resulta ser un potente ácido que le quema las piernas y el elegante pantalón.



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En el texto hay: oscuridad, armas biologicas, laberinto

Editado: 26.03.2022

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