Bajo el cielo de azul profundo, el sol danza su luz radiante,
Un día de verano despierta, en su esplendor vibrante.
La brisa acaricia suavemente la piel, como un susurro suave,
Mientras la naturaleza despierta, en un concierto de colores alzando clave.
Los campos se visten de verde intenso, ondeando al viento,
Las flores despliegan su magia, un espectáculo sediento.
El canto alegre de los pájaros se eleva en el aire,
Una sinfonía natural que invita al alma a florecer.
El río murmura secretos, fluyendo con gracia y calma,
Reflejando el cielo en sus aguas, una joya que embalsama.
Niños ríen y juegan, bajo la sombra de un anciano roble,
Mientras el día avanza, en su danza eterna, noble.
El aroma de las flores perfuma el camino,
Miel dorada del sol acaricia la piel, un regalo divino.
En cada rincón, la vida palpita en su máxima expresión,
Un hermoso día de verano, poesía en cada dimensión.
Así transcurren las horas, en este lienzo de ensueño,
Un día que se abraza con la calidez, un regalo risueño.
Que el recuerdo perdure, como un sol eterno en el corazón,
Un día de verano, poesía viva, eterna canción.