El laberinto del corazón

Abejas

Cuando llegó a la entrada de un gran pasillo, el cual se unía a muchos más pasillos en todas direcciones, pensó en las palabras de la nota. 

_ Encuentra la salida del Laberinto _ y trato de analizar hacia dónde ir, pero el lugar parecía tener paredes en espejo, ya que todos los pasillos se veían iguales. _ Si me adentro mucho corro el riesgo de perderme en este lugar y tardaría aún más en encontrar la salida, o en que me encuentren a mí _ volvió a pensar _ Pero, debo encontrar una salida rápido, no puedo faltar _ decidió correr el riesgo y adentrarse  para encontrar otra salida, si se sentaba a esperar, probablemente tardarían aún más. 

Luego de caminar por algún rato comienzo a ver que las paredes de laberinto se empezaban a cubrir por rosales blancos, rosados y rojos.

_ ¡Qué belleza!_ pensó al verlos _ Desearía que Maggi estuviera aquí para verlo, seguramente le encantaría _ se dijo a sí mismo.  

Al caer la noche, sus piernas estaban cansados de tanto caminar, tenía mucho hambre y frío, pero quería seguir caminando, aunque muy lentamente y topándose con más callejones sin salida de ese lugar. Al cabo de un rato, ya cansado, se sentó en un rincón a descansar, con cuidado de no pincharse con las espinas de los rosales. Por el cansancio, se quedó dormido por un momento, pero fue despertado de golpe por un fuerte zumbido y muy asustado trataba de reconocer que era y precisar de dónde venía. Parecía un enjambre de abejas. En lo profunda de la noche no lograba ver mucho, pero, pudo divisar  a lo lejos a un enjambre de abejas furiosas volando hacia él. Muy asustado, se puso de pie de un salto y comenzó a correr intentando escapar. Corría y corría de un lado al otro, doblando a la izquierda y a la derecha, encontrando más pasillos sin salida. Podía escuchar a las abejas cada vez más cerca de y no sabía qué más hacer.

De repente al llegar a un gran espacio abierto con muchas plantas y un estanque  en el centro; recordó que debía meterse al agua para escapar de ellas y sin pensarlo mucho, salto al estanque. Algunas abejas ya habían alcanzado a picarle antes de que se sumergiera. Estuvo varios segundo bajo el agua esperando que estas se alejaran, soportando un incómodo ardor en el cuello, la espalda y parte de los brazos. 

Luego de salir del agua se recostó en el suelo, y observó parte de su bazo hinchado. Luego de un momento pudo calmarse y prestar atención al lugar que lo rodeaba, era un bello jardín, como de cuento de hadas con flores y árboles, un estanque en medio e incluso un banco de piedra, que usó para descansar, al acostarse, se dio cuenta que era parecido al que él y su prometida había usado para sacar algunas fotos de la boda, hasta ese tinte romano que tenía.



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En el texto hay: vengaza, relatocorto, relatos de ficcion

Editado: 26.09.2022

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